Es noticia
En busca del Indiana Jones perdido
  1. Cultura

En busca del Indiana Jones perdido

Pocos habrían imaginado, hace algunos años, que un arqueólogo pudiera convertirse en un héroe popular, una figura capaz de introducirse en el imaginario colectivo en la

Pocos habrían imaginado, hace algunos años, que un arqueólogo pudiera convertirse en un héroe popular, una figura capaz de introducirse en el imaginario colectivo en la manera en que lo ha hecho el personaje creado por George Lucas. Indiana Jones tiene dos vidas, como cualquier héroe legendario. Es el típico profesor con gafas y pajarita, tan polvoriento como los andrajosos papelotes que maneja, pero cuando se calza el sombrero y se ciñe el látigo, rompe la barrera de lo real para convertirse, junto con los objetos que persigue, en una criatura mítica. No obstante, sus aventuras -excepto la última, ahora en cines- no son tan distintas de la de tantos y tantos arqueólogos que, lejos de aburrirse en oscuras y mugrientas bibliotecas, descienden a pozos profundos, se enfrentan a animales salvajes y huyen, como pueden, de matones y políticos corruptos. A muchos se les ha asignado el rol de 'verdadero Indiana Jones', como si su particular heroísmo necesitara de tales comparaciones.

"No puedo evitar que mi nombre sea Jones y que de la casualidad de que esté buscando, entre otras cosas, el Arca. [...] Sin embargo, quiero aclararlo, nunca me he levantado y declarado: 'Soy el verdadero Indiana Jones'". Así es; este teólogo baptista, caracterizado por una fuerte judeofilia, está implicado emocional y religiosamente en la búsqueda de los objetos sagrados hebreos y, más que el Arca de la Alianza, busca las Cenizas de la Vaca Roja, de gran importancia ritual. Por ello, en el libro, se refiere a su búsqueda como "sagrada" (p. 32) y "espiritual" (72). Toda su investigación parte de textos judíos, rechazando cualquier implicación no judaica y rechazando de plano la teoría africana del Arca. Pero es que, además, concede un valor más que simbólico a dichos textos: las profecías que cuentan son tan reales como predicciones astronómicas y no duda en atribuir poderes místicos al Arca, lo que pondrá en guardia al lector escéptico.

Gran parte de la historia de la arqueología bíblica está escrita por bocazas y cantamañanas que sin pudor alguno se inventan hallazgos y se tiran los trastros entre sí. Aunque Parfitt y, especialmente, Jones, son algo más serios que esto, también tienen sus roces. Jones parece aludir a Parfitt cuando afirma que "hay personas, supuestamente responsables, que están ganándose la vida exprimiendo esta idea errónea [la localización africana del Arca] en libros, programas de televisión mal documentados y, desde luego, páginas web" (p. 192). Parfitt es bastante más explícito al referirse a Jones (p. 123), pero pone las críticas en boca de Reuven Ben Arieh -su mecenas; en el libro Parfitt nunca habla mal de nadie, eso se lo deja a otros personajes-: "yo creo que se inventa muchas cosas", y afirmando luego Parfitt que "la perspectiva de competir directamente con Indiana Jones no me desagrada del todo". ¿Vedetismo en la arqueología? ¡Lo que faltaba por ver!

Pocos habrían imaginado, hace algunos años, que un arqueólogo pudiera convertirse en un héroe popular, una figura capaz de introducirse en el imaginario colectivo en la manera en que lo ha hecho el personaje creado por George Lucas. Indiana Jones tiene dos vidas, como cualquier héroe legendario. Es el típico profesor con gafas y pajarita, tan polvoriento como los andrajosos papelotes que maneja, pero cuando se calza el sombrero y se ciñe el látigo, rompe la barrera de lo real para convertirse, junto con los objetos que persigue, en una criatura mítica. No obstante, sus aventuras -excepto la última, ahora en cines- no son tan distintas de la de tantos y tantos arqueólogos que, lejos de aburrirse en oscuras y mugrientas bibliotecas, descienden a pozos profundos, se enfrentan a animales salvajes y huyen, como pueden, de matones y políticos corruptos. A muchos se les ha asignado el rol de 'verdadero Indiana Jones', como si su particular heroísmo necesitara de tales comparaciones.