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Camille Claudel, un genio a la sombra de Rodin
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Camille Claudel, un genio a la sombra de Rodin

"Todos esos maravillosos dones que la naturaleza le había otorgado no han servido más que para traerle desgracia". Así hablaba el escritor y diplomático Paul Claudel

Foto: Camille Claudel, un genio a la sombra de Rodin
Camille Claudel, un genio a la sombra de Rodin

"Todos esos maravillosos dones que la naturaleza le había otorgado no han servido más que para traerle desgracia". Así hablaba el escritor y diplomático Paul Claudel de su hermana Camille (1864-1943), la escultora francesa que sufrió, a pesar del cierto respeto que se la tenía en su época, por ser tan brillante en un oficio que por la fuerza requerida se consideraba de hombres.

La artista que quedó a la sombra de su maestro y pareja durante unos años, Auguste Rodin, es ahora objeto de la primera exposición en nuestro país. Es una retrospectiva que reúne prácticamente la totalidad de su escasa producción organizada por el Museo Rodin de París y la Fundación Mapfre, en cuya sala de exposiciones en Madrid se puede contemplar hasta el 13 de enero de 2008.

Tal como reconoce una de las comisarias de la muestra, María López, se ha pretendido "separar la obra del mito sin negar el mito: fue la alumna y la amante de Rodin y juntos reemprendieron la elaboración de obras maestras". Pero López recalca que a pesar de buscar esta separación, su "historia es interesante, apasionada, por lo que hubiese sido un error esconder al personaje, por eso decidimos presentarlo para que pudiéramos juzgar la verdadera historia que esconde". Y de esta forma el comienzo de la exposición es un acercamiento a la Camille íntima a través de fotografías y correspondencia, a través de los retratos que hizo a su familia, modelos en sus comienzos, cuando no se podía permitir pagar a otros para que hicieran este trabajo y cuando no contaba todavía con estudio propio.

Tras visitar la pequeña salita que contiene estos detalles íntimos, la primera parte de la exposición incluye varios bustos de su hermano Paul con diferentes edades y dos de la propia Camille, realizados por Rodin. A continuación se pasa a la parte dedicada a la etapa en que deja de ser modelo y se convierte en discípula del afamado escultor, con el que crearía Los burgueses de Calais, para la que realizó varios estudios de las manos y otras partes del cuerpo recogidas aquí, o la estatua monumental de Balzac. Su técnica era tan parecida que aún hay obras de Rodin de las que se duda si fueron creadas por Camille.

Trágica y delicada a partes iguales

Pero la parte más jugosa de la muestra llega a partir de la tercera sala, presidida por Sakountala, la que consideraba su obra maestra. Un resumen de su poderosa producción, trágica y delicada a partes iguales, y una interpretación de una antigua leyenda hindú sobre dos amantes que finalmente se reconocen y reunen. Ese es el momento plasmado por Camille en esta escultura de arcilla que más tarde se rehizo en mármol con el nombre de Vertumno y Pomona, y, después, en bronce con el título de El abandono, en la que supuso su respuesta a El beso, obra de Rodin en la que había colaborado.

Ya al final de esa etapa junto al escultor, realizó El vals o Clotho, figuras en las que consigue desarrollar su verdadera personalidad y que la consagrarían definitivamente.

Uno de los últimos episodios de la exposición es la obra que para la mayoría de los expertos materializa su ruptura con Rodin: La edad madura, un conjunto escultórico de tres figuras que, como años después interpretaría su hermano Paul Claudel, representaban al escultor desnudo arrastrado por una vieja -Rose Beuret, la verdadera mujer de Rodin- que simboliza la muerte, mientras otra joven figura, la de Camille, implora de rodillas que no le abandone.

La escultora acabó sola y sin recursos, lo que le sumió en una crisis depresiva que le condujo a destruir sistemáticamente parte de su obra. Al poco tiempo ingresaría en el sanatorio de Montdevergues, donde pasaría los últimos treinta años de su vida. Final trágico para una artista que se recupera con esta completa exposición acompañada de un fantástico catálogo en el que además de los textos de los más expertos en Claudel, se incluye la correspondencia y otros documentos que darán al curioso una visión completa de esta mujer de temperamento y vena genial.

"Todos esos maravillosos dones que la naturaleza le había otorgado no han servido más que para traerle desgracia". Así hablaba el escritor y diplomático Paul Claudel de su hermana Camille (1864-1943), la escultora francesa que sufrió, a pesar del cierto respeto que se la tenía en su época, por ser tan brillante en un oficio que por la fuerza requerida se consideraba de hombres.