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Conservación de la biodiversidad

Un chiringuito de playa, dos turistas belgas y una tortuga marina en Torrevieja

Las tortugas marinas acuden a las playas del Mediterráneo para criar debido al cambio climático. El problema es que llegan en pleno verano, cuando están repletas de turistas ¿cómo podemos ayudarlas? Aquí un ejemplo

Las tortugas marinas buscan refugio en las playas del Mediterráneo: debemos ayudarlas (EFE/BBC Worlwide)

El ‘Pura Vida’ es uno de los chiringuitos más populares de Torrevieja. Está situado en la playa de La Mata, que con sus más de dos kilómetros de longitud es la mayor de esta turística localidad alicantina, y también una de las más concurridas estos días. En la madrugada del pasado lunes, una pareja de turistas belgas que se encontraba en las inmediaciones acudió a la barra para informar que acababan de ver a una gran tortuga salir del mar y adentrarse en la arena para excavar un agujero.

El animal, un ejemplar de tortuga boba de buen tamaño, llevaba allí un buen tiempo fuera del agua cuando, desde el chiringuito y siguiendo las instrucciones dadas por el Ayuntamiento, tomaron la decisión que iba a propiciar que esta historia acabase bien: llamar al 112. Una vez realizada la llamada, y tras dar parte de lo que allí estaba ocurriendo, se activó el protocolo dispuesto ante este tipo de situaciones. Lo que sucedió a continuación demuestra hasta qué punto, gracias a la colaboración de todos, es posible compatibilizar la actividad turística con la conservación de la naturaleza.

Al poco de llamar al 112 se personó en el chiringuito una patrulla de la policía local que, tras hablar con los turistas belgas y ser conducidos hasta las proximidades del lugar donde estaba la tortuga, procedió a establecer el adecuado perímetro de seguridad. A todo esto la tortuga, que en ningún momento se sintió acosada porque nadie se acercó a molestarla, seguía a lo suyo: poner huevos en el agujero que había excavado en la arena.

Cadena de colaboración

Desde el 112 llamaron al profesor Jesús Tomás, investigador de la Universidad de Valencia, quien coordina junto a la Conselleria de Medio Ambiente de la Generalitat el programa de seguimiento y control de nidificación de tortugas marinas en el litoral valenciano. Éste a su vez llamó a Juan Antonio Pujol, doctor en biología por la Universidad de Murcia y biólogo municipal del Ayuntamiento de Torrevieja quien, tal y como comenta en conversación con este diario, tardó apenas unos minutos en personarse en el lugar. Eso también fue determinante.

Una tortuga marina sobre la arena antes de realizar su puesta (EFE/TIMSC)

“Cuando sonó el teléfono en plena madrugada no tuve dudas: ya están aquí”. Hacía unos días que este experto venía comentando con sus compañeros su extrañeza ante la falta de avisos. “Las tortugas llevan más de veinte años anidando en las playas del mediterráneo español. En 2023 se batieron todos los récords al detectarse 29 nidos, pero este año íbamos muy retrasados, aunque la cosa ha empezado a coger buen ritmo”.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) informaba esta misma semana que este año se había registrado la actividad de al menos seis hembras en la Comunidad Valenciana, Cataluña, Murcia, Andalucía y Baleares, algunas de las cuales ya habían visitado las playas españolas en años anteriores. De todas ellas, tres consiguieron hacer nido: dos en la Comunidad Valenciana y uno en Cataluña. Desde el proyecto InGeNi-Caretta ya se avanzaba estos días que “cabe esperar que la actividad de nidificación aumente durante este mes de julio, al incrementar la temperatura del agua de mar”. Como así está ocurriendo.

En busca de aguas frías

¿Qué por qué están produciéndose tantas puestas en nuestra costa mediterránea? Para Juan Antonio Pujol la respuesta está en el cambio climático. “La evidencia científica demuestra que en Florida y Cabo Verde, sus zonas habituales de puesta, están aumentando mucho las temperaturas: tanto del agua como de la arena”. Y ocurre que cuando las temperaturas son muy altas los huevos dan principalmente hembras.

Crías de tortuga boba (Caretta caretta) EFE/Parques Nacionales

Las tortugas bobas están colonizando nuestras costas para producir machos. “De momento este año llevamos cinco puestas: una en Tarragona, otra en Denia, dos en los Arenales del Sol, en Elche, y ésta de Torrevieja. Pero no me cabe ninguna duda de que muy pronto vamos a tener noticias de más puestas”.

Mientras tanto, volvamos a la escena de la madrugada del pasado lunes en la playa de La Mata para conocer mejor este caso de éxito. A esas horas la playa estaba vacía y tranquila “importante: muy importante” señala Pujol. “Lo de que las tortugas solo crían en playas vírgenes es un mito: en realidad pueden poner en cualquier playa, no les importa dónde, incluso han llegado a intentarlo en pleno núcleo urbano, junto al paseo marítimo y rodeadas de hamacas”.

Tareas de control de la hembra en la playa de La Mata (Ayto. Torrevieja)

Según nos cuenta este experto, lo único que buscan es oscuridad, tranquilidad y seguridad. El reloj biológico es quien marca los tiempos. Llegado el momento la tortuga se aproxima a la costa, escruta el lugar que considera apropiado y, sin atender al paisaje exterior, sale del agua. “Por eso es importante seguir el protocolo -nos comenta- y resulta tan básico contar con la colaboración ciudadana”. El ejemplo es la pareja de turistas belgas: “si se hubieran acercado a la tortuga para hacerse un ‘selfie’ no estaríamos comentando esta noticia”.

Tras la llegada de los técnicos, todavía en plena madrugada, se procedió al control y marcaje de la tortuga antes de liberarla de nuevo. Tras ello, y antes de que el animal regresase a las profundidades, el profesor Eduardo J. Belda, de la Universidad Politécnica de Valencia, equipó al animal con un pequeño radiotransmisor. Un dispositivo que, incorporado a su caparazón y sin causarle molestia, permitirá a los científicos conocer mejor sus desplazamientos y rutas migratorias para poder avanzar en la conservación de la especie.

Tortuga equipada con un radiotransmisor (REUTERS Borja Suarez)

Acabado el protocolo con la hembra, la atención se centra en el nido. “Estaba demasiado cerca del agua –nos comenta el técnico del Ayuntamiento- a tan solo cinco metros. El paso de una fuerte borrasca, como una DANA, podría anegarlo arruinando la puesta”. Además en este caso el lugar donde la tortuga puso los huevos era el más frecuentado por los bañistas, donde suelen colocar sus hamacas y clavar las sombrillas. “Había que trasladarlo”.

Salvar el nido

En ese instante entra en juego el equipo de técnicos del Oceanogràfic de Valencia: una de las instituciones más reputadas del país en la gestión del varamiento de cetáceos y las puestas de tortuga marina. En el nido de La Mata había 63 huevos: 57 se reubicaron en un emplazamiento cercano, pero mucho más seguro: el paraje natural municipal Molino del Agua, un ecosistema dunar en el que se llevan a cabo varios proyectos de restauración de la naturaleza.

El resto de la puesta, media docena de huevos, se trasladaron a una incubadora del Oceanogràfic. De ese modo se logra garantizar que al menos parte de la puesta salga adelante. “Al año de su nacimiento, cuando las tortuguitas superen el palmo, se trasladarán al mismo lugar para liberarlas al mar”, comenta Juan Antonio Pujol.

Recogida de huevos en La Mata (Ayto. Torrevieja)

El nido reubicado queda a cargo de la oenegé Xaloc, desde donde se encargan de protegerlo con una cubierta y señalar la zona. Las crías nacen aproximadamente a los dos meses de la puesta: en este caso hacia mediados de septiembre. Desde primeros de ese mes, voluntarios de esta oenegé permanecerán en turnos de día y noche junto al nido para asegurarse de que las crías recién nacidas llegaran sanas y salvas al mar. De ese modo se completa el ciclo y se cierra el protocolo.

Toda esta maquinaria, esta auténtica carrera de relevos en la que cada uno cumple su función y se coordina con el resto, tiene una pieza clave: la colaboración ciudadana. En este caso, los belgas y el ‘Pura Vida’: sin ellos, sin su discreción y su colaboración quizá ni nos habríamos enterado, y muy posiblemente el nido se habría arruinado. “Por favor, insistid en remarcarlo, pedirle a la gente que llame al 112 en cuanto vea una tortuga en la playa, y que no se acerque a ella ni la acose para sacarle fotos”, nos pide Pujol. La colaboración ciudadana es el punto de partida, el elemento básico que activará todo el protocolo.

El nido reubicado, protegido y custodiado (Ayto.Torrevieja)

Al cierre de este artículo recibimos una llamada de nuestro colaborador, “solo era para deciros que esta noche han hecho otra puesta, esta vez en La Manga del Mar Menor, en Murcia: ya llevamos media docena de nidos: seguro que vienen más”. El protocolo aguarda para ayudar a las tortugas a que, elijan el punto que elijan, sus puestas se vean aseguradas y en septiembre regresen al mar las tortuguitas.

112, es recomendable grabárselo en el móvil para dar aviso en cuanto veamos una tortuga o localicemos su rastro en la arena. Y mientras llegan los servicios de ayuda y rescate, no acercarse a ella, no hacer ruido, no enfocarla con la linterna del móvil ni hacerle fotos; tan solo alejarse y llamar al 112. De ese modo lograremos compatibilizar el turismo de sol y playa con la conservación de estos bellos animales que han decidido, para nuestra suerte, colonizar el litoral mediterráneo para intentar hacer frente al cambio climático y evitar su extinción.

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