Regreso al universo Nocilla
La aparición en librerías de Nocilla Dream, a finales de 2006, supuso un estremecimiento de la narrativa patria (ver reseña). Baste pensar que este primer tomo
La aparición en librerías de Nocilla Dream, a finales de 2006, supuso un estremecimiento de la narrativa patria (ver reseña). Baste pensar que este primer tomo de esta trilogía -que se completará con Nocilla Lab- se editó en la excelente pero minoritaria editorial Candaya y, ya para el segundo, Agustín Fernandez Mallo ha dado el salto a la enorme Alfaguara. Que una editorial arrebate a otra un autor de esta manera ya da una idea de la conmoción que supuso la primera Nocilla.
Nocilla Experience vuelve a las mismas técnicas, aunque incorporando nuevos hilos argumentales y un mayor oficio narrativo. Una confesión curiosa, por parte del autor, fue que no leía apenas narrativa; eso le facilitó este salto sin red que es el “Proyecto Nocilla”, pero al mismo tiempo daba a sus textos un aspecto basto, rugoso. En este par de años se ha puesto al día y se nota. La redacción es más fluida, el pulso más firme. Bien es cierto que Experience carece de imágenes del poder de sugerencia del árbol de zapatos que aglutinaba el primer tomo, y que algunas resultan inanes -como la del marine que se enamora de la iraquí cuando está a punto de soltarle una granada en casa-, pero en el aspecto poético el nivel está, nuevamente, bien conseguido.
La pregunta que se sigue haciendo, si es novela o no, y qué es si no lo es, no merece ni un minuto de reflexión. Tanto este como el anterior tomo son experiencias narrativas fascinantes, en las que el lector debe sumergirse y, aunque exigen su participación activa, lo hacen al modo de la música: hay que abrirse a ella y empeñarse en sentir el vaivén que imprime esta realidad enriquecida, evidentemente inspirada en Internet y sus propias olas.
Todo lo que dijimos aquí hace un año, en cuanto a su técnica narrativa, sigue siendo perfectamente válido:
Si en Dream F. Mallo hacía exhibición de talento, éste se ha confirmado y afirmado ahora. Lab no tardará en llegar, pero la incógnita es clara, ¿qué hay después de Nocilla?
LO MEJOR: De nuevo, la apasionante estructura en symploké.
LO PEOR: Que es más de lo mismo (¡y qué!).
La aparición en librerías de Nocilla Dream, a finales de 2006, supuso un estremecimiento de la narrativa patria (ver reseña). Baste pensar que este primer tomo de esta trilogía -que se completará con Nocilla Lab- se editó en la excelente pero minoritaria editorial Candaya y, ya para el segundo, Agustín Fernandez Mallo ha dado el salto a la enorme Alfaguara. Que una editorial arrebate a otra un autor de esta manera ya da una idea de la conmoción que supuso la primera Nocilla.