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Damas de compañía somos todas o cuando los machistas hablan de sus cosas
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'TRINCHERA CULTURAL'

Damas de compañía somos todas o cuando los machistas hablan de sus cosas

Sortear a una mujer como si fuera un chuletón de añojo es algo impropio de este y cualquier otro siglo. Colocar un cartel en la cantina del cuartel anunciándolo es intolerable

Foto: Manifestación del movimiento feminista de Madrid. (EFE/Luca Piergiovanni)
Manifestación del movimiento feminista de Madrid. (EFE/Luca Piergiovanni)

Ronaldo Nazario sí que sabía hacer fiestas. Llegaba su cumpleaños y la casa se le llenaba de personas con un índice de masa corporal inalcanzable. Allí permanecían hasta que los cuerpos aguantaran o la Policía llamara a la puerta, aunque el mejor resumen lo hizo uno de sus compañeros de aquel Madrid de los galácticos, Iván Helguera. "Estuve en una fiesta de cumpleaños con mi mujer y cuando empezaron a aparecer autobuses de señoritas me dijo mi mujer que tirara para casa".

"Anda, tira pa' casa". La advertencia definitiva. No hace falta añadir nada después de pronunciarla. No haces otra cosa que obedecer cuando la escuchas.

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"Autobuses de señoritas" es una de esas expresiones que dicen todo y nada a la vez. Da a entender que Ronaldo Nazario y su diastema ponían todo tipo de facilidades a sus invitadas y fletaba un Alsa para que luego volvieran sanas y salvas a casa aun habiéndose achispado en aquel fiestón.

Da a entender que, aunque aquellas mujeres parecían todas la misma (ni una fea, ni una gorda, ni un muslo blando, ni siquiera la típica simpática), uno es un caballero que las respeta por encima de todo. Por eso son señoritas y no buenorras sin más. Y porque decir "volquete de putas" como Francisco Granados queda regular, o como aquel jefe que tuve que se refirió a una compañera diciendo que por no ser, "no es ni follable".

Y porque sabes, Iván Helguera, que tu mujer te estaba escuchando.

Porque decir "volquete de putas" como Francisco Granados queda regular

Los eufemismos son una plaga bíblica. También la cursilería. Al parecer, en el cuartel militar del Bruch pretendían sortear a una mujer prostituida, pero la denominaban "dama de compañía". Porque ya sabemos que en los grupos de WhatsApp formados por setenta señores del ejército de tierra suele reinar un vocabulario del siglo XIX del que Jane Austen estaría muy orgullosa.

"Para celebrar el día de la Inmaculada Concepción, también conocido como La Purísima, este amable grupo de caballeros procederá a realizar el sorteo de una dama de compañía, a la que se deleitará con todo tipo de atenciones". Algo así dirían, supongo.

Al parecer, algunos miembros de ese chat, algo incómodos con este asunto, fueron a contárselo a unos periodistas de Ara. Vaya flojos, no se les puede decir nada, están en un plan, dirán los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que no solo se quedaron, sino que mostraron su absoluta conformidad con la rifa lanzando improperios y vejaciones a la dama.

Al parecer, en el cuartel militar del Bruch pretendían sortear a una mujer prostituida, pero la denominaban "dama de compañía"

Para animar el cotarro, adjuntaron imágenes del objeto del sorteo. "Vaya pedazo de señorita", dijo alguno. "Qué nivel de mujer", añadió otro. "A ver si tengo suerte y me toca. Y se deja tocar, jo, jo, jo", deseó un tercero. Los siguientes mensajes fueron emojis de risas variadas y solo uno, el más juguetón de todos, puso el de la berenjena. Cómo son estos chicos. Juguetones ellos.

Sortear a una mujer como si fuera un chuletón de añojo es algo impropio de este y cualquier otro siglo. Colocar un cartel en la cantina del cuartel anunciándolo —como al parecer hicieron— es intolerable. Vejar a una mujer en un grupo de WhatsApp, por muy privado que sea, es de un machismo insoportable. Sean ellos militares o entrañables compañeros del colegio. Que algunos de los familiares reaccionen diciendo que "esto es porque están en contra del ejército" o "¿Quién manda aquí? El independentismo. Con eso te lo digo todo", denota que somos una sociedad madura y avanzada como la que más.

Así que, ¿para qué preocuparnos? Respiramos igualdad por los cuatro costados, el machismo está totalmente erradicado, la cosificación de la mujer es cosa del pasado y las mujeres que se prostituyen lo hacen porque así planificaron su carrera laboral desde el principio.

Vejar a una mujer en WhatsApp, por muy privado que sea, es de un machismo insoportable

Se calcula que unas 45.000 en España gustan de ofrecer sus servicios a amables caballeros en laborables y festivos como el día de la Purísima. Ninguna lo hace ya obligada por mafias y redes de explotación sexual. Las relaciones sexuales siempre son consensuadas y el proxenetismo y la trata se descatalogaron como delito y hasta como términos del diccionario de la RAE. Ya todas somos damas de compañía en el sentido más literal del término. Se nos respeta y acompañamos.

A ver si, más que sortear, lo que nos toca es insistir en lo del feminismo.

Ronaldo Nazario sí que sabía hacer fiestas. Llegaba su cumpleaños y la casa se le llenaba de personas con un índice de masa corporal inalcanzable. Allí permanecían hasta que los cuerpos aguantaran o la Policía llamara a la puerta, aunque el mejor resumen lo hizo uno de sus compañeros de aquel Madrid de los galácticos, Iván Helguera. "Estuve en una fiesta de cumpleaños con mi mujer y cuando empezaron a aparecer autobuses de señoritas me dijo mi mujer que tirara para casa".

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