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Jodorowsky, a los 95 años: "La guerra en Israel existe porque dos no se ponen de acuerdo"
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Jodorowsky, a los 95 años: "La guerra en Israel existe porque dos no se ponen de acuerdo"

El psicomago y artista presenta 'La voz del maestro', un compendio de sus aforismos e ideas en una rueda de prensa donde ha sido, de nuevo, Jodorowsky

Foto: El artista y psicomago Alejandro Jodorowsky en el festival de Locarno de 2016 (EFE/EPA/Alexandra Wey)
El artista y psicomago Alejandro Jodorowsky en el festival de Locarno de 2016 (EFE/EPA/Alexandra Wey)
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"Tengo 95 años y medio", recalca Alejandro Jodorowsky (Chile, 1929) cuando se le recuerda su edad y su deseo, casi constatación, de que llegará a los 120. Es solo la primera de las precisiones que el psicomago, artista, cineasta, pero sobre todo poeta -otra precisión- hace en la rueda de prensa celebrada esta mañana para presentar su último libro, La voz del maestro, en la sede de la editorial Siruela, la que ha sido su casa desde hace décadas para sus libros en español. Es un libro de aforismos, o de sentencias, o un compendio de su sabiduría, como señala su editora Ofelia Grande. Pildoritas como “sin la belleza del amor como meta, una civilización se derrumba” o “¡Es posible realizar tus sueños! Si te propones lo imposible, logras lo posible”. Es decir, las frases e ideas resumidas en el ‘si crees mucho en algo, lo conseguirás’, que lleva pronunciando su ya larga vida.

Y con ello, Jodorowsky sigue llenando teatros. Lo ha demostrado estos días en Madrid donde 2000 personas acudieron el pasado lunes y martes al Teatro Príncipe Pío para el estreno del documental Psicomagia y la charla posterior con el creador que, una vez más, volvió a jugar con las cartas del tarot (a lo cual también se dedica desde hace décadas). Y solo hacía unos días que había regresado de Los Ángeles, donde también disfrutó del éxito junto a su mujer Pascale, con la que lleva los últimos veinte años. A sus casi cien años, la fórmula Jodorowsky sigue funcionando.

placeholder Jodorowsky junto a su mujer en la presentación de su nuevo libro (Europa Press/Gabriel Luengas)
Jodorowsky junto a su mujer en la presentación de su nuevo libro (Europa Press/Gabriel Luengas)

En este nuevo libro aúna dos partes, en la primera de ella, dice, “trato de encontrar qué es la verdad, mi verdad interior, pero también me encuentro con la verdad de mi abuelo”, que sería la segunda parte. A partir de aquí es cuando comienza a fluir la verborrea del chileno -aunque con décadas viviendo en Francia- al señalar su famoso pensamiento de que en cada uno de nosotros se encuentra también el pasado de nuestros padres, pero que ni en el pasado ni en el futuro se encuentra la verdad, ya que esta solo tiene que ver con el presente. En realidad, tampoco hay que pensar mucho, porque para Jodorowsky la verdad “es imposible conocerla. Yo puedo tener una idea de verdad, pero la verdad no la tengo”, manifiesta.

Es más, tampoco es verdad nada de lo que nos circunda. ¿El universo? ¿Los países? “Los países no son verdad, son solo una ilusión. La única verdad es que somos terrestres tratando de encontrar la verdad del universo. La verdad que conocemos son las creencias que tenemos, que pueden ser positivas o negativas”. Y todo eso para remachar que “tenemos un inconsciente que nos une a todos. Tenemos un inconsciente colectivo. Todos somos un individuo y todos somos parientes y estamos buscándonos constantemente. Y esa búsqueda nos lleva a soluciones formidables o terribles como las políticas, las bombas o las religiones. Ahí el mundo está hecho una ruina”.

"La verdad que conocemos son las creencias que tenemos, que pueden ser positivas o negativas"

No son ideas desconocidas para quien conozca al autor de sus cómics, su cine surrealista de los setenta, su participación en el movimiento Pánico junto a Fernando Arrabal y Roland Topor o su acercamiento a la filosofía de Wittgenstein, quien prácticamente decía que era imposible aprehender nada. Eso de nada existe, todo es interpretable, etc.

Y así las fue desgranando en una rueda de prensa surrealista con preguntas directas y muchas respuestas indirectas apelando a su famosa descripción del ser humano en cuatro partes: el cerebro (lo mental), el corazón (lo emocional), el sexo (la creatividad) y el cuerpo (la verdad). Por supuesto, también habló de su negación de la ciencia. “No creo en la ciencia, la ciencia no da soluciones”, resaltó, aunque no sabemos si hará uso o no de medicación (como el resto de seres humanos). E insistió, con respecto al dinero en que, por ejemplo, “con un sueldo fijo no se vive. La verdad no está en cuánto dinero creas, sino en el sacrificio del ego”. Seguido de esto afirmó que un maestro japonés lo que le enseñó fue a no pensar y a sentir y a descubrir el animal del que uno viene. “Y ahora mismo ante vosotros yo veo que desciendo del león”, manifestó. Silencio y miradas.

Israel, la muerte y la verdad

Era obvio que iba a salir el tema de las guerras y, particularmente, el conflicto que hay ahora mismo en Palestina con masacres diarias. Jodorowsky lo atajó con su sabiduría: “Las guerras las creamos nosotros, por lo que sería facilísimo evitarlas, simplemente poniéndose de acuerdo”. Así que fácil: para parar lo que está ocurriendo hay que entenderse y ya. Insistió: “La guerra de Israel no nos cambia (nuestro espíritu), somos nosotros los que estamos cambiando la relación de Israel con los árabes”. Preguntado sobre si la muerte, al fin y al cabo, sí era un hecho real, le pareció poco menos que una pregunta inútil: “Nadie sabe qué es la muerte”, contestó.

placeholder Jodorowsky con su mujer y la editora Ofelia Grande. (Europa Press/Gabriel Luengas)
Jodorowsky con su mujer y la editora Ofelia Grande. (Europa Press/Gabriel Luengas)

Otro aspecto de actualidad es el reciente estreno de la película Dune 2, de Denis Villeneuve, ya que el artista intentó hacer un Dune hace décadas con Salvador Dalí como el emperador. Aquello no salió y no sabemos si tenemos que arrepentirnos o no. Jodorowsky, no obstante, siempre ha rehuido del cine de Hollywood y del cine actual. “No es cine, es puro entretenimiento. Hollywood es veneno, no da nada. Lo que vale es lo que da. El arte está para ayudar al desarrollo de la raza humana”, manifestó. No quiso acordarse de la versión que hizo David Lynch en los ochenta ni la de ahora de Villeneuve, que asegura no haber visto. “Yo no quiero estar en lucha con nadie, quiero que me dejen en paz”.

Y seguir viviendo el absoluto presente, lo único que para él merece la pena. Intercomunicándonos los unos con los otros como si fuéramos un solo individuo. Viviendo en un mundo de ilusiones sin poder acceder a la verdad. Conociéndose a sí mismo cada mañana -como hoy- mientras desayuna en un buen hotel junto a su mujer. La fórmula Jodorowsky. Con más de noventa años todavía funciona.

"Tengo 95 años y medio", recalca Alejandro Jodorowsky (Chile, 1929) cuando se le recuerda su edad y su deseo, casi constatación, de que llegará a los 120. Es solo la primera de las precisiones que el psicomago, artista, cineasta, pero sobre todo poeta -otra precisión- hace en la rueda de prensa celebrada esta mañana para presentar su último libro, La voz del maestro, en la sede de la editorial Siruela, la que ha sido su casa desde hace décadas para sus libros en español. Es un libro de aforismos, o de sentencias, o un compendio de su sabiduría, como señala su editora Ofelia Grande. Pildoritas como “sin la belleza del amor como meta, una civilización se derrumba” o “¡Es posible realizar tus sueños! Si te propones lo imposible, logras lo posible”. Es decir, las frases e ideas resumidas en el ‘si crees mucho en algo, lo conseguirás’, que lleva pronunciando su ya larga vida.

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