Ni el FIB es lo que fue ni nosotros tampoco: auge y caída del prestigioso festival valenciano
Al borde la treintena, el Festival Internacional de Benicàssim se asienta como un macroevento distinto al de los días de gloria. Ya no hay artistas de primer orden, pero sí 130.000 asistentes abarrotándolo
La tarde del domingo 10 de agosto de 1997, momentos antes de arrancar la última jornada de conciertos, el promotor José Morán declaró en una rueda de prensa que el III Festival Internacional de Benicàssim estaba siendo un éxito. Las 17.000 entradas vendidas suponían el primer sold out del evento que dirigía junto a su hermano Miguel, y aún aguardaba un notable colofón de grupos por aparecer, encabezado por los británicos Blur.
Apenas horas después de aquella comparecencia, los nubarrones inflados de agua y las rachas de viento tomaron la comarca de La Plana aplazando la música hasta las diez de la noche, momento en que la organización decidió reanudar las actuaciones. Lo acontecido posteriormente es historia del festivalismo valenciano: mientras los escoceses Urusei Yatsura rasgaban guitarras bajo un aguacero huracanado, que entonces nadie llamó ciclogénesis explosiva, el escenario Maravillas colapsaba. No hubo heridos y ni tampoco más conciertos dominicales: Luna, Pavement, Veruca Salt y Blur se marcharon sin disfrutar su baño de masas.
Pese al incidente, aún recordado en las tertulias de los indies pioneros, Morán acertó. Aquella lluvia disruptiva fue un buen augurio. Comenzaba la edad de oro del FIB. De los casi 30 años de existencia del festival, Joan Vich vivió 25 desde sus entrañas. Fue camarero, coordinador de prensa, responsable de contratación de artistas y codirector, hasta que en 2019 salió de allí. No ha vuelto más. "Mi relación fue laboral y emocional. Crecí allí, pero ya no soy público del FIB. Tengo 52 años y no es un entorno cómodo. No es mi idea de ocio".
El Festival Internacional de Benicàssim. (Cedida)
Más allá de los vagos ejercicios de historia comparada, las guerras generacionales vacías de análisis, y las filias identitarias de cada cual, el que fuera director del gran acontecimiento musical de la Comunidad Valenciana durante dos décadas "no hablaría de decadencia del rock y de la música indie, sino más bien de la adaptación al contexto de cada momento.
La gente se expresa desde la nostalgia, y no solo desde la nostalgia de aquellos carteles, que eran espectaculares, sino también desde la nostalgia de su juventud. En el libro que publiqué en 2022 Aquí vivía yo. Una crónica emocional de mis 25 años en el FIB hay una frase que resume esto: cuando la gente me decía que el FIB ya no es lo que era, yo respondía que ellos tampoco".
La promotora valenciana The Music Republic compró el FIB en 2019. Poseen además el Viña Rock, Arenal Sound, Festival de Les Arts, Granada Sound, Interestelar Sevilla o Love The 90s, entre otros. En 2023, la empresa fue adquirida por el fondo de inversión estadounidense Providence, y el pasado junio cambió de manos, esta vez tras la compra del fondo KKR.
"Que el FIB ahora tenga esas cifras de asistencia demuestra que los actuales gestores han entendido el modelo de negocio que podía funcionar. Es un contexto de festivales muy diferente al que surgió a finales de los años 90. Hoy sería inviable un FIB como el de aquellos años en un lugar como Benicàssim, necesitaría una infraestructura de gran ciudad", incide Vich.
En el FIB, la gente se expresa desde la nostalgia. (Cedida)
El periodista valenciano Carlos Pérez de Ziriza ha visto desfilar por los escenarios del FIB a The Jesus & Mary Chain en el 1996, Björk en el 98, The Jon Spencer Blues Explosion en 1999, Primal Scream en el 2000, The Avalanches, PJ Harvey y Belle & Sebastian en 2001, The Cure en 2002, Blur y Moby en 2003, Brian Wilson y Lou Reed en el 2004, Oasis en 2005, Morrissey y The Strokes en 2006, Amy Winehouse en 2007, Leonard Cohen en 2008, The Killers en el 2009, Portishead y Arcade Fire en 2011, Bob Dylan en el 2012, Public Enemy en 2015 o The Weeknd en el 2017.
Los cabeza de cartel de la actual edición son The Libertines y Black Eyed Peas. Los del pasado año fueron The Offspring y Franz Ferdinand. En 2022, la primera línea la formaron Kasabian y Two Door Cinema Club. "Es un festival tan distinto que lo único que conserva es el logo y el nombre. Establecer comparaciones con la fase previa a 2020, cosa que algunos hacen, en un ejercicio estéril, que solo puede conducir a una frustración innecesaria".
La historia del FIB
Si tuviéramos que periodizar la historia del Festival Internacional de Benicàssim desde su origen hasta la actualidad, encontraríamos puntos de inflexión incuestionables en los cambios de dueño y de dirección artística, instantes de ruptura tras los giros en su política de contratación, y momentos fatídicos y cumbre dependiendo del número de abonos vendidos y de la relevancia mundial de sus cabezas de cartel anuales.
Tras 25 años cubriendo el macrofestival, Pérez de Ziriza entiende que "el primer desarrollo abarcaría desde 1995 hasta 2002, que es su primer sold out en el nuevo recinto con la visita de Radiohead: ahí tocan su primer techo. El esplendor llegaría entre el 2002 y el 2009, aproximadamente. Tras la venta del festival al promotor inglés Vince Power por parte de los hermanos Morán, a finales de 2009, entra en una fase de dudas y cierta indefinición programática.
Acaban estando demasiado pendientes del público británico, alejándose también de su imbricación en el pueblo (sin actividades paralelas en sus calles, sin un periódico diario propio, que era una nota distintiva de sus primeros años que casi nadie reivindica), aunque con ediciones aún brillantes como la de 2011 y la de 2015. La decadencia para mí fue ya en los últimos años antes de la pandemia, diría que 2018 y 2019, sobre todo, que me parece la edición más floja del FIB tal y como lo conocíamos, aunque parece que fue más por motivos presupuestarios que otra cosa".