Un hogar de reyes rodeado de naturaleza: quédate a dormir en el Castillo donde se alojó Carlos V
Entre pimentón y cerezos pasó el emperador el inicio de su jubilación antes de retirarse al Monasterio de Yuste. Ahora tú también puedes hacer lo mismo
En la región de la Vera en Extremadura, junto a los ríos Tiétar y Jerte, barrancos de agua, piscinas naturales y bosques de castaños rodean a este mágico enclave ubicado en el antiguo castillo-palacio de los Condes de Oropesa. Este edificio data del siglo XVI y aún conserva su foso y murallas torreadas originales, así como una notable galería gótica de dos pisos en el patio interior.
A día de hoy, este oasis está al alcance de plebeyos y el resto de mortales menos regios, pues pertenece a Paradores. En este castillo encontramos el Parador de Jarandilla de la Vera donde nos podremos alojar como lords y ladies rodeados de olivos, naranjos y una piscina y por fin disfrutar de la vida que nos merecemos.
Terraza del Parador de Jarandilla de la Vera (pradores.es)
En el entorno podremos deleitarnos con sus majestuosos torreones y el amplio patio de armas. Dentro, sus salones con chimenea y decoración detallada te transportarán a otra época en la que no existían los emails. Unas instalaciones en las que respirarás calma y privacidad. Un refugio que además nos puede servir de campo base para explorar diferentes paraísos naturales como el Parque Nacional de Monfragüe o la Reserva Natural Garganta de los Infiernos.
El huésped más ilustre
Primero de España y quinto de Alemania. Aquí vino a parar Carlos, el emperador y nieto de los Reyes Católicos, tras su abdicación. Harto de aquello de no ponerse el sol en su imperio, entre 1556 y 1557, el monarca hizo una pausa en su camino y pasó en este castillo sus primeros meses de jubilación lejos de la corte. Viendo las imágenes del lugar, parece que Carlos no tuvo mal ojo.