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La oficina en los alrededores del Santiago Bernabéu que en 1962 acogió al fascismo europeo
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HISTORIA

La oficina en los alrededores del Santiago Bernabéu que en 1962 acogió al fascismo europeo

Con la apertura en Madrid de una sede de la Organisation de l'Armée Secrète, el grupo terrorista francés, la capital se convirtió en el punto neurálgico de la extrema derecha

Foto: Falangistas homenajean a Primo de Rivera en abril de 2023 en su nueva tumba en el cementerio de San Isidro de Madrid. (EFE/Víctor Lerena)
Falangistas homenajean a Primo de Rivera en abril de 2023 en su nueva tumba en el cementerio de San Isidro de Madrid. (EFE/Víctor Lerena)

En los alrededores del Santiago Bernabéu se comenzó a articular la extrema derecha en España, en conexión con lo que ocurría en el resto de Europa. Olvídense del fútbol, de algunos de los Ultra Sur y de los skinheads, porque eso vendría mucho después: de hecho, ni siquiera existían entonces. Calle Marcelino Santa María, número 10. Allí, en los mismos alrededores del estadio del Real Madrid que en los 90 se convertirían en punto de reunión de muchos de esos grupúsculos neonazis, se estableció 30 años antes, en 1962, la sede de la OAS en España, la Organisation de l'Armée Secrète, el grupo terrorista francés del ejército que odiaba a De Gaulle e intentó su asesinato.

placeholder Material incautado en una operación policial en 2012 contra la producción y distribución de música neonazi. (EFE)
Material incautado en una operación policial en 2012 contra la producción y distribución de música neonazi. (EFE)

La OAS en España sería el primer punto catalizador para la entrada de las ideas de una nueva extrema derecha europea que poco o nada tenía que ver con el 18 de julio de 1936, con Falange Española y con José Antonio Primo de Rivera ni con la posterior Fuerza Nueva de Blas Piñar. El fracaso político de la extrema derecha española tras el franquismo, atomizada en grupúsculos inconexos y deshecha a partir de 1982, se produjo cuando en realidad el germen de un nuevo fascismo europeo, transnacional, había estado muy presente en la capital. Lo estuvo de la mano de Jeune Europe, la organización fascista del belga Jean Thiriart, y de figuras en Madrid como Juan Domingo Perón, expresidente de la República Argentina, o Raoul Salan, el prestigioso general francés que había fundado precisamente la OAS, ambos exiliados en la capital en los 60. Madrid reunió así a los más activos neofascistas europeos que también recalaron en España, como los italianos Stefano Delle Chiae o Junio Valerio Borghese.

A punto de celebrarse las elecciones del 23-J, cuando se presupone que el partido Vox podría formar parte del gobierno de la nación por primera vez en la democracia, habría que preguntarse por qué en los 80, 90 y las décadas siguientes, hasta 2009 aproximadamente, la ultraderecha española quedó asociada a grupos paramilitares violentos como Bases Autónomas, a tribus urbanas como los skinheads, a líderes como Ricardo Sáenz de Ynestrillas hijo, que preconizaban acciones callejeras, cacerías y demás que les alejaban del sistema. "Mamporreros cuya única línea de acción es poco más que dar palizas en la calle", tal y como explica a El Confidencial Pablo del Hierro, quien acaba de publicar Madrid: Metrópolis neo fascista (Crítica).

placeholder Portada de 'Madrid, metrópolis (neo)fascista', de Pablo del Hierro.
Portada de 'Madrid, metrópolis (neo)fascista', de Pablo del Hierro.

Del Hierro analiza un fenómeno curioso: Madrid fue el punto neurálgico de un nuevo fascismo europeo que era vagamente tolerado por el régimen —pero no respaldado, una de sus muchas contradicciones— y que acabaría cristalizando en propuestas posteriores más exitosas en Francia, como el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen. Aquí pasó de largo, enroscado en guerras internas con los herederos de alguna forma del régimen, de carácter más hispanista y católico, como fue la Fuerza Nueva de Blas Piñar.

Entremedias, la Jeune Europe de Jean Thiriart había inspirado en España a otros grupos como CEDADE —Círculo Español de Amigos de Europa—, más alejada de los principios del movimiento y sin tanto foco en lo nacional. No estaban en esas batallas callejeras, eran ávidos lectores e intelectuales que se transformaron, mutaron o quizás se aletargaron. Lo que está claro es que Fuerza Nueva solo sacó un escaño, el de Blas Piñar, en 1979. Después los grupos ultras desaparecieron del sistema.

Aunque Madrid había sido un refugio de exnazis durante la inmediata posguerra en los 40 y ruta de escape hacia Sudamérica, con el conocimiento de las autoridades franquistas, con el comienzo de la década de los 60 no solo no estaba alineada con el fascismo, sino que lo abandonaba progresivamente con la irrupción de los tecnócratas, la cada vez mayor presencia de los católicos del Opus Dei, los planes de desarrollo y en definitiva el camino pavimentado hacia la Transición —aunque con sus mil dudas— mucho antes de la propia Transición y de la muerte de Franco. En ese contexto, el general francés Raoul Salan, fundador de la OAS, se refugió en Madrid durante un tiempo y se convirtió en un imán para una gran parte del fascismo europeo. Llegó de la mano de Serrano Súñer, después de haberse declarado en contra de la política de De Gaulle con la idea de que Argelia debería seguir siendo francesa. Expulsado, fundó la OAS, que atentaría contra el presidente de Francia y se estableció en el Hotel Princesa en Madrid.

placeholder Pablo del Hierro, historiador y autor de 'Madrid, metrópolis (neo)fascista'.
Pablo del Hierro, historiador y autor de 'Madrid, metrópolis (neo)fascista'.

—¿Cómo es posible que Serrano Suñer, que había sido apartado totalmente del poder hacía décadas, tuviera influencia aún en España? ¿El régimen toleró a la OAS?

—El régimen de Franco no era monolítico y la red transnacional fascista tampoco lo era, había distintos sectores y distintas personas. Aunque Serrano Suñer no tenía peso en el régimen, había más personalidades y todos lo toleraban, aunque pocos lo respaldaran, lo que es un matiz importante. Llega un momento en el que la presión de De Gaulle es fuerte, y gran parte del Ministerio de Asuntos Exteriores (con Fernando María Castiella al frente y el apoyo del embajador en París José María de Areilza) consigue ordenar que la policía rodee el edificio del Hotel Princesa para vigilarle de cerca. Pero Salan tiene otros amigos en las altas esferas y consigue fugarse de forma rocambolesca por una ventana y le trasladan en coche hasta Barajas, donde huyen avión.

Después de eso, la OAS, aun sin Raoul Salan, decide abrir una oficina oficial y permanente en Madrid que se traslada de Princesa a Marcelino Santa María, esquina con Concha Espina, en la zona del Bernabéu y en donde entraran en contacto con la Jeune Europe de Jean Thiriart, en el momento de mayor difusión de las ideas de ese fascismo paneuropeo y transnacional. Atención a lo que preconizaba Thiriart, tal y como expone Pablo del Hierro: "Un movimiento nuevo que dejara de lado a los antiguos líderes de entreguerras para centrarse en las nuevas generaciones (…) la idea de construir un gran movimiento con el objetivo de llegar a toda Europa sin partir de organizaciones nacionales establecidas y con el potencial de convertirse en partido político cuando llegara el momento además de abandonar para siempre el término 'fascismo'".

placeholder El cadáver de Aldo Moro en el maletero del coche en Roma en el que fue hallado.
El cadáver de Aldo Moro en el maletero del coche en Roma en el que fue hallado.

Existieron además posteriores conexiones de la extrema derecha y la extrema izquierda europea, por ejemplo, de la Jeune Europe de Thierart surge Ricardo Curzio, que luego fundará las Brigadas Rojas, el grupo terrorista de extrema izquierda italiano que asesinó al presidente Aldo Moro en 1978.

En cualquier caso, curiosamente, las primeras charlas y reuniones en 1962 de la Jeune Europe en Madrid se daban en un lugar llamado la Ballena Alegre, en los bajos del Café Lion, el mismo local donde teóricamente José Antonio Primo de Rivera habría escrito junto a Agustín de Foxá el himno falangista Cara al Sol y donde se reunían también los miembros de la Generación del 27 como Rafael Alberti, Federico García Lorca o Pablo Neruda.

Según Del Hierro, fue el momento álgido del neofascismo en Europa: "El máximo momento de explosión de la red, cuando está más en forma y sacan más músculo, es justamente a partir de mediados de los años 60, cuando ya estaba bien formada la Joven Europa, y hasta mediados de los años 70, cuando se forma el Presidium por parte de Stefano Delle Chiae y Valerio Borghese". Sin embargo, el régimen franquista decide cerrar en 1966 las sedes de la OAS y la Jeune Europe y truncan de alguna forma el proceso. Es el mismo año en que se funda Fuerza Nueva de Blas Piñar, de carácter bastante diferente, primero como editorial, que será clave en la difusión de estas ideas con la revista del mismo nombre y numerosas publicaciones.

placeholder Acto de la extrema derecha presidido por Blas Piñar.
Acto de la extrema derecha presidido por Blas Piñar.

A mediados de los 70, con la muerte de Francisco Franco y el comienzo de la Transición, Madrid deja de ser ese epicentro fascista y entra en una crisis con guerras internas y atomización. Blas Piñar consigue solo un escaño en 1979, escaño que pierde en 1982 con la victoria del PSOE y que marca ola desaparición de la ultraderecha del espacio político:

"En los años 80 se produce un proceso de atomización de la extrema derecha y se pierden algunas de las cabezas pensantes, como por ejemplo Ernesto Milá, que se marcha a Bolivia con Delle Chiae y que era una de las grandes personalidades que codificaban el nuevo pensamiento fascista en publicaciones. Al fundador del Frente de la Juventud lo matan y lo que queda a mediados de los 80 son más mamporreros que gente que piense", explica Pablo del Hierro. "Bases Autónomas además es una idea supervaga y Ricardo Sáenz de Ynestrillas hijo es un desastre. Al final solo les queda esa idea de acción: atentados espectaculares, dar palizas, lucha en la calle, pero no hay nada más". Durante esa época quedaron como testigos de esa red transnacional el Círculo Español Amigos de Europa (CEDADE) que sí trabajó en vez de en las calles como difusor de las ideas ultras, traduciendo y publicando obras de autores como el negacionista David Irving, pero desapareció formalmente en 1992.

—¿De dónde surge entonces exactamente la extrema derecha actual?

— Uno de los problemas es que durante años se ha pensado que en los 90 y 2000 no había extrema derecha, estábamos en la época del euro optimismo. Algunos se integran en Alianza Popular, otros pasan a las múltiples 'falanges' y por último se fundarán partidos nuevos, que yo creo que son interesantes de seguir, aunque sean pequeños y tengan poco impacto, como Democracia Nacional, el Movimiento Social Republicano, eventualmente España 2000. Son los partidos que hacen de puente, y a nivel pensador Alain de Benoit actuó como pegamento ideológico.

En los alrededores del Santiago Bernabéu se comenzó a articular la extrema derecha en España, en conexión con lo que ocurría en el resto de Europa. Olvídense del fútbol, de algunos de los Ultra Sur y de los skinheads, porque eso vendría mucho después: de hecho, ni siquiera existían entonces. Calle Marcelino Santa María, número 10. Allí, en los mismos alrededores del estadio del Real Madrid que en los 90 se convertirían en punto de reunión de muchos de esos grupúsculos neonazis, se estableció 30 años antes, en 1962, la sede de la OAS en España, la Organisation de l'Armée Secrète, el grupo terrorista francés del ejército que odiaba a De Gaulle e intentó su asesinato.

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