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El precio de la vida de un ser humano

Así me ofrecieron comprar un bebé por 700 euros en Facebook: estafas de la desesperación en Filipinas

Recibo una notificación en un chat de la aplicación. Una usuaria intenta venderme a un bebé desde las Islas Filipinas

Imagen de un bebé en el Hospital conmemorativo de Fabella en Manila. (EFE)

"Tenemos un bebé que nacerá en septiembre". Wella Mandi manda el mensaje en un chat de Meta (antes Facebook). La he conocido en un grupo bautizado como "orfanato" (bahay ampunan, en tagalo) con más de 750 miembros. Es uno de los varios grupos donde personas desesperadas esperan la publicación de un post de alguna presunta madre embarazada que ponga en adopción a su hijo a través de esta red social. "Puedes adoptar", continúa Mandi, cuya misión es vender a un bebé de dos semanas. El bebé estará en Filipinas.

Wella Mandi envía varias imágenes de una recién nacida de tez pálida, cubierta por una manta de algodón color turquesa. Está arropada por los brazos de su madre, en las instalaciones de un centro hospitalario. Suena una segunda notificación. También manda un retrato de los presuntos progenitores, ambos jóvenes que apenas superan los 20 años de edad, con el objetivo de que su clienta pueda tener una idea del aspecto de la niña que intenta vender. 50.000 pesos filipinos, unos 789 euros. El precio que fija por la vida de un ser humano es de casi 1.000 euros. Pero es la primera cantidad que oferta. Irá subiendo con cada servicio extra.

Si septiembre es demasiado tarde, hay otra oferta. La vendendora solicita en varias ocasiones concertar un encuentro en una zona de la parte central del archipiélago filipino con otra madre, que acaba de dar a luz. "Si estás aquí podemos vernos ahora", se ofrece, tras preguntar repetidamente mi ubicación y mi origen. Wella necesita que el solicitante sea natural de la región del Sudeste asiático (o que al menos, lo parezca) porque lo que está ofreciendo no es una adopción, sino una falsificación de una partida de nacimiento. Una vez los papeles recogieran que soy la madre oficial del bebé de otra, asegura que no habría problemas con el traslado hacia países occidentales, por ejemplo, España.

Para comenzar con los trámites da las siguientes instrucciones.

Las normas de la "adopción"

El primer paso es firmar un contrato con la madre gestante. "Firmamos un acuerdo con los padres del bebé para que no haya consecuencias", explica. "Es mejor” que los padres naturales "tengan una firma tuya".

—Después, ¿firmaría como la madre sustituta?

—No, porque tendrías el certificado de nacimiento de que es tu hijo— argumenta, dejando claro el fraude de esta partida para engañar a las autoridades administrativas.

En segundo lugar, detalla que conoce a una matrona que registraría este certificado de nacimiento. "Necesitamos un documento sellado que ponga que tú eres la madre y que es tuyo el bebé", continúa. Añade un nuevo precio: 236 euros (10.000 pesos filipinos).

Wella Mandi no es una madre gestante que ha decidido entregar a su hijo a otra familia a cambio de dinero. Su función declarada la de mediar entre las familias adoptantes y las madres embarazadas. "El precio de la matrona es diferente, los 50.000 pesos filipinos son para el intermediario".

¿Una estafa o tráfico de menores?

¿Así de fácil? Las organizaciones enfocadas en la protección de derechos del niño lo duda. y apuntan, más bien, al mundo de los timos por la desesperación. "Es posible que sea una estafa", dice Chrina Cuna-Henson, directora general de la organización no gubernamental Fundación Rohei, centrada en los derechos de los huérfanos. Ella considera que el modus operandi se parece más a un timo a familias desesperadas por adoptar a un menor de edad y que pretenden saltarse los pertinentes mecanismos habilitados.

En este tipo de engaños, parecidos a otras tantas estafas del mundo de internet, los grupos criminales utilizan tácticas que ha intentado Wella Mandi, como el envío de imágenes para que sus víctimas "piquen el anzuelo". En su catálogo disponen de "vídeos de nacimiento, retratos de mujeres embarazadas, audios con ultrasonidos" y documentos falsificados con los registros de las matronas.

El Ejecutivo del presidente Ferdinand Marcos Jr. ha reforzado el control sobre los procesos de adopción nacionales, intentando evitar casos de tráfico de menores o abusos de niños que podrían acabar en redes de trata y pornografía infantil. Filipinas interpreta como tráfico de menores todos los casos que impliquen el intercambio de "una cantidad monetaria", incluso "cuando esa cantidad se utiliza para pagar hospitalizaciones". El país filipino carece de un sistema sanitario público gratuito que garantice el derecho universal a las madres embarazadas (por cada 100.000 nacimientos hay 78 mujeres que fallecen). Los centros hospitalarios privados piden un importe de hasta 700 euros por un tratamiento médico en su tarifa básica para dar a luz a un bebé, un precio similar al que exigía esta usuaria en la aplicación.

El "bingo legal" de los menores

La necesidad obliga a que "una madre embarazada vaya a Meta y pida ayuda", continúa Cuna-Henson. Pero la partida empieza cuando "hay alguien en medio" que pacta un precio con las progenitoras solo por la tarea de asignar un "adoptante" para su menor, una cifra que ronda escasamente los 100-200 euros. "Es muy fácil vender a tu hijo porque estas madres dicen 'al menos podré darle de comer a mis otros hijos en casa y no tendrán hambre'", explica sobre la lacra de la pobreza que afecta, especialmente, a las familias numerosas.

Pese a las buenas intenciones, los agujeros del sistema empiezan cuando el país tiene "cuatro millones de niños que no están registrados" en los departamentos nacionales, asegura María Suárez, delegada de la oficina de Madrid de la agencia de adopción, Centro Kune. Esos menores es más fácil que queden expuestos a la trampa del crimen organizado.

"Están en una vida muy complicada. Sus madres a lo mejor ni siquiera les registran porque tampoco tienen el conocimiento ni la capacidad", explica la trabajadora social sobre "el bingo legal" de los niños en el país.

La necesidad obliga a que "una madre embarazada vaya a Meta y pida ayuda"

Pero, después de todo, lo que ofrece Wella Mandi no va a resultar seguramente en una opción real. Los estrictos pases de control dificultan la tarea de trasladar a un niño desde los puertos filipinos hasta los terminales occidentales. Mandi asegura que, incluso si la madre en busca de un bebé no es filipina, simplemente "habrá que esperar 6 meses porque necesitas la visa para llevártelo, pero no hay ningún problema".

En primer lugar, no sería viable por cuestiones de tiempo. "En estos momentos, Filipinas es uno de los países que más tarda [en los procesos de adopción] porque está trabajando para que los niños salgan en adopción nacional", detalla Suárez. Esto va en línea del Convenio de la Haya, que regula estos procesos y aboga porque, en última instancia, dejen de producirse las adopciones internacionales. "Eso significaría que los países se pueden hacer cargo de los niños, que tienen un sistema de servicios sociales firmes y que no es necesario que el menor salga del país", explica.

En resumen, una familia solicitante extranjera puede tardar hasta más de tres años en adoptar a un niño en Filipinas.

Meta en la intermediación

La administración de Marcos Jr. ha endurecido sus políticas creando un organismo público especializado en detener las adopciones ilegales en el archipiélago. La Autoridad Nacional del Cuidado del Niño (NACC, por sus siglas en inglés) fue creada en el año 2022 para combatir el tráfico de menores estableciendo varias normativas al respecto. Este organismo dependiente de las autoridades nacionales ya ha detectado estas prácticas ilícitas en el espacio digital recurriendo a las redes sociales. Para ello, trabajan con varios despachos como el Departamento de Información y Comunicaciones Tecnológicas, Centro Coordinado de Investigación del Cibercrimen (CICC, por sus siglas en inglés), y las propias compañías tecnológicas como Meta Filipinas.

Sobre esta colaboración, la NACC ha exigido a la empresa de Mark Zuckerberg que tome "medidas concretas sobre estas páginas y grupos que facilitan la adopción ilegal o las estafas", en respuesta a unas preguntas enviadas a este periódico. La institución está trabajando en cerrar y localizar estas comunidades que asegura tener ubicados a los "grupos públicos". Desde febrero, el organismo ha cerrado 23 grupos en Meta que fueron notificados por la Policía Nacional de Filipinas. Desde entonces, se habilitó un operativo "que detuvo a los autores y rescató a las víctimas", aunque el número de estas comunidades ha ido reduciéndose en la actualidad con hasta siete grupos en activo.

La NACC ha exigido a Meta que tome "medidas concretas sobre estas páginas y grupos que facilitan la adopción ilegal o las estafas"

Ante las preguntas de este medio, Meta solicitó conocer los datos del grupo, previsiblemente, para poder cerrarlo.

Esta usuaria ya no forma parte de esta comunidad que albergaba hasta más de 700 miembros porque ha sido cerrada, pero su chat sigue abierto. Desde un principio, el grupo era público hasta que, en menos de un mes, los integrantes se desplazaron a un chat privado titulado "queridos miembros, tenéis que saber que nuestra comunidad está en contra de nosotros".

Aunque, esta comunidad haya desaparecido sus miembros no lo han hecho. La lista de "orfanatos" sigue activa en el buscador, a la espera de su próxima oferta jugando con la vida de los más pequeños.

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