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La nueva ley del cine abre la guerra entre las salas y las plataformas
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La nueva ley del cine abre la guerra entre las salas y las plataformas

Aunque la opinión mayoritaria es que la antigua ley de 2007 estaba desactualizada y se necesitaba una nueva, el anteproyecto presentado ha recibido algunas críticas

Foto: Un momento del rodaje de 'La sociedad de la nieve', de Juan Antonio Bayona. (Netflix)
Un momento del rodaje de 'La sociedad de la nieve', de Juan Antonio Bayona. (Netflix)

Cuando en diciembre de 2023 se estrenó La sociedad de la nieve en cines y, tan solo tres semanas después, lo hizo en streaming en Netflix, mucha gente se sorprendió por el poco tiempo transcurrido entre ambos hechos. Sin embargo, es una práctica cada vez más común, que muestra los cambios que se están produciendo en la industria, en la que las plataformas cada vez tienen mayor relevancia y, sin embargo, no están obligadas como las salas de cine a dar datos de audiencias. Algunas —como Netflix, justamente, que en ese mismo mes reveló por primera vez en su historia los datos de todo su catálogo— se dirigen cada vez más hacia la transparencia, pero siguen sin jugar en igualdad de condiciones.

"Actualmente, no contamos con datos sobre números de espectadores al margen de las salas comerciales, lo que es preocupante y complejo", indica Silvia Lobo, de la distribuidora Stendhal Films, a este medio. "No se contabilizan o computan por igual y está claro que hay películas que sufren más este problema de que no se cuantifiquen los espectadores más allá de salas, los que van a muestras de cine, filmotecas, festivales… ahí falta trabajo en el que seguro que poco a poco iremos avanzando".

En ese intento de mejora pretende encaminarse el proyecto de Ley de Cine y de la Cultura Audiovisual, que el pasado martes el Consejo de Ministros acordó remitir para su tramitación parlamentaria. Si bien el texto fue presentado en 2022 por Miquel Iceta, decayó al disolverse las cámaras por la convocatoria de las elecciones generales. Ahora lo recupera con cierta urgencia el actual ministro de cultura, Ernest Urtasun, según señaló en rueda de prensa, con "la idea de fortalecer la cadena de valor de la producción cinematográfica". Sin embargo, la ley no viene exenta de polémica debido a algunas de sus propuestas, donde justamente las plataformas han adquirido mayor importancia.

Si bien la industria consideraba unánimemente que la ley de 2007 estaba obsoleta porque el mercado ha cambiado exponencialmente en los últimos años, no todo el mundo parece convencido con la importancia que se dará a partir de ahora a las plataformas y a otros productos audiovisuales como las series o los documentales, que también podrán optar a ayudas. El proyecto recoge además que las plataformas deberán dar datos de visionado de obras audiovisuales —como hacen las salas de cine—, así como recalca las ayudas a la distribución independiente o que un 35% de dotación de ayudas a la producción se dará a las mujeres cineastas con la idea de fomentar la igualdad.

"Todavía nos falta muchísimo presupuesto, más aún si van a competir también las series de televisión"

También se ha criticado la idea de que el porcentaje que los exhibidores han de reservar al cine nacional y europeo descenderá del 25 al 20%. Los cines tampoco parecen contentos del todo, pues son los principales perjudicados con el hecho de que haya tan poco tiempo entre estrenos en cines y plataformas. "La vida de cada película la debe marcar el propietario de los derechos", opina Lobo. "Si tu película está tres semanas en cartelera y luego se va a la calle, ¿por qué debería respetar 112 días de ventana —es decir, de espera entre uno y otro estreno— antes de aparecer en plataformas si esto no está recogido ni reglado en ningún sitio? Creo que depende de cada título, desde luego que si tienes un buen rendimiento en salas no vas a abrir licencia en streaming rápidamente. Yo con las ventanas creo que debería primar la libertad de empresa y proteger a los clientes, aquí se trata de que la película tenga el mejor rendimiento". Lobo considera, además, que los fondos destinados siguen siendo insuficientes: "En la convocatoria de 2024 tuvimos cuatro millones y medio para toda la distribución, comparativamente con toda la producción nacional hay una falta de equilibrio, poco a poco se va mejorando y hay flexibilidad, pero todavía falta trabajo".

Es la misma opinión que tiene Álex Lafuente, al frente de Bteam (productora y distribuidora de cine independiente). Por un lado, cree que la ambigüedad acerca de las ayudas a "la producción independiente" podría ir en detrimento de muchas personas del sector, aunque piensa que el mayor problema es la falta de financiación. "Es una ley que llevamos muchos años negociando y tramitando y probablemente hay cosas que deberían revisarse. Lo más preocupante para mí es eso de ayudas al productor independiente que al final es un concepto un poco polémico para los que trabajamos en esa área, porque se abren posibilidades a que puedan acceder a las ayudas otras productoras que, hasta ahora, no se consideraban independientes. Es un tema muy delicado. Parece que en el borrador se ajusta más el significado, pero habrá que ver cómo se traslada a la realidad. Por otro lado, por mucho que el gobierno hable de que estamos en la mejor situación posible, todavía nos falta muchísimo presupuesto, más aún si esto se va a abrir a series de televisión".

"Los cines siguen apostando por la industria americana, que es la que no respeta los tiempos de estreno entre los cines y las plataformas"

"No estamos en buenos números en cuanto a la financiación disponible, si no mejoramos las partidas parece difícil que se pueda financiar la producción independiente. Hay destinados actualmente 15 millones en ayudas selectivas (y pueden presentarse 200 o 250 proyectos por año, de los que solo salen unos 16 o 17, es decir, se trata de un mercado muy competitivo) y 50 millones para las generales. En definitiva, eso del productor independiente es una definición muy amplia y a la hora de aterrizar la ley habrá que ver qué sucede y cómo se articulan las coproducciones con las productoras más grandes", señala.

(Las ayudas generales son aquellas ayudas a las empresas productoras para la financiación del coste de la producción de proyectos de largometraje mediante la aplicación de criterios objetivos. Las selectivas son las ayudas a productoras independientes para aquellos proyectos que posean un especial valor cinematográfico, cultural o social, sean de carácter documental o experimental o incorporen nuevos realizadores).

Lafuente también tiene una opinión clara sobre la polémica entre las salas de cine y el estreno en plataformas: "Me parece muy contradictoria la opinión de los cines, la verdad", indica. "La industria norteamericana, por la que siguen apostando los cines, es controlada por estudios y empresas con una fuerza que nosotros no tenemos, y es la que está acortando las ventanas. Ellos son los que tienen un efecto muy negativo en la asistencia a las salas y los que están acostumbrando a los espectadores a que las películas más visibles en nada se encuentren en las plataformas. Nosotros —los independientes— no tenemos fuerza para imponer ajustes de ventana ni lo hacemos, respetamos los tiempos".

placeholder Una fotografía del rodaje de 'La sociedad de la nieve'. (Netflix)
Una fotografía del rodaje de 'La sociedad de la nieve'. (Netflix)

Hay opiniones más relajadas al respecto, aunque no especialmente optimistas. Fernando Bovaira está detrás de la producción audiovisual de Amenábar y su nombre va ligado a éxitos de nuestro cine como Los otros, Mar adentro y Mientras dure la guerra. Acaba de llegar a Madrid y su voz suena un poco cansada al otro lado del teléfono. Insiste en que, todavía, no hay nada muy claro. "Sí que era necesaria una nueva ley, la anterior estaba un poco desfasada, pero este es un anteproyecto exactamente igual que el de Iceta hace dos años, lo que significa que va a tener todavía una tramitación y veremos si se puede aprobar. De todas formas, sí que es necesario ordenar la legislación sobre cine, incluidas las ayudas".

"Ya se están dando ayudas a la exhibición y distribución independiente, no hay nada nuevo"

Bovaira insiste en que la parte que se destine al cine, la destinada a otras obras audiovisuales o la protección final del productor independiente, todo ello solo se verá al final del proceso. "Ya se están dando ayudas a la exhibición y distribución independiente, no es nada nuevo. En este anteproyecto (igual que el anterior) quizá la innovación es esa voluntad de crear el Consejo Estatal de la Cinematografía, pero en general no hay grandes cambios y todo dependerá de cómo se concrete, tramite y cómo lleguen los grupos políticos a un consenso".

"Todo tiene que ir acompañado de una revisión de las ayudas a la cinematografía que con el modelo actual se crean muchas disfunciones. Obligan a los productores a empezar la casa por el tejado, hay que presentar el proyecto para las ayudas antes de que esté hecho y ahora mismo no se potencia el cine más ambicioso, se debe potenciar que la gente salga de casa y vaya a las salas" señala Bovaira, que, en línea con los cines, recalca que debería regularse de alguna manera la ventana entre el momento en que se estrenan las películas en salas y el momento en que lo hacen en plataforma: "El espectador ya no sabe si —la película— va a estar cuatro meses o unos días después en plataformas, a veces incluso se hacen estrenos simultáneos. El legislador debe marcar las pautas para que la regulación, producción, distribución… todas lleguen a un consenso de hacia dónde debemos seguir".

Aunque aún no se conoce la fecha exacta, el texto se tramitará por la vía de urgencia, con la idea que pueda aprobarse antes de que finalice 2024.

Cuando en diciembre de 2023 se estrenó La sociedad de la nieve en cines y, tan solo tres semanas después, lo hizo en streaming en Netflix, mucha gente se sorprendió por el poco tiempo transcurrido entre ambos hechos. Sin embargo, es una práctica cada vez más común, que muestra los cambios que se están produciendo en la industria, en la que las plataformas cada vez tienen mayor relevancia y, sin embargo, no están obligadas como las salas de cine a dar datos de audiencias. Algunas —como Netflix, justamente, que en ese mismo mes reveló por primera vez en su historia los datos de todo su catálogo— se dirigen cada vez más hacia la transparencia, pero siguen sin jugar en igualdad de condiciones.

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