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“La clase política no aprendió nada de Suárez”
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LA OBRA DE TEATRO 'TRANSICIÓN' RECUPERA LOS MOMENTOS CLAVE DEL EXPRESIDENTE

“La clase política no aprendió nada de Suárez”

Una joven periodista interpela a Adolfo Suárez: “Igual lo que tenemos ahora es consecuencia de lo que se hizo entonces”. Este le responde: “¿Y qué culpa

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“La clase política no aprendió nada de Suárez”

Una joven periodista interpela a Adolfo Suárez: “Igual lo que tenemos ahora es consecuencia de lo que se hizo entonces”. Este le responde: “¿Y qué culpa tiene la Transición de lo que pasa?”. Ella insiste: “Admita usted que la Transición no está cerrada”. Y Suárez sentencia: “La mía sí, Inés. Pero dudo que vuestra llave la halléis en el pasado”.

La conversación no tiene lugar en un escenario político. Ni siquiera es real, aunque resulte verosímil. Los mencionados Adolfo Suárez e Inés forman parte de la obra de teatro Transición, que recrea los principales episodios históricos de ese periodo de la historia de España y su repercusión en la actualidad. 

Esta representación, un ejercicio de equilibrismo entre la realidad y la ficción en torno a la figura de Suárez, pretende servir de reflexión sobre una época desde el punto de vista de la generación que la vivió “desde lejos”. Así lo cuenta uno de sus creadores, el dramaturgo Julio Salvatierra, que ayer se reunió en Madrid con personajes políticos del entorno de Suárez en un encuentro público organizado en el Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional. En el mismo lugar donde se representa la obra hasta el domingo, Salvatierra compartió debate con Jaime Lamo de Espinosa, ministro de Agricultura entre 1978 y 1981 y el teniente general Andrés Cassinello, jefe de los servicios secretos del Gobierno en 1976.

Ambos ensalzaron la figura de Suárez identificando los diálogos de la obra con situaciones vividas en aquellos años, como si fueran tan verídicas que la realidad del momento: “Los poetas y los artistas explican la historia mejor que los historiadores”, afirmó Cassinello, “porque cuentan lo que piensa la gente, que es mucho más importante que la relación de los sucesos”. Comenzó pronunciando estas palabras después de que los asistentes escucharan, de principio a fin y por petición suya, dos canciones que marcaron la Transición.

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Habla, pueblo, habla y Libertad sin ira son para el teniente esas poesías que reproducen el sentir de la población de entonces. Y parte del reducido público, la mayoría contemporáneo a él, se impregnó del romanticismo que destilaba Cassinello: más de dos se arrancaron a seguir la canción a media voz o incluso con las palmas.

Se vislumbraba, entre sus discursos, un intento claro de recuperar el llamado “espíritu de la Transición” para que no quede como un simple paréntesis de la historia o un guión de teatro. La paz y el diálogo prevalecieron en unos años en los que las posiciones políticas de los partidos eran mucho más lejanas que las actuales, y en los que se convivió con la tensión de la violencia policial en la calle, ETA, los Grapo o los asesinatos de los abogados de Atocha. Cassinello aseguró que la Transición fue un “empeño colectivo en el que todos fueron generosos”. Y aprovechó para lanzar un mensaje a la clase política de ahora: “No entiendo que entonces fuéramos capaces de tanto y ahora lo seamos de tan poco”.

La dimisión como actitud ejemplar

“Me voy porque ya las palabras parecen no ser suficiente y es preciso demostrar con hechos lo que somos y lo que queremos”. Suárez dejó de ser hombre en ese momento y se convirtió en mito. Su decisión de abandonar, lejos de ser objeto de crítica en este encuentro, se invocó como una actitud ejemplar. Para Lamo de Espinosa, ese instante hizo que el entonces presidente “saliera de la política para entrar en la historia”.

El coloquio, titulado Adolfo Suárez: realidad o ficción, se encontró en un ir y venir continuo de la Transición al presente. El exministro de UCD insistió en en recordar que “nadie ha dimitido desde entonces” mientras que “hemos visto de todo”. Los párrafos de aquel discurso de Suárez fueron más que una renuncia, en su opinión. El presidente quería señalar, dejar una enseñanza entre medias, pero la clase política “no aprendió nada de Suárez”.

Por su parte, Julio Salvatierra remarcó los tres puntos conflictivos que caracterizaron al expresidente, “una figura digna de una obra de teatro”. Por un lado, la obra reflexiona sobre la dicotomía entre la valía de Suárez y el hecho de que fue aupado a la presidencia por voluntad de terceros. ¿En qué medida encajaba su perfil en la Transición? En opinión del dramaturgo, sus padrinos, grandes intelectuales, encontraron las cualidad perfectas en su figura.Quisiera que la Transición no sea un recuerdo, sino una metodología para resolver los problemas

Pero además, el líder de la UCD, interpretado en Transición por Antonio Valero, tuvo que enfrentarse a la ruptura interna de su partido, con una “derecha progresista pero que quería llevar las cosas a su manera”. El personaje comienza a adquirir carácter heroico en ese momento en la representación, una imagen mítica que se refuerza con su dimisión y que pone de manifiesto a través de un discurso “brillantísimo”, según Salvatierra.

“No sé si los poetas cuentan mejor la realidad, pero al menos la cuentan de otra manera”, dijo respondiendo a las palabras de Cassinello. Considera que la ficción es el alma de la interpretación histórica, y tanto él como su otro autor Alfonso Plou, vieron la Transición como un “tema maravilloso que ficcionar”. Los protagonistas de entonces, no obstante, insistieron en defender lo positivo de una época, idea que el teniente coronel trasladó en forma de deseo para terminar su intervención: “Quisiera que la Transición no sea un recuerdo, sino una metodología para resolver los problemas”.

Una joven periodista interpela a Adolfo Suárez: “Igual lo que tenemos ahora es consecuencia de lo que se hizo entonces”. Este le responde: “¿Y qué culpa tiene la Transición de lo que pasa?”. Ella insiste: “Admita usted que la Transición no está cerrada”. Y Suárez sentencia: “La mía sí, Inés. Pero dudo que vuestra llave la halléis en el pasado”.

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