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Salman Rushdie: "No me siento símbolo de nada, solo un artista que hace su trabajo"
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Entrevista

Salman Rushdie: "No me siento símbolo de nada, solo un artista que hace su trabajo"

El escritor charla con El Confidencial sobre 'Cuchillo', el libro en el que cuenta su intento de asesinato, y sobre los conflictos que ahora vivimos

Foto: El escritor Salman Rushdie posa para El Confidencial. (D. G.)
El escritor Salman Rushdie posa para El Confidencial. (D. G.)

El escritor Salman Rushdie (Mumbai, 1947) sufrió un atentado el 12 de agosto de 2022 que casi le cuesta la vida. Fue apuñalado varias veces mientras estaba a punto de ofrecer una conferencia —sobre la libertad de expresión— en Chautauqua, a algunos kilómetros de Nueva York. Sobrevivió, se recuperó… pero después casi todo volvió al pasado, a los tiempos de la fatwa, cuando tenía que vivir con escolta y protección continua.

Rushdie está en Madrid para ofrecer algunas entrevistas, entre ellas con El Confidencial, sobre Cuchillo (Penguin Random House), el libro en el que cuenta este intento de asesinato y sus reflexiones posteriores. Para acceder al hotel en el que se encuentra hay que pasar un escáner y un control de seguridad en el que solicitan el DNI. En todo momento, los periodistas estamos controlados por guardaespaldas, también durante la entrevista. Es una sensación casi anacrónica, también la que el propio escritor tiene con respecto a lo que le ocurrió, más de treinta años después de aquella fatwa en la que el ayatolá iraní Jomeini condenaba a Rushdie con el asesinato por escribir Los versos satánicos. Al final casi lo cumple un joven que ni siquiera había nacido cuando aquella terrible sentencia.

Sin embargo, mientras la charla, el escritor de Hijos de la Medianoche, de Ciudad Victoria y de hasta otros 20 libros que, como insiste, nada tienen que ver con la violencia ni el fanatismo, se muestra relajado, amable y muy educado. Solo le preocupa el terrible mundo en el que vivimos. Es decir, como recalca, el de siempre.

PREGUNTA. ¿Cómo se encuentra? ¿Echa de menos el 11 de agosto de 2022?

RESPUESTA. Buena pregunta. Sí, echo mucho de menos ese tiempo, pero me encuentro muy bien, gracias. Tengo la suerte de estar más o menos curado del todo, pero sí, hubiera preferido que esto nunca hubiera ocurrido.

P. Que esto ocurriera ha posibilitado este libro que yo creo que es un gran poema de amor. ¿Vive el amor de una manera distinta desde el ataque?

R. Estamos intentando volver a recuperar ese mismo amor de antes de la agresión. En aquel entonces llevábamos más de cinco años juntos y habían sido años muy, muy felices. Por lo que queremos encontrar la fórmula de volver a esa felicidad después de estos dos años de dificultad.

"No tengo interés en perdonarle [al agresor], pero tampoco en no perdonarle. La idea era afrontar el tema y sacarlo de mi vida"

P. Me refería no tanto a su situación personal como al amor en abstracto. Es decir, su concepto del amor.

R. Oh, sí, creo que en muchos aspectos yo sabía que estaba escribiendo una historia de amor. Alguien me dijo que tendría que haberlo titulado: ‘Cuchillo: una historia de amor’, pero creo que eso hubiera podido generar confusión.

P. Dentro del amor también se encuentra el perdón. ¿Cómo lidia con esto? ¿Ha perdonado a su agresor? ¿Cree que tiene que perdonarle?

R. No tengo ningún interés en perdonarle, pero tampoco en no perdonarle. La idea era más bien afrontar el tema y sacarlo de mi vida. No creo que este personaje sea ya más un tema en mi vida. Al escribir este libro he hecho lo que tenía que hacer, y en lo que a mí respecta él puede seguir en la cárcel y yo continuar con mi vida. El tema del perdón no tiene ninguna importancia.

P. Usted no es religioso. De hecho, se postula bastante en contra de las religiones. Si hubiera sido religioso, ¿quizá este tema del perdón hubiera sido más fácil para usted?

R. No lo sé, porque como no soy religioso y nunca lo he sido… Pero no creo que eso haya sido nunca un tema importante para mí.

placeholder Salman Rushdie en una imagen. (D. G.)
Salman Rushdie en una imagen. (D. G.)

P. Uno de los aspectos que más me impresionó y gustó del libro es esa conversación ficticia que usted recrea con su agresor. Es decir, lo que sucedería si se encontrara con él cara a cara ¿Cómo surgió? ¿Cómo la creó?

R. Oh, sí. En cierto modo, utilicé mi talento como escritor, como novelista. Lo que sabemos de esta persona es muy poquito. No hay gran cosa, así que tienes que imaginarte el resto. Y yo pensé, pues lo que voy a hacer es convertirlo en uno de mis personajes y tratarle como un personaje de ficción, de novela. Y hacer un personaje de novela convincente. A mí me pareció muy interesante porque este era un libro de no ficción, eran unas memorias, y de repente introduje estos fragmentos con un personaje ficción. Es decir, ahora él es mi creación.

P. Y también para los lectores, que no conocemos nada más de él.

R. Sí, yo quería tratar de meterme en su cabeza, en su mente.

P. Y lo que nos habla también es de la desinformación de nuestro mundo actual. Al parecer este era un chaval manipulado por las "informaciones" que recibía a través de internet, las redes, etc. Es decir, un mundo que en este sentido parece más terrible que el de los años ochenta cuando usted sufrió la fatwa.

R. No lo sé porque el mundo siempre es terrible, no sé si más o menos, pero siempre es terrible. Desde mi punto de vista, este es un hombre que se vio influido por todo lo que le permitían las tecnologías. Este hombre vivió durante mucho tiempo una vida muy aislada, en soledad, básicamente metido en su ordenador, y vaya usted a saber lo que encontró ahí dentro. Pero evidentemente esto aceleró el proceso de fanatización que quizá empezó cuando visitó a su padre en el Líbano. O sea que las dos cosas están vinculadas. Hubo una radicalización que se desencadenó cuando visitó a su padre en el Líbano y después de eso, durante muchos años, porque entre esa visita y la agresión contra mí hubo muchos años… y lo único que podemos hacer es especular con que en ese periodo hubo algo que le afectara. Y lo que yo creo es que en YouTube hay muchas criaturas muy radicales. Estoy seguro de que él pasó por este proceso.

"El mundo siempre es terrible, no sé si más o menos que antes, pero siempre es terrible"

P. De hecho, en el primer capítulo del libro, que es muy impactante, cuando usted ve venir a su agresor, se le pasa por la cabeza algo así como "hombre, ya han pasado treinta años desde la fatwa, ya nadie se acuerda, ¿y ahora vienes tú?"… lo cual, si me lo permite, no deja de tener su comicidad.

R. Sí, ¡porque fue una sorpresa! Yo había llegado a creer que el tema se había ya olvidado. Llevaba viviendo en Nueva York 23 años, y viviendo como cualquier escritor en Nueva York. Iba a hacer lecturas, daba conferencias, hacía giras literarias… Las típicas cosas que se les pide a los escritores que hagan. Y nunca jamás hubo un momento de problema, confusión o de nada. Así que yo pensé, el mundo ha seguido adelante y esto forma parte del pasado y cuando de repente se produjo la agresión es como si el pasado lejano me visitara, me hubiera atrapado. Y sigo sintiéndolo así. Como si fuera el ataque de un lobo solitario. En todas esas décadas que habían pasado, la policía ya había dejado de buscar. O sea que esta era una persona que no pertenecía a un grupo más grande, no estaba insertado en nada… He hablado con agentes de seguridad que dicen que no tienen ninguna prueba de que haya ninguna amenaza renovada contra mí. Esto fue un personaje freak, un loco que tuvo suerte.

P. Es un ataque anacrónico.

R. Sí, exactamente. Esa es la sensación que yo tuve. Sí, algo anacrónico. Algo que no venía a cuento.

P. En el libro reflexiona mucho sobre si usted sería distinto como escritor si no hubiera sufrido ni la fatwa ni este ataque. También a ojos de los lectores. ¿Le duele que sus libros no hablen por sí mismos sin estos dos sucesos?

R. No es tanto que yo hubiera sido un escritor distinto, sino que se me hubiera visto como escritor de forma diferente. Porque claro, de los 22 libros que he escrito, solo dos de ellos tratan de este tema. ¡Pero hay otros 20 libros! Por algún motivo hay gente que piensa que el resto de los libros han quedado ensombrecidos, eclipsados por estos hechos que yo he vivido. Y esto me da pena, la verdad. Me encantaría que la gente descubriera el resto de las novelas y al escritor de verdad que yo soy y que no tiene nada que ver con el fanatismo, la violencia… Ni siquiera me interesa mucho la religión. Así que hay otros muchísimos libros que puede leer la gente y espero que animes a tus lectores a que lean otras novelas mías.

P. Pues vamos a hablar de otros libros suyos como por ejemplo Ciudad Victoria e Hijos de la medianoche. Sobre todo porque creo que son libros muy luminosos, llenos de realismo mágico… Decía el filósofo Adorno que después de Auschwitz no se podría escribir poesía nunca más. ¿Usted puede volver a escribir esos libros tan mágicos y luminosos después de su ataque?

R. Adorno estaba equivocado para empezar [risas]. Desde Auschwitz ha habido grandes poetas y una gran poesía. Incluso grandes cosas que se han escrito sobre Auschwitz. Por tanto, Adorno fue un gran filósofo, pero ahí se equivocó. En mi caso, no lo sé. Espero que haya más libros que pueda escribir. Ahora mismo no tengo ni la más remota idea de lo que voy a escribir, pero siempre aparece un libro al final, y espero que aparezca y lo pueda escribir.

P. Pero justo leí 'Ciudad Victoria' y me pareció un gran cuento feminista, con una luminosidad que no sé si la ha perdido o si le costaría encontrarla…

R. ¡Espero que no! A mí, Ciudad Victoria me gusta mucho y creo que es uno de los mejores libros que he escrito. Y me gustó mucho que estuviera listo para ser publicado justo después de la agresión porque esto fue un modo de recordar a la gente el escritor que yo soy. Espero que haya más libros en mi interior, pero he publicado dos libros en dos años, tengo que tomar un poco de tiempo para escribir el siguiente. Este último lo he escrito a mayor velocidad de lo que suelo hacer.

P. En este libro habla de otro tema que creo que le duele y fueron las críticas o el poco apoyo que recibió por parte de algunos escritores cuando la fatwa. Echó en falta que no le defendieran… Todo eso lo contó también en su anterior autobiografía, Joseph Anton.

R. Bueno, esto es algo que más o menos he conseguido dejar aparte. En su momento me afectó mucho y me disgustó y fue decepcionante. Pero una de las cosas que veo en este momento es que hay un apoyo más unánime hacia mi persona. Son pocas las voces en este momento que me critican, pero antiguamente sí había mucha gente que era crítica conmigo. Y la gente que me criticaba entonces parece que ahora mismo está callada.

placeholder Salman Rushdie (D. G.)
Salman Rushdie (D. G.)

P. De hecho, usted en el libro cuenta que se ha convertido en una especie de paladín de la libertad de expresión. ¿Se siente cómodo siendo esta figura?

R. No me siento símbolo de nada, la verdad. Yo creo que soy un artista en activo y quiero que se me juzgue por el trabajo que hago. Pero creo que la libertad de expresión es un tema muy importante en el mundo actualmente. Llevo trabajando con organizaciones que defienden la libertad de expresión desde mucho tiempo y es una labor que voy a continuar porque se trata de una lucha importante y los argumentos son muy importantes.

P. Pues tiene trabajo porque estamos en un momento en el que hay países como EEUU muy polarizado y puede que venza Trump; en Europa hay un ascenso de los discursos radicalizados de la extrema derecha… Hay una guerra…

R. Sí, evidentemente lo veo. Llevo viajando por Europa las últimas semanas y creo que es un problema que aumenta en Alemania, Italia, en Francia… De hecho, en Italia hay un gobierno muy de derechas, bastante extremista. Y en Alemania he oído cómo la gente expresaba temor de que pudiera aumentar el apoyo a la extrema derecha. Vivimos un tiempo muy preocupante y, como dices tú, la labor debe continuar.

"En Alemania he oído temor de que pudiera aumentar el apoyo a la extrema derecha. Vivimos un tiempo muy preocupante"

P. Ante todo esto… ¿Qué puede hacer un escritor?

R. No mucho, la verdad. Lo que uno puede hacer es argumentar a favor de la paz, la tolerancia, la cultura y la libertad de expresión. A fin de cuentas, eso es lo único que puede hacer uno. Escribir rara vez cambia el mundo, pero lo que sí se puede hacer es argumentar y dar argumentos sólidos. Decir, vamos a hablar del tema de esta forma, establecer un marco de argumentación. Y eso puede ayudar a llevar la conversación por un camino u otro.

P. Me quiero ir un poco más lejos, concretamente a La India, donde usted nació. Allí hay un Gobierno ultranacionalista y religioso de Modi con el que usted no está nada de acuerdo. Y pese a sus pocas dosis de democracia, el mundo sigue haciendo negocio con él. Es más, muy probablemente vuelva a ser elegido. ¿Qué se puede hacer con un Gobierno así? ¿Nos podemos permitir hacer negocios allí?

R. Bueno, boicotear a La India es una propuesta muy dura [risas]. Es muy difícil que yo diga algo así. La India es un lugar maravilloso, es un país que yo amo profundamente, pero tiene un Gobierno que no me gusta. Eso no significa que yo vaya a pedirle a la gente que boicotee. Si la gente quiere hacer negocios con La India es asunto de ellos y no mío. A mí lo que me preocupa es la dirección que está tomando el Gobierno de La India porque es más sectario. Pero es muy popular, le vota mucha gente.

"No estoy de acuerdo con que vaya la policía armada a disipar las protestas estudiantiles, pero no me gusta que nadie proteste contra Hamás"

P. Ya… es que, una vez más, es el triunfo del populismo. Va a volver a ganar.

R. Me temo que sí. En La India el partido de la oposición no es tan sólido como lo era antes.

P. Otra zona en llamas: Israel y Palestina. Es un lugar complicado desde hace décadas y ahora hay una situación terrible. ¿Qué reflexión, análisis hace usted? También con la reacción en EEUU.

R. Es un tema gigantesco, pero el argumento que yo trato de proponer es que vivimos una era donde las narrativas son incompatibles. Lo que está ocurriendo en Oriente Medio es que hay dos narrativas, la israelí y la palestina. Son dos relatos distintos que cada uno mantiene apasionadamente y es prácticamente imposible reconciliar las dos posturas. Y el resultado es la violencia. De lo que se trata es de ver cómo uno puede reconciliar estos dos relatos. Antes la gente como yo recomendaba la solución de los dos estados. Que haya un estado palestino y otro israelí. Ahora vivimos en un momento en el que ninguna de las dos partes acepta la solución de los dos estados, ni los israelíes ni tampoco Hamás. Entonces, en esa situación, es muy difícil imaginar cómo podemos llegar a la paz.

placeholder Foto: D. G.
Foto: D. G.

P. Pero es que los escritores palestinos sí hablan de esta solución, pero, por ejemplo, en Israel se están acallando voces que defienden los dos estados. Yo recuerdo a Amos Oz, por ejemplo, que era un israelí a favor de los dos estados y contra el fanatismo, y, aunque ya falleció, es que ni se le nombra…

R. Amos Oz fue un gran amigo mío y su pérdida ahora es colosal porque su opinión era muy importante. He hablado por teléfono hace una semana con David Grossman, que es el otro gran escritor de Israel, y estaba realmente desesperado precisamente por lo que está haciendo Israel.

P. ¿Usted apoya las acampadas de los estudiantes en los campus de las universidades?

R. No estoy ni a favor ni en contra. Si los estudiantes quieren protestar, que protesten. No estoy de acuerdo con que vaya la policía armada a disipar las protestas estudiantiles, pero no me gusta que nadie proteste contra Hamás. Y en alguna de esas acampadas hay apoyo abierto a Hamás. Y Hamás es una organización terrible. Si estos jóvenes tuvieran que enfrentarse a Hamás, Hamás no les trataría bien, les haría cosas muy malas. Así que nadie tiene razón en todo esto. Todo el mundo está equivocado de diferente forma. Me encantaría que los estudiantes tuvieran una visión más amplia de lo que está ocurriendo.

P. Lo que está ocurriendo son bombardeos continuos en Gaza por parte de Israel.

R. Exacto, por supuesto, mientras que la muerte sea tan inmensa, mientras se produzcan tantísimas muertes, nadie va a poder pensar en otra cosa. Lo que hay que hacer es que dejen de bombardear, por favor.

P. Para terminar, vamos a volver a la literatura y a algo más personal. En este libro aparecen amigos, escritores que ya murieron, como Martin Amis. Pero también otros como Paul Auster, que entonces estaba vivo. Justo cuando se publicó este libro, falleció. ¿Cómo ha vivido esta pérdida y cómo se despide uno de un amigo?

R. Con muchísima tristeza. Paul era un amigo íntimo. Fui a verle dos días antes de morir. Él llevaba casi dos años luchando contra el cáncer y hubo algún momento de optimismo verdadero. Parecía que iba a conseguir vencer al cáncer. Pero volvió muy agresivamente y se lo llevó por delante. Murió un martes y yo lo había visitado un domingo. Al menos tuve la suerte de decirle adiós y despedirme de él.

El escritor Salman Rushdie (Mumbai, 1947) sufrió un atentado el 12 de agosto de 2022 que casi le cuesta la vida. Fue apuñalado varias veces mientras estaba a punto de ofrecer una conferencia —sobre la libertad de expresión— en Chautauqua, a algunos kilómetros de Nueva York. Sobrevivió, se recuperó… pero después casi todo volvió al pasado, a los tiempos de la fatwa, cuando tenía que vivir con escolta y protección continua.

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