Es noticia
'La Regenta' ya es una ópera (y un acontecimiento)
  1. Cultura
ÓPERA

'La Regenta' ya es una ópera (y un acontecimiento)

El Teatro Real deslocaliza al Matadero, con precios asequibles y cartel de 'no hay billetes', la extrapolación de la novela de Clarín, un perfecto ejercicio de sincronía

Foto: Un momento de la puesta en escena de la ópera 'La Regenta'. (Esmeralda Martín)
Un momento de la puesta en escena de la ópera 'La Regenta'. (Esmeralda Martín)

Ópera contemporánea, teatro lleno. Rara vez se produce una correlación de circunstancias como las que han caracterizado el feliz y entusiasta estreno de la versión operística de La Regenta. Quizá porque los precios —25 euros— han sido menos disuasorios de cuanto acostumbra a proponerse. Y porque la extrapolación del novelón de Clarín al hábitat del teatro musical redunda en un acontecimiento cultural cuya responsabilidad se la reparten Marisa Manchado (compositora), Amelia Valcárcel (libretista), Bárbara Lluch (directora de escena) y Jordi Francés (dirección musical).

Tiene sentido reunirlos no solo como protagonistas del cartel que reluce en la sala Arrabal del Matadero, sino como las piezas de un reloj sincronizado. La mejor noticia de la versión operística de La Regenta que ha promovido el Teatro Real consiste precisamente en el grado de armonía con que coexisten la partitura, la palabra, la escena y la ejecución musical.

La mejor noticia de la versión operística es el grado de armonía con que coexisten la partitura, la palabra, la escena y la ejecución musical

Es el contexto propicio en que María Miró evoca el personaje de Ana Ozores con más desparpajo vocal que cualidades dramáticas —escasean la sensualidad y el pathos—, aunque la dramaturgia de Bárbara Lluch implica un audaz ejercicio de síntesis y de desamparo. No necesita la directora barcelonesa otro recurso funcional que una chaise longue en un escenario oscuro y desnudo. Desde arriba observan a la Regenta la hipocresía y el cotilleo de los vecinos de Vetusta. Que ladran como perros y pajarean como tuiteros, todos ellos convertidos en policía moral y tribunal justiciero. Y en expresión coral del inmovilismo: “Nunca pasa nada, llueve y para…”.

Acierta Lluch en la alegoría de la soledad y de la claustrofobia. Y reviste mucho interés describir a la adúltera Ozores desde los disfraces sucesivos que le atribuyen sus vecinos cuando se trata de definirla. Por eso la indumentaria mutante de la Regenta recuerda aquellos recortables infantiles que permitían cambiar de atuendo a la modelo, cambiándole y ciñéndole el vestuario con unas pestañas. La Ana Ozores de Bárbara Lluch se viste de adúltera y de viuda, de virgen y de traviata, de puta y de mojigata, de señorita y de señora, más o menos como si fuera una construcción ajena, cuando no la víctima de la mirada pervertida y arbitraria de sus vecinos (“Estoy tan sola, tan yerta”, declama María Miro en su angustia).

placeholder María Miró, en el papel de Ana Ozores en 'La Regenta'. (Esmeralda Martín)
María Miró, en el papel de Ana Ozores en 'La Regenta'. (Esmeralda Martín)

Tiene mérito —mucho— la adaptación del libreto de Amelia Valcárcel en la dimensión psicológica de los personajes —Ozores, en primer lugar— y en la captación de la atmósfera narrativa, como también lo tiene la exquisita escritura musical de Marisa Manchado. Su Regenta tanto responde a las expectativas de la atonalidad y de la vanguardia como contiene un homenaje implícito y explícito a las mejores convenciones de la ópera, incluidos la belleza lírica y cantabile de los interludios, el recurso de los leitmotivs, el dúo pasional del tenor y la diva en el segundo acto, y hasta el aria de la locura con que la atribulada Ana Ozores convoca a las mártires del belcantismo en el desenlace abrupto del drama.

El mérito de la tensión musical se deriva al criterio del maestro Jordi Francés y a la cualificación de los 17 miembros de la ORCAM

Está bien rodeada María Miro por sus compañeros de reparto —David Oller, Vicenç Esteve, María Rey-Joly, Anna Gomá…—, aunque el mérito de la tensión musical, de la experiencia sonora, se deriva al criterio del maestro Jordi Francés y a la cualificación con que los 17 miembros de la Orquesta de la Comunidad de Madrid alientan la euforia y la desgracia de La Regenta.

Permanece en cartel la nueva ópera de Marisa Manchado hasta el domingo. E impresiona descubrir que se hayan agotado todas las localidades en las cinco funciones programadas. Es una manera evidente de reconocer el compromiso del Teatro Real con la vanguardia nacional, pero también de reflexionar sobre la criba selectiva de los precios y sobre la importancia que revestiría convertir La Regenta en un proyecto de continuidad frente a la fatalidad de otras experiencias: estreno mundial y últimas funciones…

Ópera contemporánea, teatro lleno. Rara vez se produce una correlación de circunstancias como las que han caracterizado el feliz y entusiasta estreno de la versión operística de La Regenta. Quizá porque los precios —25 euros— han sido menos disuasorios de cuanto acostumbra a proponerse. Y porque la extrapolación del novelón de Clarín al hábitat del teatro musical redunda en un acontecimiento cultural cuya responsabilidad se la reparten Marisa Manchado (compositora), Amelia Valcárcel (libretista), Bárbara Lluch (directora de escena) y Jordi Francés (dirección musical).

Música clásica Música Ópera Teatro Real Libros
El redactor recomienda