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El arte de la mirada trágica
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El arte de la mirada trágica

Son ya muchos años de retiro de Leopoldo María Panero, el último maldito de las letras españolas, pero no ha descansado ni detenido su escritura; si

Son ya muchos años de retiro de Leopoldo María Panero, el último maldito de las letras españolas, pero no ha descansado ni detenido su escritura; si acaso, ha trabajado más aún. Ahora, Páginas de Espuma presenta sus cuentos completos, una extensión poco conocida de su reconocida poética, editados por Túa Blesa, principal experto en la obra del mediano de los Panero. Aunque no es un narrador fascinante, ha sabido crear un mundo fascinador y terrible, del que estas piezas no dejan de ser una interesante curiosidad. Quienes estén familiarizados con su obra poética se encontrarán en territorio conocido, aunque no por ello agradable.

En estos relatos abunda la expresión de la locura -“lo que colma la falta que constituye al hombre”, “ese perdido arte que antes llamaron magia”- y lo sobrenatural pues, en palabras del autor, “cuando la creencia en fuerzas sobrenaturales condiciona fuertemente el modo de actuar de las gentes, se habla de locura” (p. 21). Este mundo enloquecido implica de por sí una subversión del orden, una ruptura de toda norma y tabú, entre los que destacan el canibalismo y el desmembramiento -generalmente por decapitación, metáfora de la locura, de nuevo-, la homosexualidad, las drogas -socialmente aceptadas o no- pero que, en cualquier caso, se concretan en violencia desenfrenada y generalmente derivada en muerte -incluso absoluta, como en Aquello que callan los nombres- y, más en general, en el horror de lo oculto, del misterio agazapado en lo cotidiano.

En la introducción, el profesor Blesa explica la metodología que sigue Panero a la hora de componer estos relatos que, muchas veces, producen una sensación de déjà vu. Si muchas veces no hay duda, porque no tiene inconveniente alguno en insertar fragmentos de otros textos -de la Divina Comedia, de los Evangelios-, en otras nos encontramos ante “traducciones”, que son esto y también reescritura. Porque Panero, al tiempo que traduce “corrige”, añade o resta o modifica, como otra forma de rebeldía y subversión, quebrantando el concepto de autoría; es lo que Blesa denomina “fagocitación del texto por el texto”. No va a ser esta su única rebelión; relatos como Acéfalo resultan definitivos aunque se dicen proyectos, Hortus conclusus se presenta como un guión y Páginas de un asesino como una novela inacabada; crea de esta manera una atmósfera de incertidumbre alrededor de su obra que se acentúa con la mezcla de autobiografía y fantasía -Aquello que callan los nombres, Páginas de un asesino-.

LO MEJOR: el morboso horror que recorre todo el conjunto.

LO PEOR: Túa Blesa falsea su estilo descuidado. No se hizo con Baroja y no se debería hacer con Panero.

Son ya muchos años de retiro de Leopoldo María Panero, el último maldito de las letras españolas, pero no ha descansado ni detenido su escritura; si acaso, ha trabajado más aún. Ahora, Páginas de Espuma presenta sus cuentos completos, una extensión poco conocida de su reconocida poética, editados por Túa Blesa, principal experto en la obra del mediano de los Panero. Aunque no es un narrador fascinante, ha sabido crear un mundo fascinador y terrible, del que estas piezas no dejan de ser una interesante curiosidad. Quienes estén familiarizados con su obra poética se encontrarán en territorio conocido, aunque no por ello agradable.