Problemas en el paraíso hipster: la playa de los modernos de Valencia, sin chiringuitos

La Patacona es la playa de moda en Valencia y gran parte de culpa la tienen (la tenían) sus chiringuitos. El arenal, digno de Malasaña si Madrid tuviese mar, se había convertido los últimos años en un imán para jóvenes, pero este verano, con la temporada alta bien empezada, no hay ni rastro de las tumbonas, las sombrillas y las cartas que ofertaban paellas y guacamoles a escasos metros del agua, tampoco de los conciertos al caer la tarde ni de los brunch en la arena. Todo en La Patacona era carne de Instagram, pero un nubarrón ha cubierto el paraíso hipster: supuestas irregularidades cometidas por una de las empresas que optaba a las licencias de los chiringuitos ha provocado que el concurso público para la concesión de los kioskos aquí y en Port Saplaya todavía no se haya resuelto.

"Alguien pujó por muchos lotes a la vez con diferentes sociedades para, sí o sí, quedarse con las licencias. Otra empresa se dio cuenta y recurrió", explica a El Confidencial la encargada de uno de los locales icónicos de La Patacona. Ellos decidieron no presentarse al concurso de este año. El Ayuntamiento de Alboraya, limítrofe con Valencia capital por el norte, no sacó a licitación los lotes que habían venido explotando los últimos cuatro años y decidieron no pujar por otros. Además, el Consistorio endureció las condiciones y ya no les compensaba. Sin embargo, sostiene, otros establecimientos optaron por hacer lo que hiciese falta por conseguir una licencia.

"Han limitado las sombrillas, el horario, la música… El Ayuntamiento ha sido estricto de más, pero hay quien ha presentado ofertas supereconómicas para quedárselos a toda costa", señalan las mismas voces. Hasta ahora, explican en este local, los hosteleros no habían tenido ningún tipo de problema, ni se había producido algo parecido. De hecho, como reconocía la responsable de La Más Bonita, otro de los emblemas del arenal, en un reportaje publicado por El Confidencial en el verano de 2022, el Ayuntamiento de Alboraya, gobernado por el PSOE, era más flexible con las licencias que Valencia capital y resultaba más fácil y cómodo para los hosteleros trabajar con ellos.

Fuentes municipales confirman a El Confidencial que la tardanza en resolver el concurso está motivada por la supuesta irregularidad cometida por una empresa. "Se abrió un proceso de licitación y justo antes de abrir los primeros sobres, se observaron irregularidades. Hubo un empresario que había incumplido las bases presentándose con diferentes empresas y eso es completamente ilegal", explican en el Consistorio. El Ayuntamiento decidió enviar el expediente al Consejo Jurídico Consultivo de la Generalitat para saber cómo actuar y eso retrasó el trámite. "La mala praxis ha hecho que ellos mismos se perjudiquen entre ellos", defienden en el Ayuntamiento.

Según los pliegos de la licitación, las empresas tenían la opción de presentar ofertas por uno, varios o todos los lotes, pero un mismo licitador solo podía "ser adjudicatario de un máximo de dos". De ahí la triquiñuela de una de las firmas. El Ayuntamiento sacó a concurso un total de siete lotes, entre los ofertados para La Patacona, cinco, y Port Saplaya, dos, por un valor estimado total de 303.099 euros. Los más caros, con un valor de 53.806, son los del primer arenal, todos con posibilidad de instalar hamacas y sombrillas y con aseo público conectado a la red municipal de alcantarillado.

En condiciones normales, los chiringuitos en La Patacona habrían estrenado la temporada el 15 de mayo. Además, el buen clima valenciano les permite alargarla hasta el 15 de octubre. Sin embargo, este año, si las previsiones del Ayuntamiento se cumplen y no hay ningún otro contratiempo, arrancarán el 15 de julio. Es decir, dos meses menos de actividad. El proceso de licitación se encuentra ahora en fase de exposición pública. Si no hay ninguna nueva reclamación, como confían en el Consistorio, todo se podría solucionar en un puñado de días.

La vida sigue

A la espera de que se resuelva el lío de los chiringuitos, la polémica no parece salpicar al resto de establecimientos. La afluencia de visitantes es similar "o incluso mayor" al año pasado, según explican en La Casa de la Mar. El local, sitio de peregrinaje para los amantes de la música, con una amplísima oferta de actuaciones en directo, no depende de los que van a pasar el día a la playa. El diagnóstico es parecido en muchos otros sitios, aunque la salud del negocio sí que esté sujeto al volumen de turistas y veraneantes.

"A ver, el ambiente no es el mismo", reconocen en Mediterranean Surf ―sí, en Valencia se puede hacer surf―, "pero lo cierto es que no nos afecta". La escuela sigue a pleno rendimiento con los cursos de verano. Una parte importante de sus clientes son niños, también turistas y locales que quieren aprender a deslizarse sobre una tabla, y que no haya chiringuitos no les ha supuesto ningún perjuicio. Tampoco en la Horchatería L'Obrador de Bou, con una oferta que incluye propuestas ecológicas y uno de esos locales dignos de Instagram.