Así funcionan los S-300, los misiles rusos que llegan a Siria
Desarrollado por la Unión Soviética a partir de los años 70 tras el mal resultado de anteriores sistemas antiaéreos en combate, el S-300 ha ido evolucionando con
Desarrollado por la Unión Soviética a partir de los años 70 tras el mal resultado de anteriores sistemas antiaéreos en combate, el S-300 ha ido evolucionando con el tiempo hasta convertirse en un sistema extremadamente letal y muy difícil de contrarrestar por un atacante. Por eso, por el buen hacer que este S-300 está dando al país eslavo, sus gobernantes han decidido desplegarlo en Siria con un objetivo claro, evitar que, como hace unos días, un misil acabe con uno de sus aviones repletos de soldados rusos.
Aunque aún no se sabe cómo se desplegarán estos armatostes, famosos por sus gigantes tubos transportados en grandes camiones, sí sabemos cómo conseguirá acabar con los misiles que amenacen objetivos rusos. El sistema contará con un centro de mando capaz de operar de forma completamente automática y que está conectado con una serie de radares especializados de los que recibe la información sobre amenazas y designa los blancos ordenando el disparo a baterías de misiles, de las que puede controlar hasta una docena cada una con cuatro misiles: 48 en total.
Respecto a su letalidad, depende del modelo desplegado, pero suelen contar con un radar de barrido electrónico capaz de cubrir simultáneamente dos sectores de 90 grados delante y detrás, y que está montado en una plataforma giratoria para ampliar este ángulo. Para evitar las interferencias por parte de equipos de guerra electrónica cambia de frecuencias continuamente y de forma automática. Debido a su tipo y diseño puede operar durante largos periodos con gran potencia sin recalentarse y tiene una elevada resolución y escasa pérdida lateral, señales no útiles que emplean los sistemas de destrucción como los misiles estadounidenses HARM para atacar estas instalaciones.
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