Es noticia
'Robot dreams', premio cine europeo de animación, enfilada a los Oscar
  1. Cultura
Estreno este 6 de diciembre

'Robot dreams', premio cine europeo de animación, enfilada a los Oscar

Un perro solitario, un robot fiel y la ciudad de Nueva York son los tres protagonistas de 'Robot Dreams' la nueva obra de animación de Pablo Berger que nos habla de la pérdida, el abandono y la soledad. Tiene cuatro nominaciones a los Goya

Foto: 'Robot Dreams', la película de animación de Pablo Berger. (Festival de Cannes)
'Robot Dreams', la película de animación de Pablo Berger. (Festival de Cannes)

Si la animación es considerada un género de nicho, el cómic, también, y encima se elige como protagonistas de una película de estas características a un perro antropomorfo que no habla (ni ladra) y un robot, parece sin duda que todo esto es una declaración de intenciones. Y, sin embargo, la combinación es perfecta.

Robot Dreams, lo nuevo de Pablo Berger (Blancanieves, Abracadabra, etcétera), se estrena el próximo 6 de diciembre y, a través de una historia aparentemente loca y sencilla, habla de temas tan serios como la pérdida, el abandono y la soledad. Por lo pronto, acaba de ganar el premio a mejor película europea de animación en los premios de cine europeo, arrasó en Cannes y ya ha sido nominada a los Feroz en las categorías de mejor comedia y mejor música original. Además, su nombre suena fuerte para los Oscar.

La premisa es curiosa: un perro que vive en Manhattan en los 80 y que se siente tremendamente solo decide comprarse un robot para que le haga compañía. Todo marcha bien, hasta que, un día en una visita a la playa que parecía feliz, se separan de forma bastante dramática. La película está basada en el cómic del mismo nombre de Sara Varon, una ilustradora de libros infantiles afincada en Brooklyn.

"Sara es una gran amante de los perros", cuenta Pablo Berger en entrevista a El Confidencial, "y hace cosa de 15 o 20 años tuvo un perro al que llevó al veterinario porque estaba muy mayor y al final tuvo que sacrificarlo, lo que le dejó una espina y siempre tuvo la sensación de que lo había dejado o abandonado. Escribir el cómic fue un bálsamo para ella, porque al final el perro de Robot Dreams hace las veces de humano y el perro en esta ocasión es un robot".

placeholder El director español Pablo Berger presentando 'Robot Dreams' en Tokio. (EFE/Edurne Morillo)
El director español Pablo Berger presentando 'Robot Dreams' en Tokio. (EFE/Edurne Morillo)

Berger leyó el cómic y se enamoró de una historia en la que no hay ni un solo diálogo y tampoco se necesitaba. "Colecciono este tipo de libros sin palabras y el cómic de Sara no tenía ni un bocadillo, por lo que me atrajo mucho. En el mundo se habla demasiado y estamos acostumbrados a la verborrea, por lo que llevar al cine una historia sin diálogos me gustó. Yo venía de hacer Blancanieves y había sido una experiencia tan maravillosa que quería repetir con algo similar, estaba buscando un proyecto parecido", comenta.

Y lo primero que hizo fue contactar con la propia Sara allá por 2018: "Me habían invitado a ser jurado en el festival de cine de Chicago, hice una parada técnica y tuvimos un gran encuentro. Ella había visto Blancanieves, así que la relación fue fantástica y desde un primer momento me dio carta blanca para hacer el guion. Vio la película acabada, en el festival, cinco años después. Yo no miraba la pantalla, solo la miraba a ella, fue muy emotivo porque para los dos es una historia muy especial", explica Berger.

Atreverse con una película de animación en la que no se dice una palabra es, como decíamos al principio, algo complicado. Sobre todo porque, nos guste o no, la animación y el cómic todavía son de nicho y el gran público sigue pensando en muchas ocasiones que sus historias están enfocadas exclusivamente a los niños. Pablo no lo ve así.

"Es mi costumbre", señala. "Mis películas son triples saltos mortales que van con riesgo. En Torremolinos73 mezclaba pornografía y años 70 y funcionó muy bien en taquilla, Blancanieves era una película muda en el siglo XXI que también parecía una idea suicida y funcionó muy bien en taquilla y en festivales... Es marca de la casa. Es verdad que hay prejuicios con la animación, pero es el momento de romperlos. Como dijo Guillermo del Toro con Pinocho, la animación no es un género, es un medio para contar historias. Lo importante es que las historias emocionen y los espectadores tengan una experiencia satisfactoria. Es una película para todos los públicos, lo que no significa que sea un género menor, sino que es abierta: la disfrutarán los cinéfilos, también el público infantil (hemos hecho pases con niños que disfrutan mucho con el diseño de personajes), también el público normal... queremos llegar a todos".

"Aunque en la película no se habla, tiene un diseño de sonido supercomplejo y una música presente, lo que la convierte en una experiencia sensorial más que intelectual y en un viaje hipnótico, cualquiera se puede sentir identificado con algún personaje". Parece difícil sentirse identificado con un perro que va desnudo por las calles de Nueva York y se pone bañador para nadar en la playa, pero en realidad lo de usar animales antropomorfos siempre ha dado mucho juego (véase Disney).

Como dijo Guillermo del Toro con 'Pinocho', la animación no es un género, es un medio para contar historias

Lo curioso es que en los últimos tiempos parecen utilizarse para expresar sensaciones muy amargas, como es el caso de la depresión con Bojack Horseman. "La película es una tragicomedia, que al final es el género que mejor representa la vida, habla de la amistad, las relaciones (sobre todo su fragilidad), y de cómo soportamos la pérdida a través de la memoria, que es un bálsamo", explica.

"Son temas que todos vivimos, un niño que cambia de colegio o ciudad, o que sus padres se separan... o un adulto que ha perdido a un amigo o a su pareja. Son emociones muy básicas que hay que tratar con el prisma de la ligereza", señala Berger. "Yo quería que la ternura estuviera muy presente y que el espectador que ha vivido situaciones dramáticas salga con una sonrisa. El hecho de que sean animales o tengan un diseño tan sencillo hace más fácil la identificación del espectador para tener empatía, así tendrán una conexión directa y total con los protagonistas. Yo, con que los que vayan a verla tengan cinco minutos de cinefórum después de haberla visto me conformo, con eso sería feliz".

Quizá lo más interesante de la película es que no esperas en ningún momento lo que va a pasar, pues mucho de lo que se sucede ante los ojos del espectador son, como no podía ser de otra manera, los sueños del robot. El personaje pasa toda la película anticipando, algo muy humano al fin y al cabo. Pablo se ríe. "Es verdad, leí una crítica en Estados Unidos que decía que es la película más humana de la temporada y eso que no tiene humanos. Al final lo de no ver venir lo que va a pasar es marca de la casa, a mí me gusta sorprender al espectador. Quería que la película fuera una muñeca rusa de géneros, con drama, comedia, musical (hay homenajes a los musicales de Busby Berkeley), secuencias oníricas, de acción a lo James Bond...".

placeholder Pablo Berger junto a Yuko Harami, documentalista del filme, en el pasado festival de Cannes. (EFE/Guillaume Horcajuelo)
Pablo Berger junto a Yuko Harami, documentalista del filme, en el pasado festival de Cannes. (EFE/Guillaume Horcajuelo)

Todo ello aderezado por la ciudad de Nueva York, que al final es una protagonista más de la historia. La sombra del 11S parece planear sobre la película todo el tiempo, pues las Torres Gemelas aparecen continuamente como una amenaza muda en el skyline de la ciudad, y la canción favorita de la pareja formada por un perro y un robot es September, de Earth, Wind & Fire.

"Más que hablar del 11S, la película se desarrolla en los años ochenta porque yo viví en Estados Unidos durante esa época", explica Berger. "El paisaje del Downtown está presente, el West Broadway... al final es que desde la terraza de mi casa se veían las Torres Gemelas, y para mí siempre han reflejado la resistencia de la pareja, además son (eran) lo más icónico de la ciudad. Quería hacer un homenaje desde el respeto, es mi carta de amor a la ciudad, me gustaría pensar que los espectadores pueden viajar en el tiempo con la película a ese Nueva York, cuando era el centro del mundo", finaliza.

Si la animación es considerada un género de nicho, el cómic, también, y encima se elige como protagonistas de una película de estas características a un perro antropomorfo que no habla (ni ladra) y un robot, parece sin duda que todo esto es una declaración de intenciones. Y, sin embargo, la combinación es perfecta.

Cine
El redactor recomienda