Loading...
Comentarios

-

Ha habido un error al recuperar los mensajes
Cargando mensajes...
Ha habido un error al recuperar los mensajes
Es noticia
  1. Mundo

Elecciones en Irán

Masoud 'el reformista': el candidato progresista que permite el régimen de los ayatolás

Es el único de los seis candidatos reformistas que ha sido aceptado por el Consejo de Guardianes para presentarse a estas elecciones. Su desafío ahora es convencer a un electorado que no cree en la clase política iraní

El candidato progresista a las elecciones iraníes, Masoud Pezenshkian. (EFE/EPA IRIB)

La ciudadanía iraní está llamada a las urnas este viernes tras el adelanto electoral producido por la muerte del presidente iraní, Ebrahim Raisi, tras un accidente aéreo de helicóptero. Con el fallecimiento del que se esperaba que fuese probablemente el sucesor del líder supremo de la República Islámica, Ali Jamenei, Irán ha convocado nuevas elecciones legislativas en un contexto crítico en lo económico, en política exterior y también en lo social.

Hace semanas, Jamenei anunció a los seis candidatos que han sido aceptados por el Consejo de Guardianes para presentarse a estos comicios. Como era de esperar, la gran mayoría de ellos mantienen una línea política ultraconservadora, pero uno de ellos ha destacado, precisamente, por lo contrario. Se trata del reformista Masoud Pezenshkian, un candidato que ha sorprendido justamente por presentar una hoja de ruta marcada por el reformismo, sobre todo en cuestiones sociales y económicas.

El Consejo de Guardianes, cuyos 6 de sus 12 miembros son elegidos directamente por Jamenei, tiene la labor de aceptar o rechazar a cualquier candidato que se presente a las elecciones. Este Consejo solo permite la candidatura de aquellos que mantienen una ideología conservadora, afín al régimen islamista, por lo que, que hayan aceptado la candidatura de Pezenshkian ha sido, cuanto menos, sorprendente. De hecho, este Organismo ya dejó fuera su candidatura en el año 2013, precisamente por sus medidas reformistas.

A pesar de su línea política, uno de los motivos por los que el Consejo habría aceptado esta vez la candidatura de Pazenshkian habría sido como respuesta a las amenazas de boicot en las elecciones si no dejaban presentarse a ningún candidato progresista. Sin embargo, ser "reformista" en un contexto ahogado por la mano dura de los islamistas, implica defender la implementación de reformas en un marco profundamente conservador.

Médico de profesión, padre de tres hijos y diputado durante 20 años, Pezenshkian aborda el reto de convencer a unos votantes que ya no creen que los políticos puedan llevar a cabo reformas que mejoren la vida de los iraníes. Más aún en un momento en el que el electorado más joven, sobre todo de las zonas rurales, está cada vez más alejado de la política.

Progresismo en el régimen de los ayatolás

Aunque este candidato apoyó las protestas sociales contra la muerte de Mahsa Amini - que desencadenaron protestas sociales multitudinarias bajo el Jin Jina Azadi, —Mujer, Vida o Libertad —, criticando duramente al régimen, la oposición le acusa de apoyar el uso del hijab y de estar dispuesto a “ver a Irán dividido” por los vínculos que mantiene con los azeríes. Los opositores dicen que su presencia en estas elecciones es un “papel mojado” que responde, más bien, a una estrategia que tiene que ver con el aumento de la participación, la que se prevé escasa teniendo en cuenta que en las últimas elecciones parlamentarias se registró una participación del 41%, la más baja desde la Revolución Islámica de 1979.

En este contexto, el analista especializado en Irán, Daniel Bashandeh, explica a El Confidencial que “ningún candidato lidera las causas de las últimas revueltas: el avance de derechos y la igualdad. Esto solo favorece a las candidaturas fieles al sistema político actual y al status quo. En consecuencia, no dan incentivos para que la población participe”. Afirma que las últimas protestas estaban dirigidas contra el régimen, no a favor de reformas, por lo que no existe una posibilidad de alternativa política. “Las últimas protestas reflejan las tres crisis que a día de hoy vive el sistema: generacional, económica e institucional. Y eso se verá en la participación de las próximas elecciones”.

Este analista recalca, además, que “en la República Islámica, los denominados reformistas han perdido mucha credibilidad. Principalmente, porque las presidencias reformistas no han cuestionado la estructura del sistema ni ofrecido reformas estructurales. Tampoco han mejorado en el plano de la gestión económica”.

Precisamente, la economía es una de las cuestiones que más preocupan a los iraníes. La inflación persistente - agravada por las sanciones aplicadas por Estados Unidos - el déficit presupuestario, los bajos ingresos y la corrupción gubernamental han empeorado la situación económica del país. En el caso de Irán, el PIB per cápita en 2022 fue de 3.875 €, lo que indica que sus habitantes tienen un nivel de vida bajísimo.

Ha sido en uno de los cinco debates televisivos que se han celebrado durante esta semana donde Pazenshkian ha declarado que su prioridad es “mejorar el nivel de vida de la gente”. Es en estos debates donde este candidato ha intentado demostrar su aptitud para liderar el país frente a los otros cinco perfiles conservadores que comparten hojas de ruta muy similares. Incluyendo los partidarios de la línea más dura.

“Los reformistas han perdido credibilidad porque las presidencias reformistas no han cuestionado la estructura del sistema"

Incluso con estos desafíos, este candidato ya ha conseguido ganarse al apoyo del ministro reformista de Asuntos Exteriores, Javad Zarif, además de la mayor parte del considerado como movimiento reformista. El reto ahora es ganarse el apoyo de una población desencantada que piensa que la clase política no responde a las necesidades de la población iraní.

Los favoritos de Jamenei

Sin embargo, el régimen islamista ya tiene a un favorito. El predilecto sería el actual presidente del Parlamento, ex comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria y uno de los favorecidos por Jamenei, Bagher Ghalibaf, quien sufrió una gran pérdida de apoyo en Teherán durante las elecciones parlamentarias, consideradas como una prueba de la legitimidad de la clase política gobernante. Ghalibaf también se presentó, sin éxito, a las elecciones presidenciales en los años 2005 y 2013. En 2017 se retiró en el último minuto en favor de la presidencia de Ebrahim Raisi.

Como era de esperar, su figura no está exenta de polémicas. Este político ha sido acusado de formar parte de una red de corrupción durante su mandato como alcalde en Teherán en el año 2016, según expusieron los periodistas Yashar Soltani y Saba Azarpeik, quienes fueron encarcelados tras publicar estas acusaciones.

Otro de los candidatos favoritos que se disputa la presidencia es Saeed Jalili, un político conservador miembro del Consejo de Discernimiento de Conveniencia y opositor al acuerdo nuclear, a pesar de haber sido su negociador durante el año 2007. Es una de las figuras más cercanas al Líder Supremo. De hecho, Jalili es su representante en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional.

El candidato también se ha presentado en varias ocasiones a las elecciones presidenciales iraníes, quedando tercero en el año 2013. Jalili también fue candidato en las elecciones de 2021, pero, al igual que Ghalibag, se retiró en favor de Ebrahim Raisi.

Ante esta situación, no parece que la política en Irán vaya a sufrir cambios significativos. En un país gobernado por el régimen de los ayatolás, cualquier atisbo de cambio social o reformista parece algo casi imposible. Como ocurre en otros países que tienen un sistema político basado en figuras autócratas, el sistema está elaborado de forma servicial hacia el régimen establecido. Las protestas de Mahsa Amini, entre otras, son un reflejo social del descontento de una población joven que no se siente representada por un régimen autoritario e islamista que tampoco concibe una separación de poderes.

Que cada vez haya menos personas en Irán que no quieran elegir a su futuro presidente plasma el hecho de que la sociedad no quiere formar parte de una política ya de por sí estructurada, en la que apenas tienen voz. Todos los candidatos son elegidos indirectamente por el beneplácito de Jamenei, el dirigente clerical supremo que aboga por implementar la rama más dura del chiismo. En este contexto político, esto no hace más que evidenciar la poca capacidad del pueblo iraní para elegir, por ellos mismos, a representantes políticos que puedan transformar realmente el sistema político del país.

Ver comentarios
Irán
El redactor recomienda