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  1. Tecnología

Proyecto pionero

Científicos inyectan isótopos radiactivos en cuernos de rinocerontes (y tienen una buena razón)

La caza furtiva ha esquilmado la población de rinocerontes en Sudáfrica hasta niveles que hacen temer por la supervivencia de la especie. Este proyecto podría ser clave para revertir la situación

Un rinoceronte, siendo liberado tras la intervención (YouTube/Universidad de Wits)

Muchos no lo saben, pero la inmensa mayoría de aeropuertos del mundo cuentan con detectores de materiales radiactivos. ¿El motivo? Principalmente, prevenir posibles ataques terroristas y evitar el tráfico de compuestos nucleares. Sin embargo, como ha demostrado un proyecto de la Unidad de Radiación y Física de la Salud (RHPU, por sus siglas en inglés) de la Universidad Witwatersrand de Johannesburgo, Sudáfrica, esta tecnología puede utilizarse para frenar el contrabando de productos extraídos de animales en peligro de extinción.

Es el caso, por ejemplo, del rinoceronte. No hay que olvidar que existe una alta demanda de sus cuernos procedente de Asia y que, para obtenerlos, es necesario matar al animal. En la práctica, este ingrediente es clave en la elaboración de diversos remedios dentro de lo que se entiende como “medicina tradicional asiática”. Sin embargo, sus efectos terapéuticos nunca han sido probados.

La caza furtiva ha llevado a una alarmante disminución de la población de rinocerontes. Según datos recientes, 499 rinocerontes fueron asesinados en Sudáfrica en 2023, lo que supone un incremento del 11 % respecto al año anterior. Actualmente, se estima que quedan aproximadamente 23.000 rinocerontes en todo el mundo, la mayoría de ellos en dicho país.

Isótopos radiactivos para salvar rinocerontes

Los científicos de la RHPU han comenzado a inyectar isótopos radioactivos en los cuernos de los rinocerontes para desalentar su caza y contrabando. El proyecto ha recibido el nombre de Rhisotope y tiene como objetivo principal dificultar su venta al hacer que su transporte internacional sea fácilmente detectable por las autoridades que gestionan los aeropuertos y puertos de todo el mundo.

James Larkin, profesor de la Universidad de Witwatersrand y líder del proyecto, explicó que cada 20 horas muere un rinoceronte en Sudáfrica debido a la caza furtiva. Más allá de como ingrediente en la medicina tradicional asiática, estos cuernos se han convertido en un símbolo de estatus, lo que ha elevado su valor en el mercado negro a cifras incluso superiores a las del oro, el platino o los diamantes.

El proceso de inyección de radioisótopos, que se ha realizado ya en 20 rinocerontes previamente sedados, consiste en realizar pequeñas perforaciones a través de las cuales inyectar diminutas dosis de material radiactivo en sus cuernos. Además, también se rocían micropuntos adicionales en la superficie.

Como es obvio, este procedimiento ha sido cuidadosamente supervisado por veterinarios para asegurar que no cause ningún daño a los rinocerontes. Los científicos aseguran que las dosis son tan bajas que no representan un riesgo para la salud de los animales ni para el medioambiente. Eso sí, su consumo es peligroso para los seres humanos, lo que se pretende que sea otro factor disuasor de su uso “terapéutico”.

Los científicos que hay tras el proyecto Rhisotope esperan incluir otras especies amenazadas en un futuro cercano. En concreto, citan a los elefantes y pangolines, que también son víctimas frecuentes de la caza furtiva.

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