Es noticia
El arte que cambió el mundo desde el sofá
  1. Cultura
el art déco entra en LA FUNDACIÓN JUAN MARCH

El arte que cambió el mundo desde el sofá

La exposición cuestiona la ausencia de estas artes decorativas en la historia del arte moderno, en sus manuales y en los museos. Incluye moda, cerámica, cristal, orfebrería, publicidad, revistas, perfumería

Es el patito feo del arte. El cubismo domesticado lo llamaron. En plena ebullición vanguardista, en pleno grito contra las fórmulas y convenciones, en la mayor reivindicación del genio artístico de todos los tiempos, un arte decorativo dio trabajo a muchos artistas y se convirtió en “el último estilo global”. La Fundación Juan March se centra en la actividad parisina, entre 1910 y 1945, de esta propuesta elitista e industrial, en la exposición El gusto moderno, primer recorrido por un arte adjetivado al que no se le perdona que sea demasiado decorativo y muy poco nuevo (“Se aprovecha incluso de las Vanguardias), que no tenga agenda política (“Los artistas decoradores no quieren cambiar el mundo desde la ideología, sino desde el salón”) y que sea un arte muy ligado al mercado (“Tiene en consideración al público, porque quiere vender muebles”) .

Manuel Fontán y Tim Benton son los comisarios de esta muestra, que reúne desde mañana cerca de 350 piezas de pintura, escultura, mobiliario, moda, joyería, perfumería, fotografías, encuadernaciones, cine, arquitectura, vidrio, cerámica, laca, orfebrería, tejidos, dibujos, planos, maquetas, publicidad y revistas. Más allá del encuentro con un arte decorativo denigrado por los cánones, la exposición que plantea Fontán es una provocación al cuestionamiento de la jerarquía de las artes. “Ha sido concebida y desarrollada en abierto desafío a la ya tradicional separación –tan estricta como demasiado fácil para ser verdadera- entre las bellas artes y las artes decorativas”, explica.

“La exposición quiere cuestionar la casi total ausencia del art déco de la historia del arte moderno, de sus manuales y también de la práctica curatorial y reivindicar su belleza y su complejidad cultural”, explica a este periódico durante el remate del montaje. A lo largo del recorrido se abren ventanas a los salones déco, que recrean un gusto ignorado en la recuperación del carácter moderno. “Lo ideal sería que el público no lo entendiera como una exposición de artes decorativas, sino como una con artes decorativas. A todos nos gusta el art déco, pero a todos nos cuesta reconocerlo por cargo de conciencia”, cuenta el director de exposiciones de la Fundación.

El art déco no se ha incluido en las historias del arte moderno, dice Fontán, porque para los autores de esas historias, la realidad que se etiqueta como art déco no es suficientemente moderna. Un pequeño gesto para descubrir un montaje que quiere reivindicar este arte decorativo como agente moderno: abre y cierra con Le Corbusier, de sus dibujos al diseño de una chaise longue. Artistas que no trabajan al margen del mercado, ni son tan radicalmente modernos… la historia se repite.

El arte déco juntó a técnicos y equipos de trabajo especializados con genios. El resultado fue un arte de élite que terminó por convertirse a la producción industrial. Como dice Fontán, es difícil definir, porque no tiene esencia, porque “es el arte moderno en estado de accidente”.

Es el patito feo del arte. El cubismo domesticado lo llamaron. En plena ebullición vanguardista, en pleno grito contra las fórmulas y convenciones, en la mayor reivindicación del genio artístico de todos los tiempos, un arte decorativo dio trabajo a muchos artistas y se convirtió en “el último estilo global”. La Fundación Juan March se centra en la actividad parisina, entre 1910 y 1945, de esta propuesta elitista e industrial, en la exposición El gusto moderno, primer recorrido por un arte adjetivado al que no se le perdona que sea demasiado decorativo y muy poco nuevo (“Se aprovecha incluso de las Vanguardias), que no tenga agenda política (“Los artistas decoradores no quieren cambiar el mundo desde la ideología, sino desde el salón”) y que sea un arte muy ligado al mercado (“Tiene en consideración al público, porque quiere vender muebles”) .

El redactor recomienda