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Desentrañan el misterio de Seahenge, un monumento prehistórico de hace 4.000 años
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NUEVO ESTUDIO

Desentrañan el misterio de Seahenge, un monumento prehistórico de hace 4.000 años

La estructura, creada durante la Edad de Bronce en Inglaterra coincidiendo con un periodo de intenso frío, podría haber acogido rituales destinados a tratar de prolongar el verano

Foto: El primer círculo de Seahenge, conocido como Holme I,  con una raíz invertida en el centro (GeoJournal/Mark Brennand)
El primer círculo de Seahenge, conocido como Holme I, con una raíz invertida en el centro (GeoJournal/Mark Brennand)

Hace más de 4.000 años, durante la Edad de Bronce, unos seres humanos construyeron en una marisma salina próxima a la localidad inglesa de Old Hunstanton un peculiar monumento prehistórico: un círculo formado por 55 postes de madera de roble en cuyo centro colocaron la gran raíz de un árbol en posición invertida. Esa construcción, denominada Seahenge por su semejanza con el famoso Stonehenge, ha suscitado enorme interés entre los estudiosos desde su descubrimiento en 1998, cuando un desplazamiento de arena dejó la estructura al descubierto. Además, a unos 100 metros del lugar, se halló un segundo círculo. Una capa de turba cubrió poco a poco las maderas, protegiéndolas de ese modo de la descomposición y permitiendo que llegaran a nuestros días.

En un principio se pensó que se trataba en los dos casos de monumentos funerarios, de lugares en los que se llevaban a cabo rituales de enterramiento en los que los cadáveres eran dejados al aire libre para ser limpiados por aves carroñeras. Sin embargo, una reciente investigación liderada por el arqueólogo David Alexander Nance, de la Universidad de Aberdeen, propone una nueva teoría en un artículo científico que ha sido publicado en la revista GeoJournal.

La teoría del arqueólogo David Nance es que las estructuras fueran creadas para acoger rituales en los que se invocaba el regreso de temperaturas más cálidas

Se sabe que Seahenge se erigió con maderas que datan de la primavera del 2049 a.C., coincidiendo con un periodo de notable enfriamiento climático. La teoría de Nance es que las estructuras fueran creadas para acoger rituales en los que se invocaba el regreso de temperaturas más cálidas. "Sabemos que la época en que se construyeron, hace 4.000 años, fue un periodo prolongado de descenso de las temperaturas atmosféricas y de inviernos rigurosos y primaveras tardías que sometieron a estas primeras sociedades costeras a una gran tensión", afirma el arqueólogo en un comunicado emitido por la Universidad de Aberdeen.

El investigador señala en apoyo de su teoría que la madera utilizada en Seahenge fue talada en primavera y alineada con la salida del sol en el solsticio de verano. La creencia popular en aquella época, siempre según David Nance, es que durante el solsticio de verano marcaba el pájaro cuco, símbolo de la fertilidad, dejaba de cantar y regresaba al más allá, llevándose el verano consigo. Según este estudioso, Seahenge se habría diseñado para retener al cuco y prolongar de ese modo el verano.
El ritual se podría haber llevado a cabo apresando a uno de esos pájaros en un arbusto espino próximo al primer círculo, mientras que el segundo es posible que hubiera sido un túmulo funerario en el que se llevasen a cabo sacrificios humanos para apaciguar a laos dioses y asegurar la fertilidad y bienestar de la comunidad. Nance considera que esos sacrificios se podían haber llevado a cabo cada ocho años, coincidiendo con el ciclo de ocho años de Venus.

Aunque las dos estructuras tenían propósitos y rituales distintos, Nance concluye que compartían el objetivo común de tratar de acabar con el frío intenso y tratar de prolongar el verano.

Hace más de 4.000 años, durante la Edad de Bronce, unos seres humanos construyeron en una marisma salina próxima a la localidad inglesa de Old Hunstanton un peculiar monumento prehistórico: un círculo formado por 55 postes de madera de roble en cuyo centro colocaron la gran raíz de un árbol en posición invertida. Esa construcción, denominada Seahenge por su semejanza con el famoso Stonehenge, ha suscitado enorme interés entre los estudiosos desde su descubrimiento en 1998, cuando un desplazamiento de arena dejó la estructura al descubierto. Además, a unos 100 metros del lugar, se halló un segundo círculo. Una capa de turba cubrió poco a poco las maderas, protegiéndolas de ese modo de la descomposición y permitiendo que llegaran a nuestros días.

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