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Así es como nace un libro (de los de antes)
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LAS PEQUEÑAS IMPRENTAS ENCUENTRAN FÓRMULAS PARA SOBREVIVIR

Así es como nace un libro (de los de antes)

“Hacer un libro era una obra de arte y ahora sólo es darle a un botón”. Quien habla es Dioni que, tras cuarenta años en el

Foto: Así es como nace un libro (de los de antes)
Así es como nace un libro (de los de antes)

“Hacer un libro era una obra de arte y ahora sólo es darle a un botón”. Quien habla es Dioni que, tras cuarenta años en el oficio, sigue acudiendo cada día a su pequeña imprenta del madrileño barrio de Lavapiés.

“Hace doce años que no imprimimos libros, antes éramos ocho personas y nunca faltaba el trabajo”. Pero la situación hace mucho que cambió para las pequeñas imprentas, obligadas a reinventarse para no desaparecer ante los avances tecnológicos. “Ahora todo es impresión láser y aquí lo único que nos llega son pequeños encargos de clientes que buscan un toque especial, una calidad que sólo se consigue trabajando a mano”.

“Da igual los años que pasen, siempre seré capaz de hacer un libro con los ojos cerrados”, asegura Dioni con una sonrisa de satisfacción mientras ve y comenta el vídeo de Glen Milner, publicado por el diario británico The Telegraph.

El trabajo de imprenta empieza cuando la narrativa termina. Dos artes unidas por el papel. Un libro empieza a tomar forma con el proceso de planteamiento. “Lo primero que hay que hacer es organizar el texto y las imágenes en cada página. Una vez que todo el libro está planteado se crean las planchas”.

Las planchas son “el soporte -de metal, papel, madera o plástico- que tiene toda la información imprimible”. Cuando la plancha recibe la tinta ésta queda distribuida según el planteamiento previo para que después se traslade al papel sobre el que se va imprimir.

“Una vez impreso, el papel se organiza por los cuadernillos que componen el libro”. Cuando los cuadernillos están cosidos o encolados el siguiente paso es colocar la guarda, “una hoja normalmente más gruesa que colocamos dobladas por la mitad para unir el libro a la tapa”.

El libro estará terminado una vez que se le añadan las cubiertas, “que no deben ir fijadas al lomo porque sino no podríamos abrir y cerrar la obra”. Concluido este proceso al libro sólo le queda recorrer el camino que va de la imprenta a la historia de la Literatura.

El libro electrónico condena al papel

Son tiempos de cambios, llega el fin de la era en papel. Pero la crisis del sector editorial hace años que la vivieron Dioni y otros veteranos del oficio. “Yo he visto cómo las imprentas medianas absorbían nuestro trabajo y he vivido la voracidad de las más grandes, que acabaron por convertirse casi en el único sitio donde se imprimían libros”.

El cambio de paradigma (del papel a lo digital) está haciendo temblar a las grandes imprentas y a todo el sector editorial. Los libros electrónicos se extienden al ritmo que marca Amazon, que revolucionó el mercado en 2007 con la creación de la primera generación de Kindle -lector de libros electrónicos o ebooks-. A partir de ese momento el mercado del libro digital no ha parado de crecer.

En el año 2011 y según datos de la Federación de Gremios de Editores de España, el 17% de los nuevos libros editados en España eran en formato digital y en el primer trimestre de 2012 este porcentaje ha ascendido hasta el 22%.

Por otra parte, en el Informe sobre Hábitos de Lectura y Compra de Libros publicado por la Federación de Gremios de Editores de España, se manifiesta la subida imparable de los lectores de contenidos digitales, sobre todo en la juventud, el 83,7% de lectores entre 13 y 24 años, lee habitualmente en formato digital. El 52,5% sobre el total de lectores habituales, lo hace usando el ordenador, las tablets o los e-readers.

El auge del libro electrónico no solo va a acelerar el proceso de transformación de las editoriales sino que otras muchas profesiones relacionadas con el mundo del libro se van a ver afectadas. Traductores, críticos literarios, libreros y bibliotecarios tendrán que familiarizarse con el entorno digital si quieren sobrevivir.

“Hacer un libro era una obra de arte y ahora sólo es darle a un botón”. Quien habla es Dioni que, tras cuarenta años en el oficio, sigue acudiendo cada día a su pequeña imprenta del madrileño barrio de Lavapiés.