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Can Xue, la china favorita al Nobel: "Los europeos tienen muchos conceptos falsos sobre mi país"
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Entrevista

Can Xue, la china favorita al Nobel: "Los europeos tienen muchos conceptos falsos sobre mi país"

La escritora llega a nuestro país con la novela 'La frontera' y el libro de relatos 'Hojas rojas'. Es una de las autoras más importantes del panorama literario mundial

Foto: La escritora china Can Xue (CEDIDA POR LA EDITORIAL)
La escritora china Can Xue (CEDIDA POR LA EDITORIAL)

Desde hace años, Can Xue -pseudónimo de Deng Xiaohua (Changsha, Hunan, China, 1953)- siempre aparece como favorita en la quiniela de los Nobel de Literatura. Y aunque esta lista cada vez tiene menos sentido -nadie acertó el del tanzano Abdulrazak Gurnah, por ejemplo-, lo cierto es que esta escritora tiene notables valedores en todo el mundo. Desde Susan Sontag, la primera en señalar que sería una gran merecedora del galardón, hasta sus múltiples lectores a lo largo de todo el planeta, puesto que ya está traducida a centenares de idiomas. En los últimos meses ha llegado al español, primero con la novela, 'La frontera' (Ediciones Hermida), y hace solo unas semanas con el libro de relatos ‘Hojas rojas’ (Aristas Martínez), excelentemente traducido por Belén Cuadra Mora. Una gran oportunidad para leer a la que quizá es la próxima premio Nobel.

Porque es verdad que es una enorme escritora. “Cada día que pasa me agosto. Mis hojas viejas se arrastran y he perdido el interés en echarlas nuevas. Mi corteza seca, resquebrajada, se ha vuelto rojiza. Anteayer amarillearon en mi copa otras cinco hojas (...) He dejado de ser indispensable”. Así comienza el relato ‘Confesiones de un sauce’, que sumerge al lector en el sufrimiento de un árbol que observa cómo día tras día su jardinero le deja de regar. Una tortura insoportable que Can Xue transmite con un vocabulario lleno de texturas. Estas breves líneas son un buen resumen de su literatura: evocativas imágenes de la naturaleza, del mundo tal y como es, con su belleza, su rudeza y dolor. A veces resulta un mundo inquietante, oscuro.

placeholder 'Hojas rojas', de Can Xue
'Hojas rojas', de Can Xue

“Mi escritura es para fusionarse con la naturaleza. Siempre he creído que la naturaleza me eligió a mí para defenderla”, contesta a El Confidencial a través de un cuestionario. Siempre hay algo de espiritualidad en sus textos. De alguna manera huye del realismo, un estilo en el que no se siente cómoda. “El realismo es rígido en muchos aspectos. No es la forma en la que puede expresar libremente lo que quiero expresar”, asegura. De ahí que se haya sentido atraída por escritores como Borges, Kafka, Dante, Calvino, Tolstoi, Gogol y otros. También Lu Xun y Cao Xuequin, de su país, mucho menos conocidos por aquí. “Y me gusta mucho Cervantes”, añade.

Azote del régimen de Mao

Es posible que este alejamiento del realismo y su interés por lo doloroso (por lo infernal) tenga que ver con la vida que llevó hasta que llegó a la edad adulta. Le tocó el zarpazo del régimen de Mao. Cuando solo tenía cinco años su padre, que trabajaba en el periódico ‘New Hunan Daily’, fue denunciado por derechista y enviado a un campo de trabajo. Toda la familia fue desalojada de la vivienda y Can Xue vivió con su abuela, ya que su madre y dos de sus hermanos fueron enviados a un campo de reeducación. Durante mucho tiempo vivió en condiciones de pobreza, en habitaciones insalubres. Eso lo cuenta ella en sus memorias "A Summer Day in the Beautiful South".

"Mi escritura es para fusionarse con la naturaleza. Siempre he creído que la naturaleza me eligió a mí para defenderla"

Acabó trabajando en una fábrica como metalúrgica, pero el pinchazo de la literatura ya lo tenía desde niña. Estaba la miseria, pero también los libros. “Sí, me encanta la literatura desde que era una niña, pero no tuve oportunidad de mostrar mi talento hasta los treinta años”, afirma. Al tener su primer hijo abandonó la fábrica y montó una sastrería con su marido. En 1983 fue cuando escribió su primer libro de relatos. Y le fue bien.

Lo firmó como Can Xue, que apela a esa nieve sucia que queda cuando casi toda se derrite. Otra vez esa parte de la vida más estomagante. Aunque también hace referencia a la nieve más pura que queda encima de la montaña. Según señalaba un reportaje 'The New Yorker', el pseudónimo era una forma de criticar a la industria editorial china, puesto que "no brinda apoyo a la originalidad, que a veces incluso se suprime”. Por otra parte le permitía no desvelar quién era ni su género. Hoy se recuerda cómo incluso muchos se molestaron cuando descubrieron que era una mujer. La escritora no ha querido contestar si su infancia y adolescencia le han llevado a practicar ese tipo de literatura. Tampoco por qué su mundo literario es tan crudo, sin alharacas. Ha preferido centrarse en cómo escribe y para quién.

placeholder Can Xue
Can Xue

Y, desde luego, no piensa mucho en sus lectores. De hecho, ni siquiera piensa mucho en lo que escribe. “Mi forma de escribir es la escritura automática por lo que no puedo pensar en ellos. Aunque cuando termino un libro realmente me preocupa cómo van a reaccionar”, sostiene. Su forma de trabajo es sencilla: se sienta “todos los días durante una hora a las siete de la tarde” y sale el texto a borbotones. Lo que salga. Largo o corto. Ahora nos han llegado relatos y novelas, pero afirma sentirse bien con todos los géneros literarios. “Disfruto escribiendo relatos tanto como escribiendo novelas. He escrito diez novelas largas. Una de ellas es particularmente larga y yo diría que es mi mejor obra. Cinco de ellas se han traducido al inglés y otros idiomas. Mis relatos son cuentos poéticos con implicaciones filosóficas”, describe.

En ‘Hojas rojas’ son ocho relatos. En el último ‘Conviviendo con humanos’ se transforma en una urraca. “Soy una urraca macho de mediana edad y vivo aquí, en la ciudad”. Se plantea interesante cómo se le ocurrió, así sin más, esta primera frase. No quiere, no obstante, que su obra se vea como surrealista (ellos también intentaron lo de la escritura automática). “No creo que mi obra pueda clasificarse como surrealista. La llamaría esencialmente literatura. El surrealismo insiste en representar el mundo espiritual mientras que mi escritura se centra más en mostrar la belleza física, la belleza de la vida real. Creo que es porque soy china, pero estoy influida por la cultura occidental. La carne que retrato es tan sublime como el espíritu, pero más diversa”, asegura.

"Mi forma de escribir es la escritura automática lo que significa que no puedo escribir bajo presión. Siempre estoy relajada"

Solo se atiene a contestar sobre su país cuando se le pregunta por la visión que tenemos desde fuera. No es que sepamos mucho. Tampoco es que China se muestre demasiado y , con la pandemia, cada vez menos. Al contrario de otros autores chinos que publican en Occidente, ella vive en China. Medio año en Pekín y en verano se va a Yunan, la provincia sureña frontera con Vietnam.“Los europeos tienen muchos conceptos erróneos sobre China, lo cual es inevitable”, manifiesta. Pero también sostiene que no es algo que le preocupe. “Mientras tanto nos conoceremos cada vez mejor y esa es la buena dirección. Por ejemplo, yo tengo la voluntad de abrirme y dejar que los europeos sepan más sobre mí”, añade.

Finalmente le pregunto si le presiona que sea una de las favoritas al Nobel a la hora de escribir. Aquí sí que entra. “Mi forma de escribir es la escritura automática lo que significa que no puedo escribir bajo presión. Siempre estoy relajada y escribo casi cada día. Soy una escritora prolífica”. Se sienta en su mesa y lo que salga (que suele ser, al menos lo publicado, bastante bueno).

Desde hace años, Can Xue -pseudónimo de Deng Xiaohua (Changsha, Hunan, China, 1953)- siempre aparece como favorita en la quiniela de los Nobel de Literatura. Y aunque esta lista cada vez tiene menos sentido -nadie acertó el del tanzano Abdulrazak Gurnah, por ejemplo-, lo cierto es que esta escritora tiene notables valedores en todo el mundo. Desde Susan Sontag, la primera en señalar que sería una gran merecedora del galardón, hasta sus múltiples lectores a lo largo de todo el planeta, puesto que ya está traducida a centenares de idiomas. En los últimos meses ha llegado al español, primero con la novela, 'La frontera' (Ediciones Hermida), y hace solo unas semanas con el libro de relatos ‘Hojas rojas’ (Aristas Martínez), excelentemente traducido por Belén Cuadra Mora. Una gran oportunidad para leer a la que quizá es la próxima premio Nobel.