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Turismo local en África

Es más fácil volar a Europa que al país vecino: África quiere dejar de dar la espalda a sus hermanos

Países como Sudáfrica reclaman "cielos abiertos" y un Schengen africano para potenciar el sector turístico en África entre los propios locales

La aerolínea nacional sudafricana saa reanuda sus vuelos tras un año de interrupción (REUTERS/Siphiwe Sibeko)

En una reciente feria de turismo en África, un mensaje resonaba en las reuniones y en los pasillos del evento: “Necesitamos cielos abiertos para África". Para los habitantes del continente, viajar dentro de sus fronteras es casi una odisea y, a pesar de que el turismo doméstico podría ser una de las grandes oportunidades de África, carga a sus espaldas con retos como la escasez de conexiones aéreas y el encarecimiento de los precios de los billetes. En Sudáfrica, por ejemplo, el 76% de los turistas que visitaron el país en 2023 eran africanos, pero solo un 27,8% de los viajeros que llegaron en avión eran del continente. La mayoría de turistas africanos ese año procedían de países limítrofes como Zimbabue, Mozambique o Lesoto, desde los que se puede acceder en carretera.

Los países del norte de África y del Sahel, más alejados, supusieron tan solo el 1,8% de los visitantes. “Es más fácil conectar con el resto del mundo que viajar dentro del continente”, reconoce la ministra de turismo del país, Patricia de Lille, en conversación con El Confidencial, “Necesitamos cielos abiertos para África. Me encantaría ver algo así como un espacio Schengen africano”.

Según un estudio para la Unión Africana de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), de las 1.431 conexiones posibles entre los estados miembros del bloque, solo el 19% tenía un vuelo directo semanal en 2021. Además, el 20% de los vuelos africanos operan dentro del continente. A pesar de los esfuerzos para incrementar los trayectos y las frecuencias, volar dentro de África sigue resultando difícil, tanto para los africanos como para los extranjeros.

En primer lugar, porque hay pocas aerolíneas locales y pocas conexiones. Además, todavía se arrastran los efectos de la pandemia, el precio del combustible está por las nubes y las tasas son altas. Estos factores se suman a una realidad local que fomenta el proteccionismo y reduce las oportunidades de negocios en un continente con una moneda local débil. Todo ello provoca que, en muchas ocasiones, los turistas deban pasar por un país no africano si quieren viajar entre ciertas ciudades, o que deban gastar miles de euros para hacer conexiones intra-continentales. En Europa, América u Oriente Medio, estos vuelos tienen un coste mucho menor pese a tener una duración similar.

Durante la feria de turismo Africa’s Travel Indaba, celebrada en Durban (Sudáfrica), la ministra de Obras Públicas e Infraestructura, Patricia De Lille, reconoció que una apertura aérea en África y una mayor conexión entre países al estilo europeo es muy difícil. "Aquí las personas son muy territoriales y no quieren ver la importancia del turismo", dijo la ministra y añadió que está trabajando junto con sus homólogos para mejorar la situación. De Lille concretó que, durante el evento, se reunió con los ministros y viceministros de turismo de los 26 países presentes en la feria. "Hablamos de accesibilidad aérea y, aunque también lo habíamos hablado el año pasado, en esta ocasión ha habido algunos avances. Tenemos que abrir los cielos africanos ya".

Por el momento, 38 miembros de la Unión Africana han confirmado su apoyo al proyecto Single African Air Transport Market (Mercado único africano de transporte aéreo), uno de los principales objetivos de la Agenda 2063 de la organización. Este acuerdo levantaría las restricciones de acceso al mercado para las aerolíneas y otorgaría derechos ampliados de tráfico aéreo.

Además, liberalizaría los límites de frecuencia, la capacidad de los vuelos y armonizaría las normas de seguridad y protección en la aviación. Si doce países africanos clave abrieran sus mercados y aumentaran la conectividad, se crearían 155.000 puestos de trabajo y se generarían 1,9 billones de euros adicionales para el PIB anual de esos países, según la IATA. Además, si se aplicara el plan y la frecuencia de vuelos aumentase, al menos, en un 27%, se generarían ganancias de unos 500 millones de dólares, solamente por las tarifas de pasajeros. Pese a las ventajas, sin embargo, el proyecto, a día de hoy, sigue siendo un papel mojado.

“Se acabó el tiempo de hablar. Es hora de cerrar acuerdos e implementar un sistema mejorado de acceso aéreo para África”, dice De Lille, que destaca que Sudáfrica ya está haciendo esfuerzos en este sentido, por ejemplo, ampliando el número de conexiones intercontinentales de South African Airways, participada por el estado. Además de ser líder en la apuesta por esta apertura aérea, Sudáfrica, donde el turismo supone el 6,8% del PIB, tiene el único aeropuerto del continente en la lista de los 50 con más conexiones directas del mundo –el de Johanesburgo, en el puesto 39– aunque sigue teniendo muchos problemas para volar a países de su entorno más inmediato.

“El turismo africano es crítico para nosotros. Es un mercado muy importante, pero es que además es vital para los propios africanos que viajen por África y experimenten lo que ya viven miles de occidentales”, explica a este medio Mombulelo Guliwe, CEO de Turismo de Sudáfrica. Reivindica que, eventos como el Africa’s Travel Indaba, fomentan un “sentimiento panafricano” en el sector turístico, que resulta crucial para llevar a cabo este tipo de proyectos.

¿Por qué faltan vuelos?

Según un informe de la consultora internacional Oliver Wyman, “el hecho de tener limitados los vuelos intra-africanos, junto con los altos costes, ha sido durante mucho tiempo un obstáculo para el crecimiento económico en la región”. Entre los motivos que han llevado a esta situación, la compañía destaca la existencia de “entornos regulatorios restrictivos, impuestos altos y falta de infraestructura”.

Estas condiciones, muy vinculadas a las decisiones políticas de los Estados africanos, suponen un freno para que compañías internacionales apuesten por conectar ciudades africanas, pero también hace que aerolíneas africanas tengan problemas para hacer lo mismo. “El 60% del precio de un billete se va en impuestos, a nosotros nos queda un 40% para todos los costes operativos”, lamenta Adrien Muller, directivo de la aerolínea africana Fly Namibia. En este sentido, según la IATA, "África es la región donde las tarifas aéreas son, con diferencia, más caras".

Los visados también son una traba. Según De Lille, ese carácter “territorial” de los estados del continente ha frenado el tránsito de africanos (no tanto de occidentales) entre estados vecinos, pero los experimentos que se han hecho a la hora de levantar barreras fronterizas, han sido muy positivos. En ese sentido, la ministra debatió con sus homólogos la posibilidad de instaurar exenciones de visado. Para ello citó un caso de éxito entre su país y Ghana. En el primer cuatrimestre de 2024, el número de ghaneses que visitaron Sudáfrica aumentaron un 249,4%, comparado con el mismo período del 2023, gracias a un incremento de la capacidad aérea y al levantamiento de restricciones a los visados.

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Con todo, más allá de la burocracia y la presión fiscal, existen otras muchas trabas para una mayor conectividad aérea africana. Muller, por ejemplo, destaca que “el fuel es un reto masivo” para las compañías. “El coste del combustible ha subido en todo el mundo, pero es que, además, nosotros cobramos en rands (la moneda local de Sudáfrica), pero compramos el fuel en dólares o euros, que son divisas más fuertes”, corrobora Vimla Maistry, jefa de asuntos corporativos de South African Airways.

La directiva añade también que “las distancias en África son muy grandes”, por lo que los costes acostumbran a ser mayores, incluso en viajes dentro de un mismo país. Según un estudio de Visa y Discovery, por ejemplo, los precios de los vuelos domésticos en Sudáfrica han aumentado un 54% desde 2019, a causa del incremento en las tasas y del coste del carburante.

A estos inconvenientes se suma que, aunque el tráfico aéreo africano está empezando a recuperarse tras la pandemia, los efectos de la crisis del Covid-19 todavía están muy presentes. Después de la región de Asia-Pacífico, dónde se originó la epidemia y las restricciones fueron más largas y estrictas, África fue el continente que más visitantes perdió porcentualmente en 2020, empatado con Próximo Oriente.

Según datos de la Organización Mundial del Turismo (OIT), las llegadas en avión a Asia-Pacífico bajaron un 84% respecto al 2019, un 75% en África y Próximo Oriente, un 70% en Europa y un 69% en las Américas. Después de Próximo Oriente, África fue la región con menos visitantes totales durante el primer año de pandemia, con 18 millones de personas. 52 millones menos que en 2019. En este tiempo, se perdieron múltiples rutas aéreas internas, que no se han vuelto a lanzar. Con todo, África recuperó el 92% de las llegadas anteriores a la crisis entre enero y septiembre de 2023, en comparación con el 84% del promedio mundial.

Una oportunidad por aprovechar

El margen de crecimiento para África en el ámbito de las conexiones aéreas es enorme. Según el informe de Oliver Wyman, solo 17 millones de los 177 millones de plazas en aviones que partieron de todos los puntos de África en 2022 acabaron aterrizando en un país del continente. Sin embargo, Sudáfrica contó ese mismo año con 15 millones de plazas en vuelos domésticos, por lo que “el potencial de crecimiento para los viajes a través del continente es significativo”.

Aún quedan muchas rutas por recuperar que ya existían antes de la crisis del coronavirus y se pueden crear itinerarios nuevos que, según los expertos, tienen mucho potencial. En 2022, solo existían dos vuelos directos a la semana entre Lagos (Nigeria) y Douala (Camerún), pese a que es un vuelo de 1 hora y media en uno de los corredores africanos más importantes. Un caso similar es la conexión entre Lagos y Kinshasa (Congo), dos de las ciudades más grandes de África que todavía no cuentan con vuelos directos. Ambas rutas están aún por abrir y explotar.

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