El director del Instituto Cervantes reconoce que el centro padece machismo “heredado”

El tirón de orejas del Tribunal de Cuentas al Instituto Cervantes por su falta de promoción de la igualdad en los puestos de responsabilidad, tanto de la sede central como en el resto de las direcciones, es tan escandaloso que el director de la nave que defiende el español en el mundo ha reconocido “un déficit que tenemos, pero que es heredado”. Durante la presentación del libro Escribir, crear, contar. Las claves para convertirse en escritor, publicado por Espasa (Planeta), Víctor García de la Concha ha asegurado que hará todo lo que esté en su mano para corregir esta tendencia. Sin embargo, ha explicado que la selección de cargos responde al Secretario General, Rafael Rodríguez-Ponga, y no a él.

El organismo fiscalizador de las cuentas de las entidades públicas es tajante en su observación: “Se aprecia tanto en la sede como en los centros que la proporción media de mujeres y hombre se situó en valores próximos al 60% y al 40%, respectivamente, lo que se considera conforme a la composición equilibrada. No obstante, se pone de manifiesto una desproporción en la distribución por sexos en puestos de dirección, especialmente en los centros”.

García de la Concha ha lamentado “las versiones periodísticas” que ha tenido el informe del Tribunal de Cuentas, a pesar de que ha terminado reconociendo una mala política en cuestiones de igualdad de oportunidades entre ambos sexos. La fiscalización señala que la institución “no estableció condiciones especiales de ejecución con el fin de promover la igualdad entre mujeres y hombres en el mercado de trabajo”. Tampoco adoptaron “medidas tendentes a promover la igualdad efectiva”.

Los datos aportados describen una institución en la que a las mujeres se les prefiere en las áreas de secretariado. En la sede central, en los cargos de responsabilidad, la mayoría masculina es aplastante: un director, un subdirector, 6 hombres y 3 mujeres como directores de áreas, y en las subdirecciones de área, tres hombres y una mujer. La presencia femenina en los centros repartidos por todo el mundo mantiene la tónica machista: de 56 directores, 38 son hombres y 18 mujeres. El informe del Tribunal de Cuentas aclara que, a pesar de todo, la tendencia se ha corregido en los últimos años: en 2009, con Carmen Caffarel al frente, había un 82% de directores, ahora suponen un 68%.

Un 'colaborador eficaz'

Con la presentación de este libro, el Instituto Cervantes cambia las ediciones que miman el uso del castellano por las que crean escritores. De la Academia a los talleres. Mateo Coronado, el autor de Escribir, crear, contar. Las claves para convertirse en escritor, aunque no aparezca su nombre en la cubierta, ni tampoco se incluya una biografía para aclararnos quién es, impartió un taller para aprender a escribir encargado por Montserrat Iglesias, nueva directora del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (INAEM), trabajaba en el Cervantes. Iglesias, presente en el acto, parecía no dar crédito al informe del Tribunal de Cuentas que acusaba a su antigua casa de machista.

Pilar Cortés, la directora editorial de Espasa, subrayó la colaboración entre la empresa y la institución, “un año más”, después de los títulos El libro del español correcto y de Las 500 dudas más frecuentes del español. La responsable editorial asegura que del primero vendieron 15.000 ejemplares y del segundo 30.000. Quiso destacar “la labor y el esfuerzo del Instituto Cervantes por enseñar el español en el mundo y el uso correcto del español”. ¿Cuál es el beneficio de la institución pública? Los derechos de autor que genere el libro se reparten entre el autor y el Cervantes, aclaró Cortés. Sin embargo, no se aclaró dónde está la marca “española” que defiende el centro –como en el resto de volúmenes- en una publicación de este tipo.

El director aclaró que, a pesar de que el presidente del grupo Planeta, José Manuel Lara, escribió una carta a Gregorio Morán aclarando que Víctor García de la Concha es un buen “colaborador muy eficaz” de la empresa, él no tiene “ningún contrato privado con Planeta”.

“Hace años presté colaboración en Espasa, cuando todavía era una empresa que no había sido comprada por Planeta”, explica, donde llevó a cabo labores de edición en la mítica colección Austral. “Dudo mucho de que Lara se refiriese a los años como director de la Academia de la Lengua, porque cuando yo entré la 22 edición ya estaba contratada y no he tenido nada que ver con la nueva edición. Tuve que negociar la nueva gramática y la ortografía, pero eso lo hace el gerente con la Junta de Gobierno. No he tenido ningún tipo de relación contractual con Planeta”, añadió.