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Aventuras y desventuras de un profesor de provincias
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Aventuras y desventuras de un profesor de provincias

Quizá a la mayoría de los lectores no les suene ni remotamente el nombre de Natsume Soseki (1868-1916), pero para los japoneses es una figura más

Quizá a la mayoría de los lectores no les suene ni remotamente el nombre de Natsume Soseki (1868-1916), pero para los japoneses es una figura más que visible de su cultura: su retrato ilustra el billete de 1000 yenes y es autor del que se considera el Quijote japonés: Kokoro. Pero antes de esta obra cumbre de la literatura nipona llegaron otras, una principalmente, la que supuso su estreno como escritor y que ahora llega a nuestras manos en versión española: este Botchan, que en tan preciosa edición presenta la editorial Impedimenta.

Botchan -que en japonés es la forma afectuosa y respetuosa de dirigirse a un niño varón- se basa en las experiencias de Soseki como profesor de Tokio destinado a provincias. Su personaje principal es, por tanto, un docente que acaba de empezar a ejercer y sufre unos cuantos golpes vitales debido a su candidez y a la impaciencia de su carácter. A través de su mirada vamos descubriendo los variados y cambiantes tipos humanos que viven en esa zona alejada de la mano de la capital nipona en la que todo se simplifica: poco se puede hacer, pero también se complica: no hay lugar para secretos, todo se conoce y se cotillea.

Lo que fascina de Botchan es que un personaje tan torpe, tan poco dotado sea el cuenco en el que se vuelquen la experiencias de Soseki. Además, con la utilización de la primera persona sus debilidades quedan más en evidencia: es un ser vengativo, orgulloso y algo mediocre e inocente. Es un antihéroe en toda regla que consigue despertar la sonrisa del lector en muchos momentos gracias a los problemas a los que le lleva su, en ocasiones, desafortunada conducta.

Esta novelita de Soseki, que habitualmente se compara con El guardián entre el centeno o Huckleberry Finn, es un libro de poca ambición pero que se lee con el gran placer que proporcionan las obras sencillas pero intachables. Pocas pegas se pueden poner a este primer Soseki que consigue convertir en verdaderas aventuras las vivencias más sencillas de este profesor cabezota pero tierno que conquista al lector casi sin proponérselo.

LO MEJOR: La inocencia del punto de vista.

LO PEOR: Que se nos queda corto.

Quizá a la mayoría de los lectores no les suene ni remotamente el nombre de Natsume Soseki (1868-1916), pero para los japoneses es una figura más que visible de su cultura: su retrato ilustra el billete de 1000 yenes y es autor del que se considera el Quijote japonés: Kokoro. Pero antes de esta obra cumbre de la literatura nipona llegaron otras, una principalmente, la que supuso su estreno como escritor y que ahora llega a nuestras manos en versión española: este Botchan, que en tan preciosa edición presenta la editorial Impedimenta.