Cebrián hace de tripas corazón con la rebelión de ‘El País’: la recogida de firmas demuestra la “vitalidad” de la redacción

Al consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, no le gustó nada la noticia que le traía el director del El País, Javier Moreno: los redactores del periódico acababan de solicitar formalmente un espacio para publicar un artículo contrario a un reciente editorial donde se cuestionaba la figura de Ernesto Guevara, Che. Un hecho insólito en los 31 años de historia del diario.

Ocurría en la tarde del martes pasado. La cifra de los firmantes de la solicitud superaba los 230, lo que suponía dos terceras partes de la redacción, como adelantó ayer El Confidencial. Poco podían hacer Cebrián y Moreno más que acceder a la demanda de la revuelta, ya que los Estatutos de Redacción contemplan que, con ese porcentaje, los periodistas de plantilla tienen derecho a publicar un contra-editorial con un espacio tipográfico similar al que originó el malestar.

Las fuentes consultadas sostienen que el consejero delegado se enfadó ante Moreno, pero el director del diario hizo de la necesidad virtud y puso buena cara ante los periodistas cuando les transmitió la aceptación a sus demandas: al fin y al cabo, la recogida de firmas demostraba “la vitalidad de la redacción”.

Con el paso de las horas, la visión de la dirección cambió. “Hoy es un día de alegría”, decía ayer un alto cargo del diario al ver cómo se sumaban más periodistas a la lista de firmantes. De hecho, ninguna redacción de un periódico español –ni, al parecer, europeo- ha conseguido publicar un editorial contrario a otro de la empresa editora.

Una vez logrado el plácet, la redacción de El País se puso manos a la obra para escribir el artículo. En teoría iba a salir en defensa del Che, ese mito de la izquierda al que el editorial que provocó la revuelta define como una persona que se entregó a ese romanticismo europeo donde “la disposición a entregar la vida por las ideas esconde un propósito tenebroso: la disposición a arrebatársela a quien no las comparta”.

Una revolución que queda en nada

Pero ha sido como matar moscas a cañonazos. El contra-editorial ha aparecido publicado hoy en la sección de Cartas al Director donde, además de destacar lo establecido en el Estatuto de la Redacción, se limita decir lo siguiente:

Nada más. La toma del Palacio de Invierno, la rebelión de los redactores contra Cebrián y su línea editorial, plasmada por su protegido, José María Ridao, se ha quedado reducida a una mera cuestión de matices cromáticos. Y eso que los redactores tenían el derecho al mismo espacio tipográfico que el artículo causante de su revuelta, surgida por el temor a una derechización del diario. De ahí que Moreno estuviera ayer tan tranquilo.