"Aquí no cabe más mierda": putrefacción y basura en llamas, o la historia tras la apestosa huelga de A Coruña

Cuanto más suben los termómetros, peor olían unas calles atestadas de basura desde el pasado 24 de junio. No hay que buscarla en las esquinas, está en todas partes. Bolsas desparramadas o semiabiertas donde bucean gaviotas, palomas y gatos callejeros. Prácticamente, un mes con la recogida en servicios mínimos dejan una pestilencia en el asfalto que ni el viento disimula ensuciando, nunca mejor dicho, la imagen turística de una ciudad que se presenta como Faro del Atlántico trufada de eventos desde el multitudinario concierto de Luis Miguel a la Feria de las Maravillas que arranca hoy en la Ciudad Vieja.

De madrugada, la cosa empeora: contenedores en llamas de forma simultánea en distintos puntos de la urbe -casi un centenar desde el inicio de la huelga- que ya han causado daños en vehículos estacionados en la acera, escaparates comerciales y en la fachada de algún inmueble por un importe que desde el consistorio estimaron hoy en 280.000 euros.

Ha sido un mes caliente de noches agitadas para bomberos y policías, de vigilancia y tensión creciente para una huelga no amaina entre sospechas y acusaciones cruzadas; el STL (Sindicato de Trabajadores de Limpieza), absolutamente mayoritario en la plantilla, se desvincula de los actos vandálicos e insinúa que son otros quienes prenden fuego para acusarlos y elevar la presión social en su contra.

"Es que yo ya me planteo llevarme la basura a otros concellos, porque aquí ya no cabe más mierda", explica indignada Beatriz P, vecina de la Ronda de Nelle, una de las arterias que cruzan la urbe. "Para llegar a la tienda vengo haciendo rally", se queja Noelia D., dependienta de Inditex en la Plaza de Lugo, el kilómetro cero del gigante textil. "Hay que taparse la nariz, esquivar las bolsas desparramadas, a las palomas, las gaviotas y yo que sé que más bichos", explica. “Esto no es una huelga normal, es un suplicio para todos de unos pocos”, se lamenta otro vecino de más edad. Asiente la mujer que despacha pan y bollos y trata de espantar a las moscas.

El cabreo de la ciudad es mayúsculo tras casi dos décadas de conflictos laborales sucesivos con el mismo protagonista: el sindicato STL (Sindicato de Trabajadores de Limpieza) el mayoritario en la empresa concesionaria en la recogida de residuos en A Coruña desde hace más de una década que es PreZero (antes Cespa).

"Hay que taparse la nariz, esquivar las bolsas desparramadas, a las palomas, las gaviotas y yo que sé que más bichos"

Los líderes de esta organización están siendo investigados judicialmente por presunta corrupción desde febrero del 2023. Entre otras cosas, se les imputa el presunto cobro de comisiones ilícitas a cambio de un puesto de trabajo, blanqueo, fraude a la Seguridad Social y otras prácticas mafiosas con el foco puesto en su líder, Miguel Ángel Sánchez, que además de presidir el Comité de Empresa es el secretario general de su propio sindicato, hecho a su medida en 2008. Sánchez está más que bregado en el conflicto, domina a la plantilla y es especialista en tensionar a la Administración para doblegarla.

La plantilla de PreZero ha convocado más de 20 huelgas y paros y se ha enfrentado a Gobiernos locales de todo signo, del PP al PSOE pasando por las Mareas. Este último conflicto se desencadenó a raíz del convenio colectivo y, entre otras cosas, la parte social exige que se retiren los expedientes sancionadores abiertos contra varios empleados y amenaza con transformar su paro en indefinido a partir del domingo 28. "No nos pueden pedir que pongamos fin a la huelga con 80 expedientes abiertos a los trabajadores. Que cumplan el convenio y esto se acaba", justificó uno de los portavoces de STL. El Gobierno coruñés afirma que no lo hará.

"Huelga salvaje con malas artes"

"Se acabó", proclamó tajante la alcaldesa Inés Rey, que cargó las tintas contra la organización sindical que lleva meses echándole un pulso a la regidora socialista. "Ni más cesiones, ni más chantajes, ni extorsión a la ciudad". "Llevamos 18 años sometidos a un sindicato con malas artes, con huelgas salvajes para doblegar la voluntad de las Administraciones Públicas y de las empresas. Defiendo los derechos de los trabajadores, pero esto no es una huelga al uso", sentenció Rey.

Ayer rubricó el decreto para declarar la emergencia sanitaria en la ciudad, activa desde las 15:41 horas de este lunes. Esta vez, el Ayuntamiento coruñés sí cuenta con el respaldo de la Xunta de Galicia. "Toda la colaboración por nuestra parte para que se resuelva", manifestó el popular Diego Calvo, que sustituyó a Alfonso Rueda en la presidencia del Consello autonómico.

Esta vía extraordinaria permite a la Administración local recurrir a la contratación de otra empresa, puenteando a la concesionaria que ha sido incapaz de desbloquear el conflicto laboral, para ir retirando las toneladas de basura acumuladas "y garantizar la salud pública y la salubridad ante el incumplimiento del contrato de recogida".

Sin embargo, las tareas de limpieza no comenzarán de inmediato. Las compañías interesadas tienen que acreditar que disponen del material y los medios (al menos 13 vehículos y más de 30 operarios), presentar su oferta y formalizar el contrato antes de meterse en faena así que la limpieza de A Coruña no se retomará, como pronto, hasta pasado el jueves 25, Día de Galicia y festivo autonómico. Tendrá, explicó la alcaldesa, "duración indeterminada", hasta vaciar las papeleras y contenedores de los diez distritos en los que se divide una ciudad con 245.000 habitantes.

Huelga encubierta en 2022

Rey avanzó que una Comisión de Seguimiento de la Emergencia hará una evaluación diaria de una huelga en el servicio de recogida de basuras que ha desesperado (otra vez) a sus vecinos.

No es la primera vez que A Coruña vive una alerta sanitaria por acumulación de basuras. En 2022, una huelga encubierta protagonizada por el mismo sindicato tuvo a la ciudad en jaque durante 40 días hasta que se declaró la emergencia e intervino Tragsa (la empresa pública) para limpiar la ciudad.