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según la previsión del pniec

España no tiene ni el 10% de los cargadores eléctricos que necesita para 2030

Nuestro país está muy lejos de conseguir los objetivos de instalación de cargadores eléctricos. Entre las causas pesan especialmente la burocracia y los plazos de instalación

Imagen: Unsplash.

España batió en 2023 su propio récord: a finales de año, ya contaba con 30.372 puntos de recarga de vehículos eléctricos. El aumento es más que significativo, especialmente si tenemos en cuenta que, en 2022, el parque apenas era de 5.741, según el Alternativa Fuels Observatory.

Pero no tan deprisa. ¿De verdad es esta una buena cifra? Al fin y al cabo, es lógico que cada vez haya más cargadores, ¿no? ¿Hay algún parámetro con el que podamos compararnos? En realidad, sí que lo hay: el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2023 (Pniec), y ahí es donde nuestro país tiene que agachar las orejas. La previsión era que, de cara al año 2030, España contara con 340.000 puntos de recarga, con lo que, a día de hoy, no llegamos ni al 10%. Es verdad que aún quedan seis años por delante, pero lo cierto es que ni siquiera alcanzamos el 50% de los 70.000 puntos que deberíamos tener instalados a estas alturas para cumplir con el objetivo de finales de una década.

Los motivos tras la escasez

Vistas las cifras, ¿a qué se debe que España no solo no está consiguiendo sus objetivos de instalación de puntos de recarga, sino que, de hecho, esté a muchísima distancia de hacerlo? Lo cierto es que los motivos son diversos y multifactoriales.

1.- Demanda (real) de vehículos eléctricos

Hace años que tanto las instituciones públicas como los propios fabricantes llevan promocionando las virtudes del vehículo eléctrico. Ahora bien, ¿de verdad está respondiendo el mercado a este potencial?

De nuevo, las estadísticas en bruto pueden confundirnos. España es el sexto país de la UE con más turismo eléctricos matriculados en 2022, con 118.100 ejemplares, según la EAFO. Ahora bien, si lo miramos con perspectiva, la cifra ya no es tan abultada. En realidad, nuestro país es el segundo de la UE que, proporcionalmente, menos ha optado por este tipo de vehículos frente al total, tan solo por delante de Grecia, tal y como referencia la ICCT.

2.- Precios y ayudas públicas

Todos los países de la UE siempre tuvieron claro que, si querían impulsar la compra de vehículos eléctricos, debían incentivar esa decisión, bien fuera con ayudas públicas, desgravaciones, bajadas de precio, etc. Sin embargo, el informe eReadiness 2023, elaborado por PwC el año pasado, afirma que estas ayudas no están siendo efectivas.

Para empezar, el 32% de los encuestados se muestra escéptico ante este tipo de vehículos. Pero es que, además, el 62% asegura que los largos tiempos de carga, la falta de puntos públicos de recarga y la autonomía limitada dificultan que puedan decidirse a comprar uno. Como vemos, no hay más cargadores porque no hay más coches... y viceversa.

3.- Burocracia y plazos de instalación

Hay un tercer factor que también puede explicar el estancamiento de los puntos de recarga: la burocracia asociada. "Desde que un instalador pide colocar un punto de recarga hasta que este se encuentra operativo, pueden transcurrir más de dos años", nos cuentan desde Foro Mercado Libre. El recorrido es complejo: La petición de la acometida eléctrica se puede prolongar por un periodo de tres a cuatro meses; las autorizaciones previas provinciales, otros tres meses; las autorizaciones a distintos organismos públicos como comunidades autónomas, confederaciones hidrográficas, Patrimonio o vías pecuarias, entre otros, entre cuatro y diez meses; y, por último, las autorizaciones locales (un mes), legalización en industria (un mes), licencia de actividad económica del Ayuntamiento (un mes) y realización del entronque (dos meses), según las estimaciones del Barómetro de la Electromovilidad de la patronal Anfac correspondiente al cierre de 2023.

El lugar de instalación del punto de recarga también es importante. "En el caso de autovías u otras carreteras, la mayor parte de los trámites pasan por el Ministerio de Transportes y las Diputaciones, mientras que, si la ubicación se encuentra en ciudades o localidades, intervienen además las autoridades locales. Una buena muestra de la tardanza burocrática es que el número de puntos de recarga fuera de servicio alcanza los 8.645", afirman desde Foro Mercado Libre.

Imagen: Unsplash.

De hecho, "la demora se incrementa con los puntos de carga ultrarrápida (superior o igual a 150 kW). Actualmente, España dispone de 2.103 puntos de esta potencia, lo que representa apenas el 6,5% de la red total. El progreso de esta red es fundamental tanto para acercar los tiempos de recarga a los de repostaje de los vehículos de combustión como para facilitar el desempeño de la actividad para los vehículos de mercancías o pasajeros".

Por último, a todos estos pasos hay que sumar "otros trámites más complejos en los puntos ultrarrápidos, ya que se deben incluir equipos de transformación de energía o modificar la infraestructura de la distribuidora eléctrica. También se piden trámites exclusivos como el permiso de puesta en marcha que puede tardar tres meses en obtenerse, el de estudio de aprovisionamiento de potencia de la distribuidora que se dilata hasta dos meses o el de la delegación de Industria autonómica que supondría seis meses más", añaden.

Como vemos, el entorno es complejo y la solución no parece sencilla. Es evidente que España quiere impulsar la movilidad eléctrica, pero la demanda del mercado, las infraestructuras y la burocracia no parecen acompañar ese deseo de igual modo. En los próximos años veremos si nuestro país corrige el déficit que se ha marcado para 2030.

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