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Leticia Dolera: "Un hombre machista es lo peor pero una mujer machista duele más"
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Leticia Dolera: "Un hombre machista es lo peor pero una mujer machista duele más"

La actriz y directora analiza las claves de su libro sobre el feminismo

Foto: Leticia Dolera, en una imagen de archivo. (Gtres)
Leticia Dolera, en una imagen de archivo. (Gtres)

Si algo caracteriza a Leticia Dolera es la valentía. Desde hace ya varios años denuncia en su twitter, y cada vez que tiene un micrófono delante, los abusos que el machismo comete en nuestra sociedad. Fue la primera en revelar que en el cine español también se ha consentido el acoso a las actrices y sus intervenciones en las galas de premios de este año no han pasado desapercibidas, ni para las redes ni para los medios de comunicación. Quizá tenga que ver con que es una de las pocas voces de la industria que siente cierta responsabilidad de utilizar su posición mediática para señalar las desigualdades del sistema.

placeholder 'Morder la manzana'
'Morder la manzana'

Aunque lleva lustros metiéndose en la piel de otros personajes en la pequeña y gran pantalla, desde que estrenó su primer largometraje, 'Requisitos para ser una persona normal', Dolera es reconocida como uno de los talentos nacionales con buena proyección de futuro detrás de las cámaras. Ahora debuta como escritora con 'Morder la manzana', un texto que mezcla referencias feministas con experiencias personales y que, asegura, es el libro que le hubiera gustado leer cuando tenía 18 años. Debo destacar que, con un par de días en el mercado, ya se han agotado las dos primera ediciones. Todo apunta a que buena parte de su público ansiaba pecar junto a ella.

PREGUNTA. 'Morder la manzana' es casi un manual para introducirse en teoría feminista y también una reflexión sobre como todos esos textos te han hecho ver que algunas experiencias personales hubieran sido muy diferentes de haber nacido hombre. ¿Las gafas moradas se las pone una leyendo? (Gafas moradas es una expresión que se utiliza para indicar que empiezas a darte cuenta de las desigualdades de género)

RESPUESTA. Sí, las gafas moradas te las pones leyendo o hablando con mujeres de feminismo. No fui consciente en su día de que todas las experiencias que cuento en el libro eran parte de un sistema. Pensaba que eran cosas que me pasaban por mala suerte, por mi físico, porque no sabía lidiar con una situación… lo atribuía a una experiencia individual. Cuando empiezas a hablar con otras mujeres te das cuenta de que es sistémico. Llegados a este punto la teoría feminista ha sido muy importante para mi, porque me ayudó a darle una lectura diferente a todo lo que me ha pasado en la vida a mi y a muchas mujeres.

me parece muy grave que en el sistema educativo se obvie la historia dedel feminismo. Nos han robado referentes

P. Si en vez de tener que leer y buscar por nosotras mismas estas experiencias de otras mujeres estudiásemos la obra Simone de Beauvoir en los institutos, seguramente nos ahorraríamos tiempo y disgustos.

R. A mi me parece muy grave que en el sistema educativo se obvie la historia de las mujeres y del feminismo. Tengo la sensación de que nos han robado referentes. Un caso llamativo para mi, que me dedico al cine, es el de Alice Guy. Ella inventó la narración cinematográfica y resulta que esto se le atribuye a Méliès. Quizá, de conocer esta figura y otras muchas, más mujeres hubieran tratado de dedicarse al cine. No es casualidad que ahora estén saliendo tantos libros sobre mujeres en la ciencia, en la pintura, en la música… mujeres que a fin de cuentas no están en el sistema educativo. Estamos recuperando en proyectos personales las figuras que han borrado de los libros de texto.

Hemos cargado con siglos de creer que nosotras teníamos que llegar vírgenes al matrimonio como si fuéramos un objeto a estrenar

P. Sí, crecemos sin saber cuales son nuestras posibilidades más allá de ser madres.

R. Claro, y nos merman la autoestima. Hay estudios que dicen que a los 6 años ya empezamos a colocarnos en lugares secundarios y a creer que las profesiones que requieren de una cualificación no son para nosotras. Esto es porque estamos educando desde el sexismo. Pasa lo mismo con la educación sexual. No es normal que la mujer a día de hoy siga sin poder vivir su sexualidad con total libertad. No sé si esto tiene que ver con la losa de la tradición religiosa que aun llevamos a cuestas. En el cristianismo se venera a las vírgenes. Una mujer virgen es una mujer a venerar. De los hombres no se hace referencia de su vida sexual: es un santo o un sacerdote, pero no hablamos de hombres vírgenes. Evidentemente hay algo ahí, como si la sexualidad de la mujer fuera un motivo de vergüenza, de mancha. Hemos cargado con siglos de creer que nosotras teníamos que llegar vírgenes al matrimonio como si fuéramos un objeto a estrenar. Tenemos que adueñarnos de nuestra sexualidad para que la podamos vivar como queramos y, sobre todo, para que no se nos catalogue según como la vivamos.

P. Al hilo de esto, en tu libro recuerdas que cuando eras más joven y trabajabas en una serie, tus compañeras y tú estabais convencidas de que posar con actitud sexy en la portada de una revista masculina era casi una condición para consideraros “actrices profesionales”.

R. Sí. Era importante para que se me diera importancia y espacio en los medios. La imagen que nos ofrecían protagonizar, en la inmensa mayoría de los casos, era una portada sexualizada.

P. Y habiendo vivido esto en tus inicios, habiendo sentido que tu imagen debía resultar apetecible a la mirada masculina para asentar tu carrera como actriz, ¿cómo se consigue liberar una de esa presión que nos impone la sociedad con nuestro cuerpo y la edad?

R. Creo que el mito de la belleza es una de las cadenas más pesadas que arrastramos. Como dice Rosa Luxemburgo: “quien no se mueve no siente sus cadenas”. Ahora pienso en por qué yo tengo que maquillarme o peinarme para un rodaje o para un evento y perder dos horas de mi tiempo. Mis compañeros hombres no tienen que hacer esto. Eso lo vivimos como algo natural, pero no deja de ser una proyección de lo que debe ser una mujer delante de una cámara. Yo siento que ya he sido atravesada por eso y no creo que pueda desprenderme de ello. Sé que cuando me salgan canas me las querré tapar, a pesar de que en un hombre se perciben como un símbolo de madurez y experiencia e incluso resulta atractivo. En cuanto empiecen a aparecer mujeres sin miedo a mostrar la edad que tienen, con apariencias y físicos distintos, empezaremos a naturalizar que una mujer que no cumple con los cánones de belleza heteropatriarcales también puede protagonizar una historia, estar en el centro del relato y ocupar portadas de revistas como hacen los hombres.

P. La periodista Maureen Dowd en su libro ¿Son necesarios los hombres? opina que hay mucha gente que no entiende nada del movimiento porque las mujeres seguimos haciendo lo mismo de siempre solo que esta vez en nombre del feminismo. Como, por ejemplo, posar desnudas. Las mujeres desde siempre se han quitado la ropa hasta para vender bolis. Ahora las imágenes son las mismas pero cambia el titular, se describe como acto feminista o para reivindicar su sexualidad.

R. Que una mujer blanca, delgada, que encaja en los cánones de belleza heteropatriarcales, aparezca sexualizada en un medio de comunicación es un acto de libertad pero no es un acto feminista. Sería feminista que apareciera sexualizada una mujer negra de 50 años o una blanca que pese más de 60 kg. Los desnudos de Lena Dunham en 'Girls' son un acto feminista, están ayudando a ver empoderada a una mujer con un cuerpo que es como el de la inmensa mayoría: con celulitis. Que estas mujeres ocupen un espacio en los medios que siempre se les ha negado, precisamente por su físico, sí es feminista.

P. Cito literalmente de tu libro: “Miro la pared y me encuentro mi nombre y apellidos escritos a rotu tamaño gigante en el cemento acompañados de mi número de teléfono, el dibujo de un pene gigante y el siguiente texto: Si quieres que te la chupen llama aquí.” Cuentas que cuando esto ocurrió tenías 12 años. ¿Por qué incluyes un capítulo sobre bullying en un libro sobre feminismo?

R. No fui consciente de que el bullying que yo había sufrido tenía una carga machista hasta que leí tu artículo sobre “Por trece razones”. Me hizo reflexionar sobre que en el cole me tocaban las tetas, el coño, me llamaban zorra y puta y me dejaban mensajes sobre chupar pollas. Estos actos, obviamente, tienen una carga machista importante. Recuerdo un compañero al que también le hacían bullying pero nunca apelaban a su sexualidad. Le pegaban o le escupían - que a mi también - pero es preocupante que niños tan pequeños ya sepan que para controlar a las mujeres hay que apelar a su sexualidad. Los niños de mi clase no eran una excepción, es algo que ocurre en todos los colegios. Por eso hay que liberar la sexualidad de las mujeres. Entre otras cosas, ellos dejarán de sentir que ahí tienen un arma para controlar nuestra vida.

P. El capítulo 17 se titula “Algunos hombres sabios empeñados en definir a las mujeres”. Citas a Aristóteles, A Platón, a Rousseau… Dicen verdaderas barbaridades del género femenino. ¿Es el columnismo actual la nueva filosofía misógina?

R. La verdad es que desde su atalaya de sabiduría, inteligencia y saber hacer, nadie niega que escriban bien, algunos de ellos han encontrado un filón en dedicarse a reflexionar y cuestionar lo que nosotras hacemos o dejamos de hacer. O como vivimos la opresión o el acoso cuando ellos no lo padecen. Y, por supuesto, como debería ser el feminismo. Quizás todos ganaríamos si reflexionasen sobre la masculinidad y sus privilegios dentro de esta sociedad.

P. También dedicas varios capítulos a la amistad entre mujeres.

P. Siguen vigente tópicos como que no podemos trabajar juntas, que el peor enemigo de una mujer es otra mujer, que somos unas envidiosas, que discutimos por los hombres… creo que esa idea de que las mujeres no podemos entablar amistades con otras mujeres conjuga varias cosas. Por un lado, la falta de sororidad y en esto ha tenido mucho que ver los referentes culturales que hemos mamado. Rara vez en las películas, por ejemplo, nos muestran mujeres en grupo: siempre vamos solas o en pareja. A ellos les vemos pelear en conjunto, o colaborar para conseguir lo que sea, pero no vemos películas de superheroínas en grupo, por ejemplo.

P. ¿No hay nada peor que una mujer machista?

R. Sí, un hombre machista. Un hombre machista te puede agredir, acosar, pegar e incluso matar. Como ellos suelen ser los jefes también pueden tomar decisiones que perjudiquen tu carrera laboral, lo que pasa es que encontrarte con una mujer machista duele más.

P. En Hollywood hay muchas actrices abiertamente feministas y que, además, son muy activas: Jessica Chastain, Scarlett Johansson, Evan Rachel Wood… En España la única que ha mantenido ese discurso de manera constante y a lo largo del tiempo eres tú. ¿Echas de menos algo de arrojo por parte de tus compañeras de profesión?

R. Hay muchas compañeras que me han dado las gracias por dar la cara pero me niego a exigirles que hagan lo mismo que yo. Al final, su trabajo es actuar. La situación de las actrices en la profesión es muy precaria. Las mujeres tenemos menos oportunidades, menos papeles y cuantos más años cumplimos más se complica nuestro futuro. Evidentemente, si estás en una situación así es difícil querer mojarte.

P. A Natalie Portman la preguntaron por Woody Allen en una entrevista y contestó que “de lo que deberíamos hablar es de por qué Elaine May o Nora Ephronno no tuvieron la oportunidad de rodar también una película al año. O por qué nunca tuvimos una versión femenina de Bill Cosby o por qué nunca vemos a mujeres asiáticas en películas”.

R. A veces tengo la sensación de que se busca el enfrentamiento directo con alguien en concreto. Se busca el titular: “tal feminista se ha enfrentado a tal persona que además es muy poderosa”. En realidad esto no va de una mujer enfrentándose a un hombre ni es una guerra de sexos. Va de derrocar el patriarcado porque es un sistema que genera desigualdad y violencia contra las mujeres y es ahí a donde hay que poner el foco.

Si algo caracteriza a Leticia Dolera es la valentía. Desde hace ya varios años denuncia en su twitter, y cada vez que tiene un micrófono delante, los abusos que el machismo comete en nuestra sociedad. Fue la primera en revelar que en el cine español también se ha consentido el acoso a las actrices y sus intervenciones en las galas de premios de este año no han pasado desapercibidas, ni para las redes ni para los medios de comunicación. Quizá tenga que ver con que es una de las pocas voces de la industria que siente cierta responsabilidad de utilizar su posición mediática para señalar las desigualdades del sistema.

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