Cuando las portadas de videojuegos eran pequeñas obras de arte
Hace treinta años el videojuego no era la industria dominante del ocio y se podía permitir ciertas dosis de ingenuidad, como encargar portadas a artistas de
Hace treinta años el videojuego no era la industria dominante del ocio y se podía permitir ciertas dosis de ingenuidad, como encargar portadas a artistas de la ilustración para crear pequeñas obras de arte en lugar de los carteles genéricos a los que estamos acostumbrados hoy en día. En España fueron Alfonso Azpiri y Luis Royo los dos grandes nombres, pero también hubo grandes obras en el Reino Unido o en Estados Unidos en los años de Atari.
Todas ellas tenían un rasgo común: el contenido de las ilustraciones tenía que vender el juego al usuario en una época en que el realismo gráfico no existía.
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