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Si los gurúes económicos predicen el futuro, ¿por qué no son más ricos?
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Si los gurúes económicos predicen el futuro, ¿por qué no son más ricos?

“Nosotros, los economistas”, repetía David Taguas, con su voz de ultratumba y su cara de tótem, en sus comparecencias públicas. Eso era cuando asesoraba en materia

“Nosotros, los economistas”, repetía David Taguas, con su voz de ultratumba y su cara de tótem, en sus comparecencias públicas. Eso era cuando asesoraba en materia económica a José Luis Rodríguez Zapatero. Justo antes de dar el salto a la presidencia de la asociación de las grandes constructoras Seopan. El presente libro va por ellos, "los economistas". Su título no deja lugar a dudas: Carta abierta a los gurúes de la economía que nos toman por imbéciles. Del mismo modo que a la pitonisa Lola se la desbarata cuando se le pregunta por el próximo Gordo de la Lotería, los "expertos" económicos se arrugan ante la incapacidad de prever la próxima crisis financiera. Si predicen el futuro "¿Por qué no son más ricos?".

Es una de las muchas preguntas retóricas que se hace su autor, Bernard Maris, profesor de economía en el IEE de París VIII, colaborador de medios como Le Monde o Le Nouvel Observateur. Militante del partido de Los Verdes y defensor de lo que los francófonos llaman altermundialismo desde el consejo científico de ATTAC, este admirador de Keynes escribió allá por el año 99 este librito de fácil digestión que, casi una década después, no ha perdido un ápice de vigencia, especialmente ahora que vemos cómo se derrumba ante nuestros ojos el stablishment financiero que conocíamos hasta ahora, tras el estallido de la crisis subprime.

"¿Para qué sirven los economistas?", se cuestiona Maris. "Sus pomposos discursos, explicaciones contradictorias, repentinos cambios de ideas y tecnicismos incomprensibles no pueden ocultar el hecho de que se equivocan y arrastran a equivocarse a sociedades enteras", critica. Y pone como ejemplos a Premios Nobel de Economía al borde de la quiebra, como los Nobel Merton y Scholes, quienes crearon con John Meriwether el LTCM, a gurúes como Soros que sufren pérdidas millonarias al apostar su fortuna al número incorrecto, a sabihondos como el ex director del FMI, Michel Camdessus, que no fue capaz de prever las crisis de Asia, México y Brasil, o al "bobo" de Trichet, quien "no vio profundizarse el hoyo del Credit Lyonnais". El economista expone estos casos, con humor y verbo ágil, "para demostrar la agonía de la ciencia económica en el mundo".

"Si la economía es la ciencia del mercado, [los economistas] no sirven para nada: lo sabíamos desde hace tiempo (desde Keynes), y ahora tenemos la confirmación de los más ultras de los ortodoxos (Debreu). Si la economía es la ciencia que sólo sabe hablar de “confianza”, entonces el más grande economista es Freud. Si la economía es una religión, entonces el mejor economista seguirá siendo el Papa. Si la economía es sólo cine y parloteo, una buena cantidad de periodistas puede codiciar la palma de oro", dice el epílogo del libro.

¿Entonces, los herederos de Smith están condenados al papel e brujo, de gran sacerdote o de gurú? Maris considera que no. "Pueden denunciar a los mercaderes de mentiras, hablar de la ciencia económica, reflexionar acerca del valor y la riqueza. También pueden optar por el bajo comercio y vender su bella ciencia a cambio de las lentejas del peritaje y contentarse con el papel de bufones de los cuales uno se puede burlar dos veces por año, cuando se presentan las proyecciones de crecimiento, y todos los días, cuando la mafia rusa recicla los dólares que con falso candor le han prestado". Pero en ese caso, según Maris, sirven para reír. Para reír o para llorar.

Blog de Bernnard Maris en FranceInter (francés)

Curriculum en Wikipedia (francés)

Vídeo-entrevista en el que Maris da su punto de vista sobre la crisis financiera actual (francés)

LO MEJOR: Su facilidad de lectura, su claridad, su ritmo, su irreverencia y su lucidez

LO PEOR: Abunda en el insulto y se echa en falta una explicación más profunda sobre las críticas que vierte a diestro y siniestro.

“Nosotros, los economistas”, repetía David Taguas, con su voz de ultratumba y su cara de tótem, en sus comparecencias públicas. Eso era cuando asesoraba en materia económica a José Luis Rodríguez Zapatero. Justo antes de dar el salto a la presidencia de la asociación de las grandes constructoras Seopan. El presente libro va por ellos, "los economistas". Su título no deja lugar a dudas: Carta abierta a los gurúes de la economía que nos toman por imbéciles. Del mismo modo que a la pitonisa Lola se la desbarata cuando se le pregunta por el próximo Gordo de la Lotería, los "expertos" económicos se arrugan ante la incapacidad de prever la próxima crisis financiera. Si predicen el futuro "¿Por qué no son más ricos?".