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Las señoras de Cádiz: "Este congreso es un orgullo, pero la ciudad podría estar más limpia"
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IX CONGRESO DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Las señoras de Cádiz: "Este congreso es un orgullo, pero la ciudad podría estar más limpia"

Las calles gaditanas respiran alegría con sus cajoneadas y las palabras colgadas en los balcones, aunque también se pone el acento en menos "patochás" y más limpieza

Foto: Los Reyes se animan a participar en una "cajoneada" en Cádiz.
Los Reyes se animan a participar en una "cajoneada" en Cádiz.

Poco antes de que Felipe VI se arrancara a tocar el cajón, una multitud se había congregado a las puertas del Teatro Falla de Cádiz. Querían ver la cajoneada, uno de los actos programados en el IX Congreso de la Lengua Española que se celebra estos días en la ciudad atlántica tras la cancelación en Arequipa (Perú) debido a los acontecimientos políticos de los últimos meses. Cádiz y los gaditanos se habían encontrado casi sin querer —querían, pero para 2025— con un evento que les había engalanado los balcones con hasta ¡700! palabras del habla gaditana (guarnaja, pelliza, ajojailla, biruji, babeta), con un montón de coches de autoridades y con académicos venidos de todas partes del habla española para perorar sobre el futuro, retos, posibilidades y todas esas cosas que se dicen de la lengua en los congresos de este tipo.

Pero quienes algo también tenían que decir eran los propios gaditanos. O, mejor dicho, las gaditanas que ayer tarde se arremolinaban, no con pocas dificultades, ya que los cajones se veían bien poco, para ver esta típica actuación musical. La mayoría de respuestas para esta crónica se resumen en una sola palabra: orgullo. Las gaditanas están encantadas con que el congreso se celebre en la ciudad. “Es un acontecimiento bonito, para los gaditanos esto es un orgullo, ya le digo. Con las palabras nuevas estas que hay… Bueno, son antiguas. Muy bien, muy gaditano, eso es muy de aquí y de la gracia que hay aquí”, decía una de las mujeres con una sonrisa. Eso sí, tampoco se le escapaba una crítica, que se escuchó varias veces: “La ciudad la deberían tener un poquito mejor, más limpia, pero bueno”.

"Como está esto organizado (lo del cajón)… una porquería. Limita mucho la afluencia de público, lo deberían haber puesto en alto"

Muy cerca, dos amigas en torno a los 60, intentaban ver algo de la cajoneada, pero con tanta gente era difícil. “Como está esto organizado (lo del cajón)… una porquería. Limita mucho la afluencia de público, lo publicitan mucho, y lo deberían haber tenido en alto para que la gente hubiera visto cómo es el mecanismo del cajón. Aquí no se ve nada. Para animar a la gente a que lo toque y ver la técnica, aquí es dificilísimo verlo. Solamente ha quedado medio cuadrado para verlo. Nos lo imaginamos de otra manera. Esto se tenía que haber organizado de otra forma”, decía una de ellas a este periódico. Claro, luego llegó Felipe VI y lo cierto es que solo le vieron los que estaban más cerca.

placeholder Un momento de la cajoneada flamenca organizada por el Ayuntamiento de Cádiz y el Instituto Cervantes. (EFE/Jorge Zapata)
Un momento de la cajoneada flamenca organizada por el Ayuntamiento de Cádiz y el Instituto Cervantes. (EFE/Jorge Zapata)

Sobre lo de las palabras en los balcones, tenían una opinión entre buena… “y esto es una patochá”. Tenían más interés en mostrar su disconformidad con la suciedad. “Podrían haber hecho un poquito más de limpieza, que no vendría mal. Que tampoco hay tantas palabras en Cádiz que se diferencien con otros lugares en relación con el castellano”, afirmaba otra de ellas. Sí les habían gustado las palabras que decoran la valla del puerto que aluden a términos marineros. “Sí, eso está muy bien. Tiene un contenido muy bien trabajado, de la a a la z qué significa cada término. Por ejemplo, ancla, y después un verso que te dice algo de la palabra ancla. Eso mejor que esas patochás de las palabras de los balcones”.

Para otras gaditanas, la idea de los balcones tampoco está tan mal. “Es curioso. Tenemos muchas palabras raras y curiosas. Siempre se piensa que el gaditano, el andaluz se habla de una manera rara, y, al contrario, tiene muchísima riqueza y vocablos”, resumía otra mujer que asistía también al acto del cajón.

placeholder Las palabras en los balcones de Cádiz (P. C.)
Las palabras en los balcones de Cádiz (P. C.)

Y había la que estaba encantada con todo. “Es maravilloso porque, además, Cádiz es la ciudad más apropiada para ello por su relación con Iberoamérica desde siempre. No hay otra ciudad en España más adecuada para la celebración”, manifestaba. Y decía así de los balcones: “Es nuestra habla cotidiana totalmente, que no es que lo hayamos sacado para el congreso, sino que es nuestra manera de hablar, así que, si se puede dar a conocer, es una oportunidad. No sabía que teníamos 700 palabras propias, pero todas las conozco, sí”. Y zanjaba sobre el congreso: “Es una alegría y un orgullo”.

Y, luego, que limpien un poquito más la ciudad.

Poco antes de que Felipe VI se arrancara a tocar el cajón, una multitud se había congregado a las puertas del Teatro Falla de Cádiz. Querían ver la cajoneada, uno de los actos programados en el IX Congreso de la Lengua Española que se celebra estos días en la ciudad atlántica tras la cancelación en Arequipa (Perú) debido a los acontecimientos políticos de los últimos meses. Cádiz y los gaditanos se habían encontrado casi sin querer —querían, pero para 2025— con un evento que les había engalanado los balcones con hasta ¡700! palabras del habla gaditana (guarnaja, pelliza, ajojailla, biruji, babeta), con un montón de coches de autoridades y con académicos venidos de todas partes del habla española para perorar sobre el futuro, retos, posibilidades y todas esas cosas que se dicen de la lengua en los congresos de este tipo.

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