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mientras puigdemont clama 'traición'

PSC y ERC negocian los últimos flecos del 'cupo catalán' para investir a Salvador Illa

A contrarreloj, las delegaciones de republicanos y socialistas desatan el nudo gordiano del acuerdo de investidura: qué parte del dinero que recaude la Hacienda catalana se devolverá a la caja común

Aragonés exigió a Sánchez la llave de la Hacienda catalana en su visita de esta semana pasada al Palau de la Generalitat. EP

PSC y ERC apuran las horas de julio para tratar de alcanzar un acuerdo que permita a los republicanos votar a favor de la investidura del socialista Salvador Illa como nuevo president y evitar una repetición de elecciones en octubre. Pese a que los sondeos vaticinan un descenso de ERC, que podría perder hasta 4 diputados, la cúpula negociadora de los republicanos, encabezada por Marta Rovira, pone el listón más alto y exige acuerdos que pongan en un aprieto al PSOE y que visualicen una humillación de Puigdemont y los suyos.

Al cierre de esta crónica, existe una negociación contrarreloj (el plazo dado por ERC para llegar a un acuerdo finaliza el miércoles) y mientras los republicanos ralentizan el pacto exigiendo un 'cupo catalán' diferenciado del resto de comunidades, los socialistas tratan de reconducir este tema en la mesa. Por si acaso, Junts ha comenzado un ataque directo al corazón de ERC intentando comprar a sus cargos, mientras en algunos círculos se daba por hecho el anuncio del acuerdo entre ERC y el PSC "en las próximas horas”.

Las conversaciones entre ERC y PSC para el pacto sobre Illa no están cerradas del todo. El PSC cree que en pocas sesiones se puede redondear un acuerdo, pero los republicanos enfrían su entusiasmo: el pacto no está resuelto, sino sólo encauzado y puede descarrilar aún. Esquerra ha conseguido los últimos meses más que Convergència, Unió, PDeCAT, Junts y ERC durante los últimos 20 años. Desbloqueó traspasos pendientes, materializó nuevas competencias, hizo doblegarse al PSOE concediendo, primero, indultos y, más tarde, la ley de Amnistía e incluso logró una quita de 15.000 millones de euros de la deuda que Cataluña tiene con el FLA.

Pero a los republicanos no les basta. Necesitan la guindilla de sus pretensiones: la llamada 'cuota catalana'. Se trata de la llamada carpeta de la financiación. A sólo tres días de finalizar el plazo impuesto por Marta Rovira para llegar a un acuerdo, se negocia con frenesí ante la falta de avance en los últimos días. Los republicanos quieren sacar provecho de esta carpeta y humillar a sus oponentes: tanto a los socialistas, haciéndoles reconocer que conceden una financiación singular fuera del proyecto común de las demás comunidades autónomas, y, de rebote a Carles Puigdemont, restregándole por la cara que han conseguido el 'cupo catalán'.

Socialistas y republicanos parten de una base en el tema de la financiación: los primeros están dispuestos a conceder que Cataluña puede recaudar todos los impuestos de la comunidad, pero se ha de hacer a través de un consorcio formado al 50% por la Hacienda Española y por la Agencia Tributaria Catalana (ATC). Y también están dispuestos a transigir con el hecho de que sea la ATC la que gestione ese Consorcio, por lo que el Govern sería quien mande en el grifo. Pero el problema está en decidir qué parte de dinero se queda en Cataluña y qué parte se envía a Madrid.

Fuentes republicanas reconocen a El Confidencial que "no queremos recaudar en nombre de España, sino que queremos recaudar en nombre propio. No somos una sucursal de la Hacienda española, por lo que intentaremos que el instrumento no sea un consorcio, como ofrecen los socialistas". Los socialistas, por su parte, son conscientes de que tienen un problema si desde las otras comunidades se percibe trato de favor hacia Cataluña. "Hemos de hacer encaje de bolillos, pero creemos que hay soluciones en el Estatuto para justificarlo. Y como la norma lo permite, podemos presentar el pacto sin miedo ante las demás comunidades", dicen fuentes socialistas. Habrá que ver, de todos modos, cómo queda el mecanismo final.

Los últimos flecos se centran en decidir qué parte de dinero que recaude la Hacienda catalana se queda en Cataluña y qué se envía a Madrid

La situación política es complicada. Rovira trabaja al margen de las trifulcas internas de ERC, el partido clave que está sumido en un caos total por los problemas intestinos y el descubrimiento de una trama B interna que se ha dedicado a la guerra sucia, aparentemente con la anuencia de Marta Rovira. Pese a este caos, las distintas tribus que existen en el partido republicano han estado tendiendo puentes entre ellas para establecer una postura de mínimos respecto a la investidura en la que todos estén de acuerdo. Pero Rovira revienta cada dos por tres los intentos de fijar una postura común. Su estrategia es muy similar a la del cabeza de lista de los posconvergentes, Carles Puigdemont, empeñado en hacer descarrilar cualquier pacto que haga president a Salvador Illa.

Comprar a dirigentes de ERC

Tanto es así que los principales barones de Junts recibieron la orden de interferir en el proceso interno de ERC, algo inaudito y que ha despertado la cólera de algunos dirigentes republicanos, alarmados al ver a los dirigentes de Junts sembrar cizaña en casa de ERC. Ha habido contactos telefónicos y personales en este sentido entre cargos de Junts y militantes destacados de Esquerra. Una de las medidas que se quieren conseguir es que al menos uno de los veinte diputados de ERC vote no a la investidura de Illa. Si ello ocurre, el nuevo tripartito obtendría 67 votos a favor frente a 68 en contra y abocaría a Cataluña a unas nuevas elecciones, en las que Carles Puigdemont intentaría atraer el voto independentista como la única opción válida.

Paralelamente, el líder de JxCat y sus círculos de confianza (incluida la ANC) han lanzado una campaña de desinformaciones acusando a los socialistas de ser los causantes de la aplicación del 155 (suspensión de la autonomía) y de manifestarse junto a la extrema derecha. Unos inquietantes carteles psicodélicos con la efigie de un siniestro Salvador Illa han sido distribuidos a las plataformas amigas para que los hagan circular, en los que destacan frases del líder socialista que consideran negativas para los catalanes. Todo vale en esta guerra sin cuartel, desde fake news hasta burdas mentiras y manipulaciones de la realidad.

El gran temor de Puigdemont y de los suyos es que puede conformarse un nuevo tripartito que mantenga a los posconvergentes apartados de la esencia del poder catalán una década o más. Y están dispuestos a dejarse la piel en el camino, pero, sobre todo, a dejar la piel de los enemigos.

Todo vale en esta guerra sin cuartel, desde 'fake news' hasta burdas mentiras y manipulaciones de la realidad

Este fin de semana, Puigdemont volvió a amenazar a los republicanos que se presentará en la investidura, aun a riesgo de ser detenido. Su intención es llegar sano y salvo hasta el interior del Parlament, ya que el recorrido hasta el parque de la Ciutadella es relativamente seguro, en un coche anónimo. Luego sólo le queda entrar por un acceso secreto que no pasa los controles de seguridad de la Cámara.

Pese a todas sus amenazas, según una comunicación interna de este domingo 28 de julio de una plataforma puigdemontista a sus activistas, "todo apunta que la vuelta [de Puigdemont] será dentro de la primera quincena de agosto, cuando ERC y PSC, con la Permanente [la Comisión Permanente del Parlament, o Diputación Permanente, que se constituye este martes 30 de julio] aprovecharán para escoger día y hora de la investidura de Illa". Y luego advierte que "estaremos para acompañar al legítimo president volviendo al Parlament de Cataluña".

Los partidarios de la línea dura de ERC, por su parte, opinan que "un nuevo tripartito sería perjudicial para Cataluña. En estos momentos, se ha de priorizar el eje de independencia sí o independencia no. Vivimos en un conflicto no solucionado y darle prioridad a un frente de izquierdas es negativo. En su momento, fue bueno porque veníamos de un periodo de 23 años de gobiernos pujolistas de derechas, pero ahora no sería conveniente. Nos hemos de arriesgar a ir a nuevas elecciones y es posible que dejemos a algunos votantes por el camino, pero seguro que ganaremos otros nuevos. En otras palabras, no es el momento de renunciar a la independencia y de contemporizar con el PSOE". Pero si el tema de la financiación desencalla, este sector podría optar por apoyar el pacto. Y sería el acto final de la defunción política de Carles Puigdemont y la venganza por hurgar en las heridas internas de ERC.

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