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La UE podría variar su calendario en 2026

Cada vez más fabricantes de coches dudan sobre la implantación rápida del eléctrico en Europa

Si hace días Audi anunciaba que reestructurará su planta de Bruselas ante la caída de ventas de su Q8 e-tron, son ahora Ford y Porsche las que reconocen planes demasiado ambiciosos para el coche eléctrico en Europa. La presión sobre la UE crece

Un Audi Q8 e-tron, en una estación de recarga eléctrica ultrarrápida. (Audi)

El pasado día 10, Audi reconocía en un comunicado que "está experimentando un descenso global de los pedidos de clientes en el segmento de los vehículos eléctricos de lujo", y añadía que "esto afecta a los modelos Q8 e-tron y Q8 Sportback e-tron, que salen de la línea de producción de Bruselas". Como consecuencia de ello, continúa el anuncio oficial, "la marca de los cuatro aros está considerando el final anticipado de la producción de estos modelos en la planta de Bruselas. El Comité Ejecutivo de Audi Bruselas ha informado al Comité de Empresa sobre su intención de llevar a cabo una reestructuración de la planta". La decisión de la firma germana, publicada con una transparencia evidente, podria sonar, en cierto modo, a punto de inflexión en la estrategia de un fabricante que, sin embargo, mantiene su calendario previsto, consistente básicamente en dar carpetazo definitivo a los vehículos con motor de combustión en 2033.

Vista aérea de la fábrica de automóviles de Bruselas, donde Audi fabrica el Q8 e-tron. (Audi)

Así nos lo confirmaba durante una entrevista el pasado mes de junio José Miguel Aparicio, director general de Audi España, que preguntado sobre un posible cambio de rumbo por parte de su marca, respondía que "Audi tiene una hoja de ruta precisa, que se ha confirmado y que tiene que ver con que en 2033 daremos el salto completamente a la electromovilidad", aunque Aparicio reconocía que "de la misma manera que la marca confirma la hoja de ruta, también tiene que estar abierta a los cambios que se puedan producir en las premisas que han conducido a esa hoja de ruta, y muy específicamente al entorno regulatorio". Y anadía entonces: "nosotros lo que pedimos a ese entorno regulatorio es estabilidad, porque las decisiones hay que tomarlas a muy largo plazo. En principio, hay debate social y en los partidos políticos, pero no hay ninguna premisa diferente, y como no la hay, mantenemos nuestra hoja de ruta".

Pese a todo, muchos ven en el reciente comunicado de Audi sobre su factoría belga una primera llamada de atención, un aviso a navegantes ante lo que la propia Audi define como "descenso intensificado de la demanda específica de este segmento". El Q8 e-tron, en aquel momento bautizado sencillamente Audi e-tron, supuso el inicio de la movilidad eléctrica para la firma de Ingolstadt en 2018, y fue bien recibido por el público durante varios años; pero ahora el fabricante alemán está lanzando el Q6 e-tron, primer coche eléctrico con la moderna plataforma PPE (Premium Platform Electric) desarrollada en colaboración con Porsche, y eso parece estar afectando de forma irrevocable a las ventas del Q8 e-tron, que es más grande y pesado, menos eficiente y bastante más caro.

Las ventas de los Q8 e-tron y Q8 Sportback e-tron están cayendo, según Audi.

De hecho, el comunicado oficial de Audi es, para otros, una simple decisión industrial que en nada parece afectar a su estrategia enfocada a la electromovilidad. El propio fabricante explica varios inconvenientes concretos de la factoría de Bruselas, como la dificultad de cambiar la disposición de la planta debido a la particular ubicación de sus instalaciones de producción cerca del centro de la ciudad, los elevados costes logísticos y, como consecuencia de todo ello, unos costes finales de producción altos en comparación con otros centros. De ahí que la firma germana esté considerando el final anticipado de la producción de la serie de modelos Q8 e-tron en ese emplazamiento, cuando ha transcurrido poco más de un año desde que el e-tron se convirtiera en Q8 e-tron, coincidiendo con una profunda remodelación de este SUV eléctrico.

Unos meses de tormenta eléctrica

Con independencia de que el anuncio de Audi sobre su planta de Bruselas sea o no un toque de atención a los políticos y funcionarios europeos de la UE que desarrollan su labor a pocos kilómetros de una planta ahora en serio peligro, lo cierto es que durante los últimos meses han proliferado las declaraciones, por parte de importantes directivos del sector del automóvil en Europa, sobre la escasa velocidad de implantación del coche eléctrico en nuestro continente, aumentando las dudas sobre la viabilidad del calendario comunitario que planea prohibir la venta de coches nuevos con motor de combustión desde el 1 de enero de 2035, y elevando claramente la presión sobre los organismos comunitarios y los gobiernos de los 27 estados miembros ante la cláusula de revisión del 2026, que deberá confirmar o, en su caso, variar el calendario definitivo para la reducción de emisiones en el territorio de la UE.

Y todo apunta a que en 2026 la Unión Europea variará ligeramente el rumbo o, al menos, relajará su presión sobre los usuarios, que en mercados como el español siguen rechazando de facto el coche eléctrico como solución de movilidad masiva, y sobre los fabricantes, atrapados en una especie de callejón sin salida: muchos deberán empezar a pagar multas por emisiones en 2025, ya que venden pocos coches eléctricos pese a ofrecer una gran variedad de ellos, perjudicados por una escasez de infraestructuras de recarga de la que las marcas no tienen culpa. Nudo gordiano.

La segunda generación del Macan es solo eléctrica, y Porsche lanzará más coches sin motor de combustión.

En cualquier caso, parece que algo se mueve, y más tras los resultados de las elecciones europeas, que en muchos países han variado de manera radical el mapa político. Ursula von der Leyen, recientemente elegida para presidir el Parlamento Europeo, acaba de anunciar que propondrá una enmienda a la política europea de reducción de emisiones que permita la utilización de combustibles sintéticos sin impacto ambiental global, lo que facilitaría el uso de muchos de los vehículos hoy en circulación, que podrían emplear esos nuevos carburantes neutros en carbono sin modificación alguna en sus mecánicas, o con intervenciones técnicas mínimas.

Ford comercializa ya el nuevo Explorer eléctrico, fabricado en Colonia, y acaba de desvelar el nuevo Capri.

Una de las marcas que más está apostando por los combustibles sintéticos, Porsche, es también la última en poner de manifiesto la lentitud con que el coche coche eléctrico se implanta, pues un portavoz de la empresa alemana declaraba hace tres días a la agencia Reuters que la transición a los vehículos eléctricos "llevará más tiempo de lo que pensábamos hace cinco años", de manera que el fabricante de deportivos de Stuttgart-Zuffenhausen ya asume que no podrá cumplir su objetivo de vender un 80% de coches eléctricos en 2030. En cualquier caso, Porsche no hace un nuevo pronóstico por ahora, y seguirá con sus intensos planes de electrificación de la gama, que recientemente han dado lugar al Macan Electric y más adelante se materializarán también en sucesores totalmente eléctricos de los actuales 718 Boxster y 718 Cayman, y en un futuro Cayenne solo eléctrico.

No es la única declaración en ese sentido de las últimas semanas, porque la CEO de General Motors, Mary Barra, tambien admitía en una reciente entrevista que no podrán cumplir su objetivo, reiteradamente anunciado por el gigante estadounidense, de fabricar un millón de vehículos eléctricos antes de finalizar el 2025.

En 2023, el 12% de las ventas de Mercedes-Benz fueron vehículos eléctricos, lejos de su objetivo.

Y Marin Gjaja, director de Operaciones de Ford Model E, división de electrificación de Ford, se expresaba hace pocos días en parecidos términos durante una entrevista concedida al medio británico especializado Autocar, al reconocer que sus objetivos para el coche eléctrico en Europa habían sido "demasiado ambiciosos", y que "los clientes han votado", en referencia evidente a unas ventas de coches eléctricos que parecen estancadas pese a la agresiva apuesta de la marca del óvalo por esta tecnología, como demuestra el lanzamiento reciente de sus nuevos coches eléctricos Explorer y Capri, fabricados en la planta alemana de Colonia tras una cuantiosa inversión destinada a su transformación. "No vemos que la propulsión exclusivamente eléctrica en 2030 vaya a ser una buena opción para nuestro negocio, ni tampoco para nuestros clientes", señalaba Gjaja. Ford, que anunció en 2021 que sería una marca totalmente eléctrica en Europa a partir de 2030, estaría contemplando ir más allá de esa fecha con sus motores de combustión, potenciando incluso su gama de vehículos híbridos enchufables, un segmento que lidera desde hace años en nuestro continente con el Kuga PHEV, fabricado en su planta valenciana de Almussafes.

En parecidos términos se expresaban desde Mercedes-Benz meses atrás, pues la firma de la estrella reconocía que los vehículos eléctricos habían representado solo el 12% de sus ventas en 2023, cuando el objetivo anunciado años atrás era cerrar el 2023 con un 20% de penetración del coche eléctrico. Así las cosas, desde la marca alemana prefieren ser más cautos a partir de ahora, y estiman que la idea inicial de vender solo coches eléctricos a partir de 2030 en los mercados que tengan condiciones para ello debe dar paso a otra más realista: alcanzar un 50% de ventas de coches eléctricos en algún momento de la segunda mitad de esta década.

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