Orígenes del liberalismo, crímenes navideños y despertares en Bolivia.
EL HIMNO DE RIEGO Autor: José Esteban. Editorial: Rey Lear Páginas: 213 Precio: 21 €. Comprar libroDon Rafael del Riego fue un hombre al que se le cayó la gloria encima
La novela adopta el nombre del himno –según Pío Baroja “callejero y saltarín”- que José Melchor Gomis le dedicó y que pasó a convertirse en banda sonora de los movimientos revolucionarios españoles hasta convertirse en el himno oficial de la Segunda República. Un himno que nació alegre, fue luego desesperado y trágico, y al fin fúnebre (p. 164). El himno, que el Riego de papel siente tan ligado a su propia travesía hacia el cadalso, camino que inició al proclamar la Constitución el 1 de enero de 1920 en Las Cabezas de San Juan, es el elemento vertebrador de un relato cuyo lema podría ser, identificando a Riego con la libertad, “¿a dónde iré que no tiemble?” (p. 146). Pues “la libertad, si siempre y en todas partes está amenazada, mucho más en esta España” (p.108). N. V.
La novela de José Perea, sencilla e ingenua, es un intento de aunar misterio e introspección emocional, a través de una investigación de una forense en torno a una muerte, aparentemente desprovista de misterio… de no ser por la carta que recibe Lourdes, la protagonista, en buzón: “Hoy, en casa de Andrés, busca Rosas de otoño”. Ni que decir tiene que el muerto se llama así y que la investigación de este crimen la llevará a concerse a sí misma y, también, a desvelar el misterio de su propio pasado.N. V.
De todo ello va dando cuenta Roby, el narrador de la novela: aprendiz de escritor y cronista oficial del curso, autor de novelitas policíacas y fanzines subversivos que circulan de mano en mano. Cuando la muerte de una persona cercana le sorprende, las certidumbres en las que hasta entonces se apoyaba —familia, colegio, amigos— se tornan irreales; en su intento por resolver el enigma de la muerte, Roby buscará su camino hacia la madurez.
Novela finalista del premio Rómulo Gallegos, hasta ahora inédita en España. R.
La novela adopta el nombre del himno –según Pío Baroja “callejero y saltarín”- que José Melchor Gomis le dedicó y que pasó a convertirse en banda sonora de los movimientos revolucionarios españoles hasta convertirse en el himno oficial de la Segunda República. Un himno que nació alegre, fue luego desesperado y trágico, y al fin fúnebre (p. 164). El himno, que el Riego de papel siente tan ligado a su propia travesía hacia el cadalso, camino que inició al proclamar la Constitución el 1 de enero de 1920 en Las Cabezas de San Juan, es el elemento vertebrador de un relato cuyo lema podría ser, identificando a Riego con la libertad, “¿a dónde iré que no tiemble?” (p. 146). Pues “la libertad, si siempre y en todas partes está amenazada, mucho más en esta España” (p.108). N. V.