Es noticia
Los movimientos en las derechas: lo que viene tras la foto de Javier Milei y Díaz Ayuso
  1. Cultura
análisis

Los movimientos en las derechas: lo que viene tras la foto de Javier Milei y Díaz Ayuso

Los 'ingenieros del caos', como los denomina Giuliano da Empoli, están dejando paso a los arquitectos del futuro. Las derechas están cambiando el marco mucho más rápidamente de lo que parece

Foto: Milei y Scholz se saludan. (EFE/Hannibal Hanschke)
Milei y Scholz se saludan. (EFE/Hannibal Hanschke)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Giuliano da Empoli es el autor de una excelente novela, El mago del Kremlin (Ed. Seix Barral), que le ha granjeado notable éxito. Sin embargo, la obra suya que ahora concita mayor atención es una anterior, publicada en 2019, Los ingenieros del caos (Ed. Oberon), que se ha puesto de moda en Francia. Diversos políticos lo citan como un manual de referencia y la acogida entre los lectores es notable (lleva vendidos unos 60.000 ejemplares en la edición de bolsillo).

Esta nueva actualidad del ensayo de Giuliano da Empoli tiene mucho que ver con el momento francés, ya que la probabilidad de que el partido de Le Pen gane las legislativas es bastante elevada, y el temor a una extrema derecha en el gobierno se ha acentuado en el país vecino. La historia de asesores como Steve Bannon, Dominic Cummings o Arthur Finkelstein y de su habilidad para perturbar el normal funcionamiento democrático mediante los perfilados en las redes, las campañas en WhatsApp y en los canales de Telegram, la unión entre malestar y algoritmos y la seducción de los enfadados parece especialmente oportuna en un instante como el presente.

Los ingenieros del caos es un libro escrito por un profesor en SciencesPo, que fue asesor de Renzi y concejal en Florencia y que conoce perfectamente la mecánica electoral. Puede atraer al electorado proestablishment, en especial a los macronistas y socialistas, así como a unas izquierdas que están siempre intentando combatir al fascismo, a menudo sin demasiada suerte.

Es un libro tranquilizador, en la medida en que refuerza esa división entre malos y buenos, entre demócratas e iliberales, entre quienes tienen la ciencia de su lado y quienes recurren a las noticias falsas y los bulos para triunfar, bajo la que se está construyendo el discurso político contemporáneo. Sin embargo, la actualidad del texto es menor que en la época en que fue publicado. Las extremas derechas y las populistas están cambiando de marco. Por así decir, explica mucho más a Alvise que a las posiciones de Meloni, Le Pen, Orbán o Trump. Es un libro interesante como historia de un momento concreto, pero menos para describir la situación en la que nos encontramos.

Los puntos de conexión

Nuestro instante político es diferente del aquel en el que se produjo el Brexit y Trump fue elegido. Por distintos motivos, pero fundamentalmente por uno: está mucho más presente la conciencia de que el orden basado en reglas, organizado a través de intercambios comerciales regulados por instituciones internacionales y del flujo continuo de capitales, ha sido seriamente desafiado. El neoliberalismo está dejando paso a un momento posterior y eso está creando nuevas formas ideológicas.

Se insiste en la división entre la derecha liberal, más sistémica, y las derechas extremas, pero quizá esa diferencia ya no esté del todo operativa

En la derecha, la fuerza electoral en auge desde la década pasada, los cambios son significativos. Se suele insistir en algo cierto, que las derechas extremas y las populistas no utilizan las mismas técnicas en todos los lugares y que enfatizan unos aspectos o incorporan otros en función del país en el que operan, lo que genera un movimiento muy heterogéneo. Pero, más allá de las peculiaridades de cada una de ellas, el foco está puesto en la división entre la derecha liberal, más sistémica, y las derechas extremas, pero probablemente esa diferencia ya no esté del todo operativa. Si se examinan los movimientos generales y se buscan los puntos de conexión, las derechas existentes, las que están operando de facto en el mundo libre, son tres.

1. La excepción Milei

Una de ellas está de actualidad con la visita de Javier Milei a Madrid, la medalla que le concedió Díaz Ayuso y el premio del Juan de Mariana. Milei compagina una hostilidad verbal continua con sus rivales políticos con un programa económico casi libertario, lo que provoca en la derecha española entusiasmos y animadversiones a partes iguales. Su reunión con la presidenta de la Comunidad de Madrid avivó esa tensión entre unos y otros: una parte entendió que Díaz Ayuso había salido perjudicada (y de paso el PP) con esa foto, y la otra parte celebraba la imagen, ya que indicaba el camino de futuro que debería seguir España. Vox interpretó la visita como un paso más en la intención de los populares de acabar con ellos. En Génova lo han visto bien en la medida en que ayuda a sumar apoyos a su causa, y mal por lo que resalta la de ambición futura de Ayuso.

Las formas de Milei podrán perdurar como instrumento ideológico, pero sus políticas no lo harán, salvo en lugares muy concretos

Estos elementos nacionales, sin embargo, son los menos relevantes a la hora de entender qué función juega Milei dentro de las derechas. Las formas agresivas del presidente argentino, entroncadas con lo descrito en el libro de Empoli, podrán perdurar como instrumento político, ya que pertenecen a una dinámica presente en los últimos tiempos, pero el contenido de sus políticas no lo hará, salvo en lugares concretos. La derecha trumpista, por favorable que sea al libre mercado, está muy lejos de unas medidas que no tomarían en su país de ninguna manera; Liz Truss fue expulsada del gobierno británico por los mercados financieros el día que anunció un programa entroncado con la perspectiva de Milei; Meloni va de la mano de Draghi, que está muy alejado de eso; Orbán está tejiendo una estrategia de conectividad en términos húngaros que nada tiene que ver con el libertarismo y que tiene aspiraciones de impregnar a toda Europa (Make Europe Great Again es el lema de su presidencia del Consejo de la UE); la CDU alemana puede ser muy favorable a la austeridad, pero en la vida se le ocurriría afirmar que hay que acabar con el Estado, y no digamos Netanyahu, partidario de un nacionalismo lo más fuerte posible que necesita imperiosamente de un Estado potente.

Milei es una excepción, que es promovida para países deudores, porque benefician por completo al capital acreedor extranjero. Más que libertarismo, lo que está proponiendo en su país tiene que ver con la moral del siervo y con la entrega completa a objetivos ajenos. Los argentinos irán pasando por diversas fases de dolor y los mercados foráneos celebrarán los ajustes. Por decirlo de un modo distinto, Trump o la CDU no son nada favorables a las medidas de Milei cuando se trata de sus países; otra cosa es que las encuentren idóneas para otros Estados si, como es el caso, benefician a EEUU o a sus empresas financieras. Lo comprobamos en la UE en la época de la crisis de 2008 y en las políticas que Alemania promovió.

2. La derecha europea

Hay otra derecha emergente, la europea, ahora inmersa en la recomposición de los distintos grupos en el Europarlamento y en la asignación de futuros cargos, pero cuya orientación aparece ya bastante perfilada. La UE ya no se define por el acuerdo entre distintas fuerzas del establishment, el Partido Popular Europeo, los liberales y los socialdemócratas: las últimas elecciones han dictado que el centro ideológico resida en el PPE, que puede encontrar apoyos a izquierda o a derecha para llevar a cabo el programa que decida. Es la fuerza decisiva en la Unión y puede operar sin supeditarse a los consensos antiguos. Será el eje fundamental a la hora de construir las políticas para los próximos años.

No hay una división entre la derecha liberal y la extrema: lo que estamos presenciando es una reunión que mezcla posiciones de ambas

Las extremas derechas europeas tienen varios puntos esenciales en su programa: una Europa federal mejor que la UE, frenar la inmigración, abastecerse de la energía que sea en lugar de apostar todo por las renovables y el atlantismo, incluido el apoyo a Israel y Netanyahu. Salvo en el primer punto, en todos los demás, las derechas, extremas, populistas, las del establishment y las que no, coinciden. Ese es el momento europeo, ratificado con la propuesta de la estonia Kaja Kallas para sustituir a Borrell y con el de Mark Rutte para la OTAN. De fondo, está la demanda de austeridad liderada por la CDU alemana, y la apertura de expediente por déficit excesivo a siete países, entre ellos Francia, Italia y Hungría, forma parte de esa tendencia. En este escenario, es muy probable que esa coincidencia de intereses en asuntos como la energía, la inmigración y la OTAN construya nuevas posiciones en la UE en la que las derechas y las extremas derechas tenderán a encontrarse. No hay una división entre la derecha liberal y la extrema: lo que estamos presenciando es su reunión. La mezcla de posiciones de los viejos partidos y de los nuevos define lo que es la derecha europea hoy.

3. La derecha estadounidense

Hay una tercera derecha, que está presente en EEUU, y que es fruto de las necesidades geopolíticas del país en un momento en que los viejos modelos ya no son útiles para asentar su hegemonía. Figuras como Peter Navarro y Robert Lighthizer, con su programa fuertemente proteccionista, y Marco Rubio, de quien se rumorea que puede ser el vicepresidente que elija Trump, apuntan hacia un tipo de economía distinta. Ese aliento proteccionista busca reequilibrar el mercado no por el lado de las subidas de impuestos (Trump ya ha prometido más recortes) sino por el de los aranceles, de manera que EEUU pueda recuperar la industria en su país y generar trabajos mejor pagados. No hay ninguna renuncia a las políticas reaganianas, sino que se pretende asentarlas a través de una nueva relación con el resto de países: se quiere reformular las reglas del comercio internacional (incluidas las operativas con China y con la UE) en términos beneficiosos para EEUU. Si Trump llega a gobernar, sus políticas tendrán este componente muy marcado, como las tendrán las de Biden si es reelegido, por otra parte. Lo que nos falta por saber es el grado de intensidad. Esta mezcla de neoliberalismo y proteccionismo, tejida para asentar la hegemonía, tendrá consecuencias ideológicas. De momento, esta derecha ha prosperado fundamentalmente en EEUU: no hay un partido en Europa que haya copiado su programa.

Estas son las tres derechas, la estadounidense, la europea y la latinoamericana, que están en ascenso hoy, más allá de sus especificidades (no es lo mismo Fidesz que AfD, ni tampoco Le Pen o Vox). Pero en esta reunión por arriba, sus características comunes están definiéndose mucho más allá de que operen a través de algoritmos, de declaraciones altisonantes o agresivas o de mensajes programados en las redes.

Giuliano da Empoli es el autor de una excelente novela, El mago del Kremlin (Ed. Seix Barral), que le ha granjeado notable éxito. Sin embargo, la obra suya que ahora concita mayor atención es una anterior, publicada en 2019, Los ingenieros del caos (Ed. Oberon), que se ha puesto de moda en Francia. Diversos políticos lo citan como un manual de referencia y la acogida entre los lectores es notable (lleva vendidos unos 60.000 ejemplares en la edición de bolsillo).

Donald Trump Marine Le Pen Giorgia Meloni Javier Milei
El redactor recomienda