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'Creatura': el despertar sexual de Elena Martín
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76 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE CANNES

'Creatura': el despertar sexual de Elena Martín

La directora catalana llega a la Quincena de cineastas de Cannes con un guion coescrito junto a Clara Roquet en el que la protagonista deconstruye su relación con el sexo

Foto: Elena Martín dirige y protagoniza 'Cratura', seleccionada en la Quincena de los realizadores de Cannes. (Elastica)
Elena Martín dirige y protagoniza 'Cratura', seleccionada en la Quincena de los realizadores de Cannes. (Elastica)

¿Usted podría dibujar ahora mismo las partes de una vagina? ¿Podría localizar el clítoris? ¿Sabe lo que es el cérvix? La sexualidad femenina ha supuesto tradicionalmente un espacio tabú de conversaciones incómodas y avergonzadas, de informaciones vagas y creencias imprecisas o directamente falsas extendidas incluso entre las mujeres de hoy. La sexualidad femenina como una realidad dicotómica en la que sólo cabe la santa o la puta, objeto de debate público sólo en el sentido punitivo -no enseñes, no folles, que no te follen- y producto de milenios de tradición y religiones que la han convertido en algo críptico e indescifrable. El misterio de la vulva sagrada.

La cineasta catalana Elena Martín llega a la Quincena de cineastas de Cannes con Creatura, una película introspectiva y delicada sobre la relación de las mujeres con su cuerpo y con su sexo, sobre la relación de una mujer en particular, Mila -interpretada por la propia Martín-, con su cuerpo y con su sexo, que no siempre reacciona respondiendo a sus órdenes y deseos. Martín llega a la 76 edición del Festival de Cannes con su segundo largometraje y lo hace confirmando aquello a lo que apuntaba su primera película como directora, Júlia ist (2018), una de las joyas del cine independiente barcelonés: una mirada autoral al mismo tiempo muy artesanal y contemporánea, centrada en los conflictos de la cotidianidad que, aunque son casi imperceptibles, lo transforman todo a su alrededor. Esta vez Martín une sensibilidades con Clara Roquet (Libertad, 2021), que escribe esta historia de autodeconstrucción sexual con la que muchas mujeres seguro se sentirán apeladas.

En Creatura seguimos a Mila, una joven que se muda junto a su pareja, Marcel (Oriol Pla), a la casa de verano familiar en la Costa del Maresme. La casa que fue testigo de los primeros enamoramientos y las primeras decepciones de Mila es la misma en la que ahora la protagonista experimenta un bloqueo sexual que está alejando a la pareja a pesar del esfuerzo de ambos por comprender y resolver el problema. De una manera casi dolorosa, Mila y Marcel se fuerzan a mantener relaciones, como en un ritual mágico que invoque de nuevo la lluvia del deseo. Se buscan, pero no se encuentran ni se comprende. El cuerpo de Mila responde a su propia sexualidad como a una enfermedad autoinmune, con sarpullidos que rodean su vulva, como si su relación con el deseo y con su cuerpo se asemejase a una enfermedad infecciosa.

Mila es una persona que se ha estudiado y que constantemente busca respuestas. Por eso el bloqueo sexual la lleva a repasar aquellos hitos aparentemente insignificantes pero profundamente trascendentales de su relación con los hombres, empezando por su padre (Álex Brendemühl). El guión de Clara Roquet viaja entonces a dos momentos del pasado de Mila: a su infancia, sus primeros momentos de consciencia sexual, y a su adolescencia, a sus primeras interacciones con el sexo masculino.

placeholder Otro momento de 'Creatura'. (Elastica)
Otro momento de 'Creatura'. (Elastica)

A través del despertar sexual de la Mila adolescente encontramos en una historia sexual común, esa historia que comparten las mujeres por el hecho de ser mujeres. El estigma de la sexualidad libre (puta). El estigma de la sexualidad reprimida (frígida). La exploración. La necesidad de revalidación a través del otro. La tendencia a complacer, heredada culturalmente. El tira y afloja que supone el cortejo adolescente, cuando a ellos les apremian para perder la virginidad cuanto antes y a ellas a conservarla el mayor tiempo posible. El padre como modelo y molde de todos los hombres que vendrán después. Y la madre (a la que interpreta Carla Linares en la juventud y Clara Segura en la madurez) como, en cierta manera, rival.

Roquet se desnuda en su texto y Martín se desnuda como directora y como actriz, con generosidad, en una película que terapéutica y poética, en la que los momentos de magia cotidiana, esos momentos sostenidos en el tiempo, se intercalan entre las pequeñas rutinas. La dirección de fotografía de Alana Mejía González (responsable también de la fotografía de Mantícora), que se debate entre el naturalismo y el pictorialismo, apoya sobre todo la relación de pareja, con un Oriol Pla siempre transparente con sus personajes y una Elena Martín entregada a la búsqueda de esa liberación sexual real.

¿Usted podría dibujar ahora mismo las partes de una vagina? ¿Podría localizar el clítoris? ¿Sabe lo que es el cérvix? La sexualidad femenina ha supuesto tradicionalmente un espacio tabú de conversaciones incómodas y avergonzadas, de informaciones vagas y creencias imprecisas o directamente falsas extendidas incluso entre las mujeres de hoy. La sexualidad femenina como una realidad dicotómica en la que sólo cabe la santa o la puta, objeto de debate público sólo en el sentido punitivo -no enseñes, no folles, que no te follen- y producto de milenios de tradición y religiones que la han convertido en algo críptico e indescifrable. El misterio de la vulva sagrada.

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