La Unión Europea decidió aplicar aranceles variables de hasta el 48 % a los vehículos eléctricos procedentes de China. Una decisión motivada, fundamentalmente, por las subvenciones gubernamentales conseguidas por las marcas del país, las cuales permitían ofrecer precios muy bajos en el mercado. Algo que desde Bruselas interpretan como competencia desleal.
Estos aranceles no solo han elevado el precio de los coches eléctricos de marcas chinas, sino también de modelos diseñados por otras marcas que son fabricados en el país asiático. El mejor ejemplo de ello lo ofrece el Tesla Model 3. Además, va a complicar mucho que a España y al resto de países europeos lleguen vehículos con tanto hype como el Xiaomi SU7.
Sin embargo, la Unión Europea podría encontrarse con un problema que dificultaría la eficacia de los aranceles a los vehículos electrificados chinos. En concreto, se trata de la decisión del Gobierno de Reino Unido de no aplicar estos impuestos. Debido al acuerdo firmado con motivo del Brexit, estos automóviles podrían entrar en el territorio comunitario previo paso por Gran Bretaña aplicándose sobre ellos un arancel único del 10 %.
Una estrategia interesante
Por ejemplo, el fabricante chino BYD ha firmado recientemente un acuerdo para establecer una planta de producción en Turquía, país que disfruta de acuerdos comerciales más favorables con la UE. Esto facilitaría la exportación de vehículos eléctricos al continente europeo sin enfrentar barreras significativas. Esta firma, así como MG (cuyo origen es británico, además) o cualquier otra marca china podría hacer lo mismo en Reino Unido y no pagar los aranceles.
Eso sí, para que el arancel del 10 % sea aplicable, es necesario que el 45 % o más del valor de las piezas del vehículo eléctrico procedan de Reino Unido. Así lo determina el acuerdo post-Brexit firmado entre el país británico y la Unión Europea. En este sentido, conviene recordar que la planta de Longbridge en Birmingham, operada por SAIC (propietaria de MG), ya produce una cantidad considerable de vehículos. Con la nueva política británica, es posible que se construya una segunda fábrica.
Tal y como recoge The Financial Times, Jonathan Reynolds, Secretario de Comercio del Reino Unido, no está dispuesto a seguir la política arancelaria de la Unión Europea. Así lo ha afirmado tras una reunión con sus homólogos dentro de la última cumbre del G7. En este sentido, indicó que, “si se posee una industria muy orientada a la exportación como es la británica, la decisión que se tome ha de ser la correcta para el sector”. Eso sí, dijo que estaría “vigilante” por si en el futuro era necesario modificar su estrategia.