Y 'Top Gun: Maverick' le salvó el culo a Hollywood

"Le has salvado el culo a Hollywood. Y, probablemente, también has salvado la distribución en salas. En serio, Top Gun: Maverick ha podido salvar toda la industria del cine en salas". El 13 de febrero, en el almuerzo de los nominados a los Oscar, Steven Spielberg abrazó a Tom Cruise y una cámara indiscreta captó la conversación al oído. Spielberg, probablemente el productor —y director— con más poder en Hollywood agradecía al productor y actor protagonista de la segunda película más taquillera de 2022 el empeño de estrenar su filme en salas, a pesar de que la vuelta del público a los cines —todavía con restricciones en muchos países a causa del covid— hubiese disuadido a los estudios de estrenar sus títulos más ambiciosos.

En un principio, Paramount había previsto el estreno de Top Gun: Maverick para junio de 2020, más tarde para noviembre de 2021 y finalmente para mayo de 2022, debido al aumento de contagios de la nueva variante delta. Incluso se llegó a poner sobre la mesa un estreno directamente en plataformas, como ha sido el caso de algunas de las películas más esperadas de Disney.

Con los cines convertidos en el eslabón más débil en las negociaciones por las ventanas de exhibición —el tiempo que pasa desde que una película se estrena en el cine hasta que llega a las plataformas—, Cruise apostó por un gran estreno mundial en salas, por crear un evento que devolviese al mundo pospandémico la ilusión por volver a llenar el patio de butacas. El resultado ha sido una recaudación mundial de más de 1.406 millones de euros y el deshielo de la vuelta de los taquillazos a la gran pantalla. De ahí el abrazo de Spielberg, cuya película, Los Fabelman, compite con Top Gun: Maverick en la categoría del Oscar a mejor película.

"Supongo que muchos te presionarían —los estudios, los inversores, quienquiera que fuese a estrenar la película en streaming—, pero tú dijiste que no. Y aguantaste la película durante dos años. Supongo que tenías 1.500 millones de dólares de razón", le espetó Jimmy Kimmel a Cruise en su late show la semana pasada. "La gente llevaba esperando la película más de 34 años, así que supuse que un par de años más no importarían", contestó Cruise. "La hubiese retrasado 10 años si hubiese hecho falta. La película se hizo para verla en pantalla grande. La hice para el cine. Todos la hicimos para el cine".

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Top Gun: Maverick se presentó por todo lo alto en el Festival de Cannes, la meca del cine... de autor. Aviones supersónicos del Ejército hicieron una exhibición llenando el cielo de humo azul, blanco y rojo —los colores de las banderas de Francia y Estados Unidos—, y, al terminar la proyección, el equipo de la película recibió cinco minutos de aplausos. El festival más prestigioso del mundo hizo hueco a un taquillazo que representa la quintaesencia del cine palomitero americano, lo que ya fue una declaración de intenciones.

La estrella más importante de Hollywood —con permiso de Brad Pitt— en una secuela de un clásico del cine de acción, con persecuciones aéreas, mucha imagen generada por ordenador y una ambición de convertirse en un puente intergeneracional entre los viejos nostálgicos y el público nuevo. La crítica, hasta la más sesuda, ha alabado el trabajo de Joseph Kosinski. Y la nominación al Oscar ha venido a completar ese agradecimiento de una industria castigadísima por la pandemia a la que muchos agoreros daban —y dan— por muerta. Es verdad que, antes que Top Gun: Maverick, ya se estrenaron algunos blockbusters como The Batman o Dr. Extraño en el multiverso de la locura, pero, fuera del cine de superhéroes, Top Gun: Maverick apelaba a un público adulto más reacio a salir de casa y meterse en una sala de cine.

Más allá de los números y entrando en el terreno rosa, el abrazo entre Spielberg y Cruise también simboliza el deshielo de una relación tensa —una "enemistad", según los medios estadounidenses— que ha durado casi 20 años. El encontronazo se remonta a principios del milenio. En 2002, Spielberg y Cruise colaboraron por primera vez en sus carreras gracias a Minority Report, clásico moderno del cine de ciencia ficción y que se adelantó a la pesadilla —cada vez más real— de la hipervigilancia y los mecanismos de predicción de la conducta. La película recaudó 358 millones en todo el mundo y director y actor decidieron repetir experiencia con la adaptación de un clásico —también de la ciencia-ficción— como La guerra de los mundos (2005).

El filme recaudó más de 600 millones de euros, pero supuso el cisma entre ambos. ¿Por qué, si La guerra de los mundos funcionó en taquilla? Porque la promoción estuvo a punto de acabar con la carrera del actor. El momento de Cruise saltando sobre el sofá de Oprah Winfrey y proclamando su amor por Katie Holmes pertenece a aquella gira promocional. El discurso contra la psiquiatría y contra Brooke Shields por tomar antidepresivos, también. Para añadir más leña, fuera de cámaras, miembros de la cienciología acosaron a un psiquiatra conocido de Spielberg al que el productor había mencionado en alguna conversación privada con Cruise, lo que hizo que sospechase que el actor tenía algo que ver con el escrache. En privado, y siempre según los mentideros, Spielberg culpó a Cruise de que la película no hubiese recaudado todavía más de lo que lo hizo debido a sus desafortunadas declaraciones en los medios.

Hoy son dos décadas más viejos y quién sabe si más sabios, y ambos compiten en un año sin favorita evidente en los Oscar. Será este domingo cuando descubramos cuán agradecida está realmente la Academia de Hollywood y si Top Gun: Maverick (seis nominaciones) logra imponerse a Los Fabelman (siete nominaciones). Los dos reyes de la taquilla enfrentados como kaijus por el Oscar.