El día que desde su sofá decidió participar en una carrera por el Sáhara le cambió su vida. “En el desierto comprobé como muchos compañeros estaban haciendo la carrera con un motivo solidario. Aquello me gustó y me quedé con la mosca detrás de la oreja. Años más tarde participé en una carrera en Hawaii donde solo éramos 5 personas de todo el mundo y pensé: “¡Esta es la mía! Voy a hacerlo con un motivo solidario””. Así es como el madrileño Carlos Llano, un trabajador de banca y corredor de algunas de las pruebas más extremas del mundo, comenzó su idilio con África. “El proyecto al que apoyar me daba un poco igual, pero debía cumplir dos requisitos: estar relacionado con los niños, porque me encantan, y con África, lugar totalmente desconocido para mí en ese momento”.

Buscó por internet diferentes opciones y la única condición que les ponía era que le dejaran viajar con ellos. “Si iba a estar un año difundiendo y recaudando recursos para ellos quería vivir de primera mano todo aquello. En el proyecto WendBeNeDo, en Burkina Faso, en seguida me recibieron con los brazos abiertos y me facilitaron poder viajar con ellos”.

Siempre hemos escuchado que viajar a África es realmente transformador pero algo peligroso, sin embargo para Carlos “conocer y sentir el África profunda es la experiencia más maravillosa que he tenido. Allí nunca he sentido miedo, y sí mucha paz. Creo que los que somos tan afortunados de conocerlo tenemos la obligación de trasmitir el amor y la humanidad que allí se siente”. En WendBeNeDo se atiende a mas de 600 beneficiarios enfermos de VIH, siendo mas de 340 los niños a los que se les paga la escuela, la alimentación y la medicación que pudieran necesitar.

Cuando Carlos volvió a España decidió fundar ChildhoodSmile, su propia ONG, para seguir ayudando a esos niños. “África te hace mas sensible al dolor ajeno. Hasta que no te ves sin absolutamente nada no tomas conciencia de que lo tenemos absolutamente todo. Cuando abrimos nuestro corazón a los demás y hacemos algo por ellos descubrimos una satisfacción tan profunda que es muy difícil sentirlo de otro modo”.

Carlos y un grupo de voluntarios viajan cada año a Burkina Faso para hacer un seguimiento del proyecto, llevar kilos y kilos de material y compartir momentos con los beneficiarios. En uno de sus últimos viajes fue también Dimas Frias, actual batería del conocido grupo L.A. para hacer un documental y un reportaje fotográfico que estará expuesto durante todo el mes de enero en el Centro Cultural de San Chinarro.

“No nos sentimos un ejemplo de generosidad. Cualquiera que tuviera la oportunidad de vivir tal experiencia sentiría el mismo impulso que sentimos nosotros cuando estamos allí. En la vida pocas grandes cosas podremos hacer, pero sí tenemos la posibilidad de hacer muchas cosas pequeñitas, y es muy importante que las hagamos. Sin esperar nada a cambio. Simplemente por el hecho de sumar bondad y amor a la vida. El gran cambio vendrá de la suma de millones de todos estos actos aparentemente insignificantes”.

Todo este cuento comenzó a escribirse el día que a Carlos le dio por ponerse a correr y abandonar su vida sedentaria. No sólo activó sus músculos, también su cabeza, y su corazón.