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La fiebre de los subtítulos: así traducen nuestras series profesionales, piratas y fans
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La fiebre de los subtítulos: así traducen nuestras series profesionales, piratas y fans

La traducción audiovisual en España atraviesa un buen momento para los profesionales, que sin embargo están menos valorados que los “fansubs”

Foto: Subtítulos reivindicativos, pero con humor (Foto: Audiovisual 451)
Subtítulos reivindicativos, pero con humor (Foto: Audiovisual 451)

En todos los gremios hay personajes fundamentales irremediablemente olvidados. Cuando pedimos una pizza no nos acordamos del granjero que madrugó para ordeñar las vacas que han dado la leche con la que se hizo el queso. Mientras perdemos el tiempo en el atasco diario no pensamos en el camionero que llevó nuestro coche desde la fábrica al concesionario. Y cuando decidimos disfrutar de una serie en un canal de pago, en ningún momento se nos ocurre pensar en aquel que la ha traducido a nuestro idioma. Algo en lo que tampoco pensamos cuando, con métodos menos legales y más económicos, buscamos en la red subtítulos para el capítulo que nos morimos de ganas por ver.

Según ATRAE, la Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España, aproximadamente 300 profesionales de la traducción trabajan actualmente en un sector que engloba cine, documentales, programas de telerrealidad y todo tipo de series de televisión. Una de ellas es su vicepresidenta Eugenia Arrés, una granadina de 35 años que desde hace trece se dedica a la traducción audiovisual, gracias a que uno de sus primeros clientes fue una gran distribuidora. “He estado buscando en mis registros y mis primeros encargos grandes fueron capítulos de la segunda temporada de Nip/Tuck y los extras del DVD especial de aniversario de la película Casino en 2005” explica la traductora. Haciendo un cálculo rápido, y teniendo en cuenta que la revisión de proyectos de otros compañeros también es una tarea, Eugenia calcula que ha trabajado en unos cinco mil proyectos.

La fiebre por las series de televisión y las posibilidades que ofrece la red han hecho posible que también haya gente en nuestro país que, por amor al arte, invierta sus horas de ocio en subtitular producciones inaccesibles en otro tipo de canales. Y lo haga para compartir la traducción en una web o en un foro, donde los espectadores puedan disfrutarla y con suerte, agradecerla. Una de estas páginas es Nordiken.net, una web que nació en junio de 2014 gracias a “una ruptura por intereses encontrados en otro foro”, tal y como relata uno de sus administradores, un “fansub” conocido por el nick de Jabara. Siete miembros, “unos pocos locos de las series europeas en general y de las nórdicas en particular”, que con el tiempo, quedaron reducidos a tres. “Posteriormente se han unido un nuevo administrador y bastantes colaboradores” y en la actualidad la comunidad cuenta con “más de 20 traductores” explica.

Plazos, inconvenientes e idiomas

Eugenia trabaja como traductora de subtítulos, de guiones de doblaje y para voces superpuestas, a través de empresas intermediarias, como estudios o distribuidoras. Si el encargo del día es un capítulo de una comedia, probablemente invertirá una mañana en traducirlo. Si se trata de un drama, que como mínimo dura cuarenta minutos, empleará todo el día. “En el caso del subtitulado” explica “los estudios o las distribuidoras pueden pedir un capítulo de una serie traducido y revisado en un día, o una película en dos o tres”.

Los plazos varían dependiendo del número de subtítulos que tenga y de la duración de la película. “Si es un filme como ‘El lobo de Wall Street’, con casi 3000 subtítulos, la necesidad de tiempo es mucho mayor que una película de acción, donde la proporción de material sin diálogo o narración es superior.” Si a esto hay que sumarle el pautado de los subtítulos, habrá que añadir un tiempo adicional. “Dicen” señala Eugenia “que hay una regla no escrita por la que cada minuto de vídeo original se tardaría en pautar unos siete minutos.” A esto hay que sumar las dificultades técnicas y, según la traductora, a veces, “puede que tengas que sacar el guion de oído o que te faciliten una imagen en mala calidad, en blanco o negro, con un audio defectuoso…”

En Nordiken.net la traducción se hace “basándose, principalmente en subtítulos en inglés, francés e italiano. A veces en alemán y en idiomas nórdicos” señala Jabara, quien reconoce que a pesar de que es una de las señas de identidad del foro, “no es tan frecuente porque no suelen abundar subtítulos en estos idiomas y porque hay pocos traductores” de sueco, noruego o danés. Su premisa son las producciones europeas en las que tiene cabida muchos países, pero sobre los que destacan las producciones británicas. A todas ellas Jabara dedica el tiempo que “el trabajo, la familia y los viajes” le dejan. Con cinco años de subtitulado a sus espaldas, aclara que no sólo se trata de traducir, también hay que “chequear, corregir, sincronizar, adaptar y luego publicarlo”. Y calcula que en un capítulo de 45 minutos invierte unas ocho horas.

Al servicio de la imagen

Eugenia lleva varios años trabajando para HBO, con contenidos para el mercado hispano en Estados Unidos, y ahora con material para España. Con todos los clientes con los que trabaja debe firmar acuerdos de confidencialidad, unos acuerdos que “en algunas ocasiones” aclara “van más allá de la emisión de la obra y una excesiva protección hace que no podamos hablar del trabajo realizado incluso aunque se haya emitido”. Para la traductora, este tipo de contratos “pueden entrar en conflicto con el derecho que los traductores tenemos a exigir la autoría de nuestras obras.

Unas creaciones que varían, dependiendo de su destino final. En la traducción para subtítulos, explica Arrés, “además de traducir el guion propiamente dicho, hay que adaptarse a los estándares propios de la modalidad, como es el pautado” algo para lo que “hay que aplicar especialmente técnicas de condensación”. Por su parte, la traducción para el doblaje requiere trabajar con plantillas en las que “debemos indicar los personajes que van interviniendo y el discurso de cada uno”. Posteriormente, la traducción “pasa al ajustador que trabaja para adaptar el contenido a las necesidades del doblaje propiamente dicho”. Para la traductora “al final, todas las modalidades están subordinadas a la imagen y a ella tendremos que remitirnos siempre cuando haya un juego de palabras o un chiste que aluda directamente a algo que se vea en pantalla en ese momento.”

La variedad de temáticas con las que trabaja, la dificultad de mantener la coherencia de registro, nombres y estilo en producciones longevas en las que han trabajado varias personas y la relevancia que en los últimos años ha adquirido la narrativa transmedia son algunas de las dificultades con las que se encuentra cada día la vicepresidenta de ATRAE en su trabajo. Aunque si tiene que elegir un proyecto especialmente difícil, Arrés se queda con el “resubtitulado de una obra clásica como es Casablanca, ya que requería de una actualización, pero sin perder los matices que el público recordaba de la traducción original.” Desde un punto de vista más global, son “las producciones con más argot, que profundizan en temas como la política o la delincuencia” las que requieren un mayor esfuerzo, “para buscar la naturalidad y el registro adecuado.” Aunque la traductora reconoce que “el humor es un arma de doble filo”, especialmente cuando se trata de culturas con referentes distintos a los nuestros.

Los subtítulos como interés común

A sus 61 años, Jabara lleva casi medio siglo dedicándose de forma profesional al mundo del cine, la televisión, la prensa y la fotografía. Y desde 2012 subtitula generalmente inglés, “pero también francés e italiano”. Entre sus primeras colaboraciones, recuerda las producciones británicas ‘The Crimson Field’, ‘Our Girl’ y ’37 days’, además de la noruega ‘Torpedo’. Pero además de encargarse de todo el proceso de subtitulado de “sus series”, los colaboradores de Nordiken le “envían sus subtítulos para editar y corregir. Eso quiere decir sincronizar, editar las líneas de diálogo, errores de traducción o incluso ponerlo en castellano cuando la traducción es latina.”

La web cuenta con traductores a ambos lados del Atlántico y según explica Jabara “cuando se puede y alguien se ofrece a ello, se dan dos versiones del mismo subtítulo, español y latino. Hay muchas particularidades a la hora de traducir, expresiones, distintos significados de la misma palabra, etc…” Para pertenecer a Nordiken los interesados sólo tienen que inscribirse en la web, pero aquellos que no participan en la comunidad, son dados de baja. “No es un sitio de descargas, es un espacio de participación y ayuda entre la gente que tiene inquietudes e intereses comunes” aclara el subtitulador.

Más trabajo, poco reconocimiento

La llegada de Netflix y HBO a nuestro país ha incrementado el volumen de trabajo de los traductores profesionales, al igual que, como señala Arrés, “muchos traductores audiovisuales han entrado en el mercado aprovechando este aumento de contenidos”. Además sus tareas también se han diversificado y “hay más adaptaciones de guiones de doblaje a subtitulado o ajuste del subtitulado de una cadena a los estándares de otra, por ejemplo”. En este momento tan importante para la profesión, la Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España reclama que se tenga más en cuenta la autoría de los subtítulos y la traducción, así como la promoción del trabajo ya emitido y una negociación de mejores márgenes que permitan un control de calidad más exhaustivo.

Algo por lo que no parece que pasaron los subtítulos que Movistar colocó en un capítulo de ‘Shameless’, en los que se podía ver la web de descargas a la que pertenecía. El canal achacó el error a su empresa de subtitulado habitual. Desde ATRAE, en boca de Arrés, condenan "la práctica que se desveló con los subtítulos de Shameless en Movistar. Al parecer, el trabajo procedía de un intermediario que utilizó estos subtítulos como si fueran profesionales.” Y añade que unos “pocos miembros de la asociación han comentado que se les ha pedido desde algunos estudios o cadenas que trabajen revisando o retraduciendo fansubs, para recortar tiempo o costes, y que estos se han negado.” Para Jabara, si “Movistar+ usa este tipo de subtítulos debería ponerse en contacto con él (creador) para pedirle permiso.”

En la actualidad, algunos estudios y distribuidoras no contemplan la posibilidad de añadir el nombre del traductor profesional que se ha encargado de acercar su producto a todos los espectadores. Un reconocimiento del que si gozan en la comunidad “fansub” los subtituladores, porque según Jabara “se usa un “nick” por el que todos nos reconocemos”. Un hecho que, sin ser excesivamente popular, es algo más grato que la incomprensible omisión de un rol imprescindible en un país que se empeña en doblar al español prácticamente todas las producciones extranjeras que emite.

En todos los gremios hay personajes fundamentales irremediablemente olvidados. Cuando pedimos una pizza no nos acordamos del granjero que madrugó para ordeñar las vacas que han dado la leche con la que se hizo el queso. Mientras perdemos el tiempo en el atasco diario no pensamos en el camionero que llevó nuestro coche desde la fábrica al concesionario. Y cuando decidimos disfrutar de una serie en un canal de pago, en ningún momento se nos ocurre pensar en aquel que la ha traducido a nuestro idioma. Algo en lo que tampoco pensamos cuando, con métodos menos legales y más económicos, buscamos en la red subtítulos para el capítulo que nos morimos de ganas por ver.

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