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Richard Ford, el gran autor americano: "En EEUU a nadie le interesa nada y eso es Trump"
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Richard Ford, el gran autor americano: "En EEUU a nadie le interesa nada y eso es Trump"

El escritor publica su última novela, 'Sé mía', el final de Frank Bascome y toda una reflexión sobre la felicidad, sobre la conversación, sobre el amor entre padres e hijos en un país noqueado por el trumpismo

Foto: El escritor norteamericano Richard Ford (María Teresa Slanzi)
El escritor norteamericano Richard Ford (María Teresa Slanzi)

El gran escritor estadounidense Richard Ford está en España para presentar su última novela, Sé mía. También es la última de su querido personaje Frank Bascome, aquel que presentó con la famosa El periodista deportivo (1986). Y es toda una reflexión sobre la felicidad, sobre la conversación, sobre el amor entre padres e hijos en un país noqueado por el trumpismo. Como siempre, es una gran novela… política.

Desde este viernes y hasta el domingo estará firmando en la Feria del Libro de Madrid y el lunes acudirá al CCCB de Barcelona para ofrecer una charla sobre este libro. A buen seguro hablará sobre la situación de su país, que le preocupa bastante, y sobre una sociedad que considera totalmente perdida, sin ningún tipo de interés por nada. Un caldo buenísimo para la aparición de tipos como Trump, según su diagnóstico.

Alto, guapo, educado, así ha aparecido a sus ochenta años una vez más en esta entrevista con El Confidencial celebrada en un hotel de Madrid.

placeholder 'Sé mía', de Richard Ford
'Sé mía', de Richard Ford

PREGUNTA: En 2014 publicó el anterior libro sobre Frank Bascome. Ha pasado de todo en estos diez años. Para empezar, Trump entonces ni aparecía en sus novelas porque solo era un magnate excéntrico. Y en esta, por supuesto, ya tiene su importancia. ¿Cómo le afecta a la hora de escribir?

RESPUESTA: Me afecta como ser humano. Ahora me preocupa mi país. Te voy a dar un ejemplo. Cuando escribí Acción de gracias, lo hice después del 11S. Sentí que no era capaz de escribir algo después 11 de Septiembre, pero quería hacer algo sobre política y pensé, lo voy a situar justo antes del 11S porque pensé que todo lo que nos enseñó el 11S es algo que deberíamos haber sabido en EEUU. Todas las novelas de Frank Bascome son políticas, pero de una manera muy personal, ya que yo creo que todo lo que sucede en la vida de alguien tiene una dimensión política.

P: Se lo preguntaba precisamente por eso. Otra cosa que tampoco se vio venir.

R: Exacto, y ahora lo ocupa todo. Pero, de una manera bastante interesante que no creo que Trump comprenda, la vida sigue en EEUU. Las instituciones funcionan, la moneda vale lo mismo, seguimos hablando inglés, se celebran elecciones… Trump es una criatura absolutamente institucional. Se cree un revolucionario y un excéntrico, pero no lo es. Él lo que quiere es ser presidente, ya está. Y a la vez hay una corriente de vida ininterrumpida… Y yo vivo en esa corriente.

P: En el primer capítulo de este libro reflexiona sobre la felicidad… ¿Trump es producto de la infelicidad del país?

R: No tengo una muy buena respuesta que darte. Trump es una creación de la cantidad de libertad que tenemos en el país. Hay mucha gente a la que Trump ha convencido de ser infeliz, pero expresar infelicidad y convertirlo en emblema de esa infelicidad es una función de la libertad. Es decir, para eso se inventó el país. Así que Trump no es un invento de sí mismo. Y tampoco en sí mismo es una amenaza, pero sí que amenaza ciertos tipos de cosas. Uno de los motivos por los que mucha gente le apoya y que parece ser una amenaza para algunos y una salvación para otros es que hay una confianza de que EEUU va a salir adelante. Es decir, las instituciones funcionarán, el Gobierno pagará sus facturas… Trump es el resultado de esa confianza. La gente a la que le gusta piensa, pase lo que pase, nosotros sobreviviremos. Veremos si eso es verdad.

"Hay mucha gente a la que Trump ha convencido de ser infeliz, pero convertirlo en emblema de esa infelicidad es una función de la libertad del país"

P: El protagonista de su novela tiene ya unos 74 años. Es un hombre que se dice feliz, que afronta las cosas como vienen. ¿Ser así te vacuna contra candidatos como Trump?

R: Es una pregunta difícil… Sí, creo que sí. Porque es escéptico, pero no cínico. El escepticismo es un buen antídoto respecto a alguien como Trump. Frank duda.

P: Y con los años que va cumpliendo me parece todavía más feliz. ¿La vejez despeja problemas?

R: ¡Esta es la primera vez que soy viejo! [risas] No es que haya felicidad… pero no tengo mala salud, sigo casado con mi mujer y la sigo amando, tengo casa… Pero si alguien tuviera ochenta años y estuviera divorciado y no pudiera andar y no tuviera dinero seguramente sería harina de otro costal.

P: Sobre todo se lo pregunto porque en la novela está este personaje de Pug que la primera vez que lo ve Frank piensa que es un hombre mayor triste… pero luego le da una respuesta que le deja descolocado… Parece más feliz de lo que el otro pensaba.

R: Bueno, pero es que Pug también tiene demencia… Alguien me dijo cuando falleció Alice Munro la semana pasada… Ella llevaba cuatro años con demencia..., que igual esto de tener demencia era algo fantástico. Todas las cosas en las que no tienes que pensar, que no tienes que recordar… Así que no lo sé… En este libro una de las versiones de la felicidad es la demencia.

P: Siempre se dice: el olvido da la felicidad. Si no olvidáramos hay cosas que nos resultarían insoportables.

R: Sí, tienes razón, es lo que nos permite respirar. Tienes que ser habilidoso a la hora de soltar, sobre todo las cosas malas. Mi mujer es la mejor persona que conozco y es muy buena en eso, en olvidar lo que le hace infeliz. Yo intento todo el rato aprender de ella.

P: Sin embargo, como país, ser olvidadizo trae problemas.

R: Yo vivo en un país que no recuerda. No recuerda la II Guerra Mundial… está este emblema de Trump de ser grande otra vez, ¡pero si nunca lo ha sido! Es un país que es capaz de mentirse a sí mismo. Pregúntales a las mujeres cuán grande era el país cuando no podían votar. Vivo en un país que se niega a recordar aunque, mira, hasta ahora ha funcionado.

"Yo vivo en un país que no recuerda. No recuerda la II Guerra Mundial… está este emblema de Trump de ser grande otra vez, ¡pero si nunca lo ha sido!"

P: Me decía al principio que le preocupa su país. ¿Qué le preocupa?

R: Lo que siempre me ha preocupado con respecto a los estadounidenses: que no les interesa nada. No les interesan los gobiernos, los vecinos, otros países, no ven las similitudes entre lo que está sucediendo en EEUU y Hungría. No prestan atención. Y eso es lo que me preocupa. Y después Trump es el chulo de todo esto, pero el tema es que no es él sino que él es el emblema de lo que siempre han sido los estadounidenses. Los EEUU se fundaron con la idea de que tenemos elecciones cada cuatro años y entre medias podemos olvidarlo todo y dedicarnos a hacer dinero, ser felices, mandar los hijos a la escuela, tener trabajo… Se pensó así el país y que así funcionaría. Pero es muy frágil. No tener interés por tu propio país es una fórmula muy frágil. Eso me preocupa porque es algo muy intrínseco del país.

P: Desde Europa la visión de los EEUU cada vez es, no diría que negativa, pero sí de perder mucho poder.

R: Claro. Está perdiendo poder en Europa, China, Rusia, sin duda. Pero no es por las instituciones, es porque la gente no presta atención y está dispuesta a mentirse. Pero lo que tenemos es que tener fe en nuestras instituciones y pensar que van a funcionar. Y hasta ahora lo están haciendo. Trump intentó cargárselas y fracasó y eso es bueno. Fue malo que lo intentara, pero bueno que no lo lograra.

P: Usted es un escritor, trabaja con la ficción, con la mentira…

R: No, no la ficción no es mentira. Una mentira es algo que tú dices para engañar y yo no intento engañar a nadie, yo intento exponerte a alguien que invento y que puede ser útil para ti. Y te redime. Una mentira no redime. La ficción redime nuestra fe en el lenguaje, la noción de tener un diálogo con una ficción que nos puede ser útil y enseñar cosas, redime porque el libro apunta al mundo y dice, el mundo es interesante, presta atención.

P: ¿Y por qué triunfa tanto la mentira en nuestros días? Tanta gente que no presta atención, que se cree cualquier cosa todo el tiempo…

R: Mira, la verdad es que no entiendo este mundo. No entiendo por qué hay tantos estadounidenses que quieren estar al margen de la realidad. No lo entiendo, pero lo hacen. Y cuando digo realidad digo verdades sencillas como Trump diciendo que en su toma de posesión había más gente que en las otras tomas de posesión cuando era totalmente falso. Hay gente que quería pensar que EEUU era más grande hace 50 años que ahora… es falso pero les gusta ese discurso. Tal vez por nostalgia… Yo creo que es simplemente una falta de interés por las cosas.

P: ¿Y contra esto un escritor puede hacer algo? Al final el papel hoy del intelectual…

R: No hay un papel prescrito. Puedes no tener ninguno. Puedes escribir novelas que no tengan ninguna dimensión política, puedes escribir novelas que simplemente sean divertidas y punto, o que sean tristes y ya está. Es decir, no hay una descripción fija para el empleo de novelista. Yo he tomado mis decisiones pensando que las novelas son una buena cosa… lo que yo hago en mis libros es que pido al lector que preste atención, que disfrute con el lenguaje, que mires al mundo como un lugar que tiene interés y no carente de interés. Pero yo es que soy así, otra gente se lo planteará de otra manera. No sé si la mayoría de mis colegas piensan que sus libros son políticos. Los míos sí lo son. Mira, yo fui profesor en Columbia durante años y siempre intentaba que mis alumnos pensaran que la literatura es de las cosas más importantes y que ellos como jóvenes escritores podían escribir cosas inteligentes. ¡Y muchos no querían hacerlo! Y yo les decía, escribe algo, enséñame algo… Y me decían, es que igual no sé suficiente… Y yo les decía, sí, sí sabes, piensa, utiliza tu cerebro.

"EEUU está perdiendo poder, pero no es por las instituciones, es porque la gente no presta atención y está dispuesta a mentirse"

P: EEUU creó la televisión, tiene las empresas tecnológicas más fuertes del mundo… Igual todo eso algo ha tenido que ver con este adormecimiento cerebral.

R: Sí y no. Yo puedo buscar cosas en internet que no sabría nunca, pero internet también nos empuja a una determinada forma de internet como es la limitación de caracteres de Twitter… Y eso es destructivo para el pensamiento, el lenguaje, lo que le decimos a otros, nuestra responsabilidad… Pero lo bueno es que no necesitas tener Twitter o como se llame ahora. Tampoco Facebook… Yo no tengo nada de esto ni Instagram ni Facetime ni whatsapp… Y me va bien.

P: Ahora que cita la conversación… EEUU es una sociedad fuertemente polarizada y no parece ir a mejor.

R: Está sucediendo, sí. La gente ahora mismo no se habla con la gente con la que discrepa. Y no sé por qué. Parece que a la gente le incomoda esto de que la gente discrepe con otra. A mí me encanta decirle cosas a la gente que la gente no quiere oír. Me criaron así, mi madre es así. Pero creo que se ha malentendido esto de ser una sociedad educada y se ha convertido en una sociedad polarizada. Hay una confusión en esos términos. Y esto está degradando la empatía. La empatía es muy fácil si estás de acuerdo y mucho más difícil cuando discrepas, pero es mucho más importante ser empático cuando discrepas. Hay una frase de un jurista americano que decía que la verdadera naturaleza de la libertad es apoyar a la persona que discrepa contigo.

P: No parecen los mejores tiempos para eso.

R: Sí. Y, sin embargo, es cierto, y si es cierto, es posible. Es lo que decía de Trump, que es un resultado de las instituciones y cree que se lo puede cargar todo, pero solo es un hombre. Si esa cita es cierta seguiremos adelante. A lo mejor ahora esto es algo que no es muy popular, pero bueno hay muchas cosas que son populares ahora y que igual no recordamos dentro de diez años. A lo mejor no recordamos quién es Taylor Swift dentro de diez años. O sí, quién sabe.

placeholder Richard Ford (María Teresa Slanzi)
Richard Ford (María Teresa Slanzi)

P: Es increíble cómo la cultura popular explica tan bien los tiempos que vivimos… Que Taylor Swift provoque esta locura mundial, ¿qué le dice?

R: Es un ejemplo absoluto. Yo no tengo nada contra Taylor Swift, me parece una chica maja, aunque tampoco te podría decir una canción suya. Pero de alguna manera ha tocado alguna tecla, piensa lo correcto para con otros seres humanos… Pero vaya, le deseo lo mejor, aunque creo que le irá muy bien tanto si se lo deseo como si no [risas]. Pero también creo que son cosas efímeras. Pasará. Esta mañana estaba hablando de John Updike, John Cheever… grandes escritores del XX, eran super importantes ¡y nadie habla ya de ellos!

P: Todo es bastante efímero, sí.

R: Sí, sí. Si tú eres escritor es algo que ya sabes. Cuando alguien me pregunta por mi legado yo me río. Lo único que digo es que espero llegar vivo a la hora de comer.

P: ¿No piensa en la posteridad?

R: Ni por asomo, ni un milisegundo. Esa es la verdad más honesta.

P: Quizá eso sí da la felicidad. Relaja, ¿no?

R: Seguro que no me hace infeliz. Las cosas que me preocupan son las que yo puedo cambiar. Las cosas que no puedo cambiar, no.

P: Pero lo cierto es que estamos en unos tiempos en los que ha triunfado un tipo tan narcisista como Trump. A la gente le gustan los narcisistas.

R: Sí, él lo es desde luego. Son muy atractivos para una parte de la población que también debe ser muy narcisista. Tampoco quiero generalizar… Sí, él es muy narcisista y también hay muchos narcisistas en el mundo. Hasta cierto punto está bien ser narcisista porque hay que saber cuidarse, pero es una cuestión de grado… hasta qué punto ignoras al resto de la gente. Pero todos queremos que nos pasen buenas cosas y no podemos depender de los demás para que nos pasen.

P: Le he preguntado mucho sobre Trump, pero también quiero detenerme en Biden. El otro día el ex director del Washington Post, Martin Baron, decía que lo que está pasando ahora en EEUU es que a muchos votantes de Trump no les gusta Trump y a muchos votantes de Biden no les gusta Biden.

R: Es verdad. Pero yo no sé por qué hay tanta gente a la que le disgusta Biden. Vale, está mayor, no anda muy bien y a veces olvida cosas, pero la verdad es que ha sido un buen presidente. Ha hecho muchas cosas buenas en el país. No entiendo… además ahora los pronósticos son muy precoces y mucha gente dirá muchas cosas hasta noviembre. Y creo que muchos le acabarán votando ya que se puede hacer una lista de cosas muy buenas que ha hecho Biden y pocas que ha hecho.

P: ¿Se ha reconciliado con los Demócratas? Me consta que en 2008 los criticó bastante…

R: ¡Y lo sigo haciendo! Odio votar por ellos, pero voy a votarles porque no voy a votar a los otros. Son el menor de los males. Los Demócratas no son un partido, no van unidos; los Republicanos sí son un partido que siempre va a la una.

P: Siempre sorprende desde Europa pensar que en EEUU hay dos partidos y ya está. Que no hay más partidos, sobre todo a la izquierda de los Demócratas.

R: No sé si me sorprende, pero me gustaría que no fuera así. Por otro lado, un sistema bipartidista encaja con la mentalidad americana. No tenemos una teoría de Gobierno que avance en pro de coaliciones. En Francia las hay, aquí… En EEUU tenemos un sistema parlamentario, bicameral y las cosas son o esto o aquello.

P: Discúlpeme, pero es un sistema infantil.

R: Comparto totalmente esa opinión. Más que infantil creo que es un sistema egoísta. Si los niños son egoístas, es ese tipo de egoísmo. Es una falta de voluntad de ceder poder a alguien más y eso es egoísta. Tampoco proyecta una mirada panorámica, no es empático. El fallo es que es un sistema mezquino y egoísta.

P: ¿Qué opina de la posición de Biden con respecto al conflicto de Israel y Palestina?

R: Lo está perjudicando. Yo no sé por qué Biden no ejerce su poder, su presión en el Gobierno israelí para un alto al fuego. No lo sé. No sé por qué Biden sigue vendiendo armas y municiones al Gobierno israelí. Creo que no debería hacerlo. Si no fuera porque tenemos a Trump al otro lado no votaría a Biden por esto. No ha hecho lo suficiente para alcanzar un alto al fuego y no sé por qué. Puedo especular, pero eso no es muy responsable… Igual hay una idea histórica de que hay un elemento muy judío en el Partido Demócrata, no lo sé porque tampoco es un partido monolítico, y los judíos no conforman un monolito en EEUU. Los Demócratas podrían haber hecho algo pero es un fracaso, un error grave, ya que juega con las divisiones ya existentes entre los demócratas y creo que lo dividirá aún más. No sé qué piensa Biden de Palestina, no sé qué siente al respecto, o sobre la necesidad de preservar un estado palestino que me parece absolutamente necesario, al igual que el israelí.

"No sé por qué Biden no ejerce su poder en el Gobierno israelí para un alto al fuego. No sé por qué sigue vendiendo armas y municiones al Gobierno israelí"

P: ¿Los ciudadanos ven en la televisión las imágenes de lo que está pasando en Palestina?

R: En general, no. Yo sí las veo. Pero como consumidores de noticias, los estadounidenses solo miran las noticias que quieren ver. No hay ninguna lógica… En la derecha americana hay una línea antisemita muy fuerte, pero también pro israelí… No es una cuestión solo de diferenciar la fe judía del Estado israelí. En la derecha hay gente que odia a los judíos y hay cristianos muy pro israelíes. Es todo absurdo… Y en el Partido Demócrata también hay voces que defienden a Palestina. Hay gente a favor del alto al fuego inmediato que no son antisemitas.

P: ¿Usted apoya a los estudiantes acampados en las universidades americanas a favor de Palestina?

R: En principio, sí. Pero dicho esto no apoyo las protestas en las que los judíos se sienten en peligro ni las manifestaciones que hacen que la policía entre en un campus o que el rector diga que es una cuestión de contexto cuando la gente amenaza a otras personas por un tema de religión. No, eso está mal. Pero no se trata de apoyo esto o lo otro… precisamente de ahí surge la falta de interés. La gente debería tomarse un tiempo para interesarse por el tema. En general yo no tengo mucha fe en las protestas estudiantiles porque son chavales y no saben nada. Creen en cosas con mucha fuerza, pero no tienen ni idea. Les conozco. Fui profesor en la universidad hasta el año pasado. Sé lo que saben y lo que no. Y les decía, mirad, no pretendáis ser pequeños Einsteins porque no lo sois.

P: Terminemos con su libro, que al fin y al cabo es una conversación entre un padre y un hijo. ¿Lo ha hecho para recuperar esos diálogos que parecen tan perdidos en nuestra era?

R: Sí, quería eso. Y quería hacerlo en la que se mostrara a un padre que tiene un hijo al que ama pero que no le cae bien. QueríA una novela en la que un hijo se puede estar muriendo sin que sea todo sentimental. Es el tipo de conversaciones que quiero tener e inspirar.

P: ¿Este es el final de Frank Bascome?

R. Sí.

P: ¿No está triste?

R: No, no. Estoy feliz. Un trabajo bien hecho.

El gran escritor estadounidense Richard Ford está en España para presentar su última novela, Sé mía. También es la última de su querido personaje Frank Bascome, aquel que presentó con la famosa El periodista deportivo (1986). Y es toda una reflexión sobre la felicidad, sobre la conversación, sobre el amor entre padres e hijos en un país noqueado por el trumpismo. Como siempre, es una gran novela… política.

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