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Bloqueo francés mejor que europeo

La UE esquiva un escenario de bloqueo interno gracias a la derrota de Le Pen

Una victoria 'lepenista' en Francia habría dejado a la extrema derecha al borde de una minoría de bloqueo en la Unión Europea. Ese escenario queda descartado por el momento

La líder de Agrupación Nacional, en un evento en el Parlamento Europeo. (Reuters)

En Bruselas se respira con alivio. Con preocupación ante la perspectiva de una Francia bloqueada con una Asamblea Nacional completamente dividida, pero con una enorme tranquilidad ante el escenario que se ha esquivado. La movilización de la izquierda a través del Nuevo Frente Popular y de los centristas, dando al partido del presidente Emmanuel Macron un mejor resultado de lo esperado, provocaron que la extrema derecha de Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en inglés) de Marine Le Pen y Jordan Bardella haya pinchado en las legislativas y se quede sin opción de formar gobierno.

Una victoria del RN parecía el escenario más posible, y el Elíseo se había movido, en consecuencia, también en Bruselas. Por ejemplo, negociando un puesto poderoso dentro del gabinete de Ursula von der Leyen, nominada para ser de nuevo presidenta de la Comisión Europea, reservado para Alexandre Adam, el asesor de confianza de Macron. El objetivo del equipo del presidente de la República era seguir teniendo una posición de fuerza en el círculo cercano de Von der Leyen ante una cohabitación conflictiva que podía poner a prueba los nervios de muchos en París y en la capital comunitaria. Pero todo eso se ha evitado con una estrategia de movilización.

Si el RN lograba entrar en el Gobierno después de las elecciones, significaba que dos de los cuatro principales países de la Unión Europea tendrían Ejecutivos de extrema derecha. Y eso habría tenido un impacto enorme en el funcionamiento del club.

Bruselas tiene tres ejes de poder: la Comisión Europea, relativamente más independiente de las corrientes políticas nacionales; el Parlamento Europeo, que se escoge cada cinco años y que ha girado hacia la derecha, pero con un centro proeuropeo que todavía resiste; y el Consejo, donde se sientan los representantes de los Estados miembros. La inmensa mayoría de las decisiones se toman dentro del último órgano, que es la pieza crucial. No hay que olvidar que los países siguen siendo los dueños del club, que no deja de ser una Unión de Estados miembros, se toman por mayoría cualificada.

Es decir, para que algo salga adelante debe contar con el apoyo de al menos el 55% de los Estados miembros (algo que no es demasiado difícil), que deben sumar al menos el 65% de la población europea. Ese segundo factor estaba fundamentalmente destinado a garantizar que los grandes países siguieran teniendo un poder relativo a su tamaño, para evitar quedar secuestrados por Estados miembros mucho más pequeños. Pero es también eso lo que podía haber dado a la extrema derecha la llave para bloquear el funcionamiento de la Unión Europea en un escenario de victoria del RN.

La extrema derecha ya gobierna en una serie de países importantes. Lo hace en Italia desde 2022, donde el principal partido del Ejecutivo es Fratelli d’Italia (FdI) y donde otro socio de Gobierno, la Lega, se encuentra todavía más a la derecha, y también gobierna en República Checa, aunque el ejecutivo presidido por Petr Fiala también incluye a algunos partidos moderados. Hungría está gobernada por el autoritario primer ministro Viktor Orbán, y en Países Bajos el primer partido del ejecutivo es la formación del extremista Geert Wilders.

Estos Estados miembros, junto con Francia, habrían sumado el 33% de la población europea, lo que deja a todo el bloque de la extrema derecha al borde de la minoría de bloqueo. En muchos casos, Eslovaquia, donde el primer partido es el SMER, una formación que antiguamente se encontraba en la familia de los socialistas europeos, pero que ha formado Gobierno con un partido de extrema derecha, vota con el bloque de los ultraconservadores y derechistas. Contando con los votos eslovacos, este sector habría representado entonces ya el 34,11% de la población europea, quedándose a menos de un 1% de lograr la minoría de bloqueo, que se podría alcanzar en determinadas votaciones sin demasiada dificultad.

El miedo al bloqueo

Ahora este escenario ya no está sobre la mesa. Francia seguirá moviéndose dentro del sector proeuropeo del Consejo de la Unión Europea, y eso hace la vida muchísimo más fácil a los cientos de técnicos y diplomáticos que ya se veían haciendo malabarismos para sacar adelante votaciones.

En la campaña de las elecciones europeas del 9 de junio se puso el foco ante una posible ola de extrema derecha que, por la aritmética de la Eurocámara, era difícil que alcanzara su objetivo. Sin embargo, el verdadero punto de partido se ha celebrado en las legislativas francesas que Macron convocó precisamente porque sí hubo un sitio en el que la extrema derecha arrasó, como estaba previsto, que fue en Francia. Ahora, al menos por el momento, ese globo parece pinchado.

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Sin embargo, eso no significa que en Bruselas se haya descorchado champán. Alemania ya tiene un gobierno bastante paralizado debido a las divisiones internas entre socialistas (SPD), verdes y liberales (FDP), y esa fragmentación probablemente vaya a más a medida que se acerquen las elecciones federales de octubre de 2025. La perspectiva de que Francia vaya a sumarse a esa indecisión que viene viéndose en Berlín, con mucha división interna, no genera ilusión, pero es un escenario por el que todos en la capital comunitaria habrían firmado antes de que se conociera el resultado de las elecciones francesas.

De alguna manera, se ha cambiado la sombra de bloqueo que se cernía sobre Bruselas por un riesgo real de bloqueo en París, el precio a pagar para evitar que Jordan Bardella se convirtiera en primer ministro, primer escalón en la escalera que, en los planes del RN, llevaría a Marine Le Pen al Elíseo en 2027, cuando ya no se podría presentar a la reelección Macron, y también el precio de evitar que la UE se viera arrastrada a un bloqueo en muchos asuntos cruciales de la agenda europea.

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