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'La ola verde': el aborto, ¿un derecho o un crimen?
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'La ola verde': el aborto, ¿un derecho o un crimen?

Este viernes 6 de marzo se estrena 'La ola verde', un documental sobre las movilizaciones sociales que están promoviendo la despenalización del aborto en Argentina

Foto: Manifestantes vestidas como 'El cuento de la criada' en 'La ola verde'. (Caramel)
Manifestantes vestidas como 'El cuento de la criada' en 'La ola verde'. (Caramel)

Argentina se levantó este domingo con el anuncio del presidente Alberto Fernández: "El aborto sucede, es un hecho. Un Estado presente debe proteger a los ciudadanos en general y las mujeres en particular. Presentaré en los próximos 10 días un proyecto que legalice el aborto en el tiempo inicial del embarazo". Desde que en 2018 Macri permitió por primera vez el debate sobre el aborto en el Parlamento, después de 36 años de democracia, el país vive absorto en un tira y afloja entre los colectivos feministas, o que simplemente abogan por el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, y los sectores más conservadores de la sociedad, que consideran la interrupción del embarazo como un asesinato. Después del anterior intento de despenalización, que se aprobó el 14 de junio de 2018 en la Cámara de Diputados pero que no pudo rebasar el bloqueo del Senado, Argentina se encuentra hoy más cerca que nunca de que el aborto deje de ser un crimen con penas de cárcel.

Cuenta 'La ola verde', el documental de Juan Diego Solanas que llega a la cartelera este viernes —coincidiendo con el fin de semana del 8-M—, que de los 320 millones de mujeres que viven en Latinoamérica sólo un 8% puede interrumpir libremente su embarazo. También cuenta que en Argentina muere una mujer cada semana después de que le sea practicado un aborto clandestino. En España, en 1985 el Gobierno de Felipe González despenalizó el aborto en los primeros 12 meses en caso de violación y hasta los 22 meses en el caso de malformaciones del feto y en cualquier momento si supusiese riesgo para la vida de la madre. Hasta 2010, con Zapatero, no se despenalizó el aborto libre en las primeras 14 semanas de embarazo. Valga recordar que no fue hace tanto tiempo. Y eso es lo que se debate ahora en Argentina: que la mujer podía interrumpir la gestación sin que mediease una violación, una malformación o un riesgo para la salud.

La cuestión del aborto siempre ha sido un 'casus belli' en el debate público. Intrínsecamente, la controversia siempre viene acompañada de cuestiones en torno a las creencias religiosas, de lucha de clases y de género y del concepto ontológico sobre qué es una vida humana. El documental —aunque formalmente tiende más a un reportaje— sigue las movilizaciones que se produjeron en 2018 alrededor del debate parlamentario, pero también testimonios de mujeres abortistas, familiares, facultativos, organizaciones provida y proaborto, legisladores e, incluso, religiosos. La 'ola verde' se refiere al color de los pañuelos que han servido como símbolo de esta revolución social.

placeholder Una imagen de 'La ola verde'. (Caramel Films)
Una imagen de 'La ola verde'. (Caramel Films)

Según retrata Solanas, por un lado, se suceden las experiencias casi calcadas de mujeres que han abortado de manera ilegal y precaria, en la mayor parte de veces antihigiénica, y cuyo procedimiento ha derivado en infecciones, histerectomía, infertilidad e incluso la muerte. Desde una joven que intentó practicarse un aborto con una aguja de tejer hasta otra que encontró que le habían colocado perejil en el útero como método abortivo. Muchas de ellas, además, se queja de la estigmatización que sufren por parte del personal sanitario, que en ocasiones siquiera les proporciona un trato digno y las insulta por "asesinas" e "hijas de puta".

"Me formé bajo un concepto punitivo del aborto. Cada mujer que se acercaba a nuestro servicio, nos formaron para hacer la denuncia y tratarla como si hubiera cometido un delito", asume Juan Suárez, subjefe de Obstetricia del Hospital Diego Thompson, en San Martín, cerca de Buenos Aires, que ha trabajado en la maternidad durante 28 años. Un comportamiento heredado de la costumbre y las creencias religiosas que, según los propulsores del proyecto de Ley, aunque sean mayoritarias "no pueden imponerse al conjunto de la sociedad".

placeholder Otro momento de 'La ola verde'. (Caramel Films)
Otro momento de 'La ola verde'. (Caramel Films)

También interviese la desigualdad social. Primero porque las clases menos alfabetizadas son las que poseen menos conocimientos sobre sexualidad. Segundo porque son las que menos recursos tienen para acceder a un aborto seguro e higiénico. Y tercero, porque de llevar a término el embarazo, verían abocada a la familia a una mayor precariedad. "Siempre dicen que donde comen seis comen siete", lamenta una madre de varios hijos que abortó su último embarazo. "Pero no; donde comen seis comen seis. No se puede estirar más el plato o la ropa". "¿Sabes qué? Las ricas se hacen abortos. Las pobres también, pero no tienen la plata para hacerlo seguro", aduce la doctora Cecilia Ousset, médico abortista y católica. "Darme cuenta de mi error, mi falta de amor y caridad siendo una persona que profeso y siempre profesé esta religión. Lo de dos vidas o ninguna, yo no veo la relación con mi religión. Lo de dos vidas o ninguna es un crimen".

Para los sectores provida, el aborto es más traumático que llevar adelante el embarazo. Un argumento basado en una percepción, la mayor parte de veces emitido por quienes no han sufrido la experiencia. Pero al mismo tiempo, también existe la defensa de que muchas mujeres no consideran la trascendencia de interrumpir el embarazo, que al fin y al cabo es "matar a un niño cuando todavía no está en posibilidad de vivir fuera del útero". "Les voy a hablar a las mujeres madres, a las mujeres todas, porque yo alabo al eterno padre no porque las hizo bellas, sino porque a todas ellas les dio corazón de madre. A ese corazón de madre apelo hoy: por favor, no los maten", pidió en el Senado el médico Abel Albino.

placeholder El médico Abel Albino en 'La ola verde'. (Caramel Films)
El médico Abel Albino en 'La ola verde'. (Caramel Films)

El Padre de la Serna, cura de la diócesis de Quilmes, defiende lo contrario: "Nadie es feliz de abortar. Nadie dice ‘¡Qué bueno que hoy aborté!’ ni ‘Me voy de fiesta esta noche; mañana aborto’. Eso no lo hace nadie. Es una falacia. Por eso es bastante preocupante que en algunos sectores muy estructurados y fundamentalistas no quieran educación sexual integral, tampoco quieran anticonceptivos y tampoco quieren aborto. Lo que quieren es familias de conejos que no tengan contacto con la realidad o, si no, que la única solución sea la abstención".

El proyecto de Ley sobre la reforma del aborto de 2018 acabó encallando en el Senado. Muchas manifestantes de la ola verde, derrotadas en las calles. Pero como recuenda en la película la periodista Mariana Carabajal, "las mujeres hemos conquistado nuestros derechos a base de muchas derrotas. En Argentina, las mujeres votamos, pero para lograrlo hubo que perder muchas veces". Dos años después, las calles de Buenos Aires vuelven a teñirse de verde. Y dos años más tarde, las movilizaciones sociales habrán provocado un cambio legislativo. La batukada como arma de poder.

Argentina se levantó este domingo con el anuncio del presidente Alberto Fernández: "El aborto sucede, es un hecho. Un Estado presente debe proteger a los ciudadanos en general y las mujeres en particular. Presentaré en los próximos 10 días un proyecto que legalice el aborto en el tiempo inicial del embarazo". Desde que en 2018 Macri permitió por primera vez el debate sobre el aborto en el Parlamento, después de 36 años de democracia, el país vive absorto en un tira y afloja entre los colectivos feministas, o que simplemente abogan por el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, y los sectores más conservadores de la sociedad, que consideran la interrupción del embarazo como un asesinato. Después del anterior intento de despenalización, que se aprobó el 14 de junio de 2018 en la Cámara de Diputados pero que no pudo rebasar el bloqueo del Senado, Argentina se encuentra hoy más cerca que nunca de que el aborto deje de ser un crimen con penas de cárcel.

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