Por la biografía hacia el imperio

El género biográfico es, sin duda, uno de los más exitosos del mundo editorial. Aunque un lector cualquiera se puede sentir inclinado hacia un personaje o título concreto, el género cuenta con su propio núcleo de seguidores, personas que principalmente leen biografías. De ellas se obtienen no sólo reseñas de vidas o perfiles psicológicos, incluso cotilleos –este es un subgénero autónomo-, sino modelos de conducta o visiones amplias de una época. La biografía, la buena, es un género tan rico en potencia que todo nuevo proyecto debe justificar su existencia con un aporte o un enfoque distintivos y, si alcanza a situarse al lado de los trabajos de James Boswell –Vida de Samuel Johnson-, John Elliott –El Conde Duque de Olivares- o Plutarco –Vidas paralelas- estaremos hablando además de un monumento literario, a la altura de cualquier gran novela.

CARLOS V: SU ALMA Y SU POLÍTICA
Autor: Miguel de Ferdinandy.
Editorial: Áltera.
Páginas: 233.
Precio: 19 €.
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Originalmente publicada en Puerto Rico, en 1964 –y Áltera ha conservado la traducción de Salvador Giner-, Miguel de Ferndinandy se apoyó en las tesis de C. G. Jung para elaborar un completo retrato psicológico de Carlos V, el hombre más poderoso de su tiempo, un mito de la historia europea sobre el que han llovido cientos de estudios. El enfoque psicológico tampoco le es ajeno; de hecho, si hay un clan objeto de estudio paleopsicoanalítico ha sido la estirpe de los Habsburgos y sus antepasados. A su madre la apodaron “la Loca” y a su descendiente, el segundo Carlos de España, se le conoció por “el Hechizado”. Claro que, en cuanto semblanza psicológica tiene las limitaciones de la disciplina en la que se apoya, aunque la argumentación es sólida y convincente; cuando Álvaro Mutis, en el prólogo, se refiere a la “intuición dramática y poética del historiador húngaro” acierta sólo en parte, porque esa intuición la desarrolla analítica y argumentativamente.

No es una biografía fácil, narrativa y diacrónica, sino compleja y erudita, sincrónica, según un plan abstracto y no episódico. Nos presenta a un emperador-niño, que madura tarde y mal, con terribles defectos de carácter y accesos de psicopatologías que son sólo manifestaciones extremas de un mal crónico, fruto de una política matrimonial que, si legalmente rozaba el incesto, biológicamente caía pesadamente en las más negras consecuencias de la consanguinidad, erigiéndose como ejemplos más graves sus descendientes tocayos, nieto y tataranieto. Carlos fue un trinfador que fracasó, estrepitosamente, y forzó a su hijo y heredero a perseverar en el error, principalmente por una falta de realismo en los objetivos –y muchas veces también en los medios- que aparecen justificados, en cuanto herencia, por Ferdinandy. Lo que se deduce de su argumentación es que don Carlos no podía, en modo alguno, escapar a ese destino que le cargaban sobre los hombros innumerables generaciones de monarcas ibéricos, duques borgoñones y emperadores germanos.

EL GRAN CAPITÁN
Autor: José María Sánchez de Toca y Fernando Martínez Laínez.
Editorial: Edaf.
Páginas: 266.
Precio: 24 €.
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El nuevo título de la colección Clío de la editorial Edaf, protagonizado por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, coincide en ambición con otros títulos ya reseñados aquí, realizados por Martínez Laínez en solitario –Una pica en Flandes- o, como es el caso, con Sánchez de Toca –Tercios de España-. Son títulos de vocación didáctica, de fácil lectura y un apartado gráfico amplio que incluye mapas, retratos, fotografías y desplegables, un glosario y una bibliografía comentada. Su apariencia es la de un libro de texto y su público eminentemente juvenil, pues un lector adulto quizá se sienta más inclinado a trabajos más completos como el de José Enrique Ruiz-Domènec –ed. Península- o José Antonio Vaca de Osma -ed. Espasa Calpe-. Lo que ha animado a estos autores a biografiar al gran reformador militar del Renacimiento ha sido que “sigue siendo ejemplo de bien mandar, y el Who’s Who in Military History, de [John] Keegan, le dedica más espacio que a Nelson, Patton, o Rommel. Y sin embargo, lamentablemente muchos españoles saben menos de él que de Rommel o de Patton”.

El Gran Capitán es el ejemplo paradigmático de modelo de conducta. Los testimonios sobre su virtud son tan abundantes y coincidentes que es difícil dudar de que estamos antes uno de los más grandes hombres de la historia. Si se ha exagerado al respecto ya nunca se podrá saber; por supuesto, en cuanto a sus virtudes humanas porque las militares son bien conocidas e indudables. Conquistó por dos veces el reino de Nápoles frente a un ejército mucho mayor, en teoría mejor pertrechado y preparado, en territorio desconocido. Con él, la Edad Media militar se acabó y las cargas de la caballería pesada, que llevaban más de un siglo en decadencia, quedaron definitivamente atrás, aunque su revolución militar terminaría por destruir el modelo humano que él tan bien representaba, el del caballero. A partir de entonces se impondría gradualmente –hasta la Segunda Guerra Mundial- el soldado intercambiable, el número, la carne de cañón.