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Vestidos cortos y holgados liberan la silueta femenina en París
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Vestidos cortos y holgados liberan la silueta femenina en París

El vestido, corto, trapecio, muy amplio, escotado, con tirantes o con mangas farol, promete convertirse el próximo verano en prenda indispensable, según vaticinaron el jueves las

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Vestidos cortos y holgados liberan la silueta femenina en París

El vestido, corto, trapecio, muy amplio, escotado, con tirantes o con mangas farol, promete convertirse el próximo verano en prenda indispensable, según vaticinaron el jueves las pasarelas del pret-a-porter de París. Del japonés Tsumori Chisato al belga-español José Enrique Oña Selfa, para Loewe, o la británica Stella McCartney, las versiones de esta nueva libertad dada al cuerpo femenino fueron múltiples. Incluso dentro de un mismo modisto, la idea se declinará de muy diferentes maneras, sobre la base de un tejido, una transparencia, un color o un estampado radicalmente opuestos. En cualquier caso, la del vestido holgado, capaz de perdonar cualquier centímetro sobrante, de preferencia, cierto, sobre dos bellas piernas, está en alza.

Así, los vestidos del próximo estío podrán ser enormemente vaporosos, transparentes, recogidos en varias filas de pliegues que parecen volantes, lisos, de estampados cortina o confeccionados en 'patchwork' multicolor y marinero.

Esta inclinación playera -"yachting", si se habla de pret-a-porter de lujo- que puede conllevar conchas, mariscos y adornos submarinos diversos en la decoración de un modelo, incluirá igualmente un importante papel a las rayas horizontales, marino y blanco, negro y blanco o rojo y blanco, por ejemplo.

Uno de los principales exponentes de esta corriente que pisó ya con brío las pasarelas de Nueva York fue la diseñadora japonesa Tsumori Chisato, quien añadió un optimismo particular a sus creaciones, al mezclar todo tipo de colores y motivos, pastillas y piezas, para formar en ocasiones motivos geométricos.

Su desfile, organizado en el Carrousel del Louvre, original y lleno de frescura, muy concurrido, mostró el creciente interés que despierta el trabajo de esta artista de la moda entre el público europeo.

Un público invitado a trasladarse luego a otro de los centros de la ciudad, junto al Trocadero, para descubrir otra visión de la misma amplitud trapezoidal, la de José Enrique Oña Selfa en su nueva colección para la firma de marroquinería de lujo ex española Loewe, actualmente dentro del numero uno del lujo mundial, el grupo francés LVMH.

La presencia de su actual propietario, el empresario y mecenas multimillonario Bernard Arnault, y de su esposa, creó esa efervescencia particular de los grandes días de desfile.

Cuando durante el inevitable retraso de al menos media hora que todo modisto que se precie debe garantizar a su público, la pasarela se convierte en lugar de encuentro y amena charla, a la espera de ser ocupada por las más bellas maniquíes del momento.

Para ese público visiblemente encantado de compartir podium con el patriarca que rige los destinos de otras grandes firmas como Dior, Kenzo o Givenchy, Oña Selfa desarrolló en abundancia el cuero dorado y plateado, en todo tipo de prendas y accesorios, como el bolso, de cuyas asas habrá que prescindir por completo, sea cual sea su tamaño, para servir al mejor estilo Loewe.

Sin abandonar el cuero y el ante característicos de la casa, el verano 2006 de la firma se ofrecerá al tejido, aunque a menudo combinado con prendas de piel.

Más allá del auge de dorados, plateados, lamés, lurex y otras texturas metalizadas, el blanco, como en numerosas pasarelas de Nueva York, reinó también sobre las de París, incluida la de José Enrique Oña Selfa, quien creó su colección en gran parte para las grandes ocasiones.

En cuanto al amplio vestido, la versión satinada de McCartney se pegará tanto al cuerpo, bajo escotes "palabra de honor", rectos y sin tirantes, que liberará al cuerpo de la tiranía de la ropa ajustada, pero sobre todo gracias a sus enormes estampados.

El vestido, corto, trapecio, muy amplio, escotado, con tirantes o con mangas farol, promete convertirse el próximo verano en prenda indispensable, según vaticinaron el jueves las pasarelas del pret-a-porter de París. Del japonés Tsumori Chisato al belga-español José Enrique Oña Selfa, para Loewe, o la británica Stella McCartney, las versiones de esta nueva libertad dada al cuerpo femenino fueron múltiples. Incluso dentro de un mismo modisto, la idea se declinará de muy diferentes maneras, sobre la base de un tejido, una transparencia, un color o un estampado radicalmente opuestos. En cualquier caso, la del vestido holgado, capaz de perdonar cualquier centímetro sobrante, de preferencia, cierto, sobre dos bellas piernas, está en alza.

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