El jefe de gabinete de Donald Trump, el general John Kelly, dejará su cargo a finales de 2018 después de más de un año de roces y tensiones con el mandatario. El veterano exgeneral de cuatro estrellas —sirvió en la primera Guerra del Golfo, en 1991, y en 2003 fue desplegado en Irak— llevaba tiempo quejándose de las conspiraciones, del tribalismo y de la constante falta de coordinación hasta el punto de que habría considerado seriamente dimitir.

Kelly fue nombrado jefe de gabinete en julio de 2017 en sustitución de Reince Priebus, a quien el presidente fulminó tras acusarle de ser responsable de una serie de filtraciones. Su llegada a la Casa Blanca fue interpretada como un intento de imponer cierto orden en la caótica Administración Trump. Kelly gobernó con puño de hierro: reprimió el acceso al Despacho Oval, impidió que figuras externas pudieran llamar a la central de la Casa Blanca y tenía amplia autoridad sobre el personal.Sin embargo, la suya era una dimisión anunciada. Diecisiete meses después de haber sido nombrado, la relación entre el exgeneral y el presidente ya no se consideraba sostenible.