Es noticia
Cuando la música mana y emana de un mosaico
  1. Cultura
conciertos

Cuando la música mana y emana de un mosaico

La Accademia Bizantina cumple cuatro décadas desde su fundación como orquesta barroca de primer nivel y como el reflejo de una ciudad, Rávena, donde el arte proviene del misterio

Foto: Concierto de la Accademia Bizantina en el templo de San Apolinar in Clase (Rávena).
Concierto de la Accademia Bizantina en el templo de San Apolinar in Clase (Rávena).

Mucho más difícil que fundar una orquesta en una tertulia de sobremesa resulta celebrar sus primeros cuarenta años de existencia. Acaba de sucederle a la Accademia Bizantina, una agrupación musical especializada en el Barroco cuyo nombre y reputación son indisociables del misterio de Rávena.

El municipio italiano aloja en sus templos de ladrillo las maravillas de los mosaicos y la vitalidad de la cultura europea en los siglos V y VI. Es el apogeo del arte bizantino. Y el antecedente conceptual con que nació la Accademia. Los músicos de una orquesta son las teselas de una trama global. Cada una de ellas otorga sentido a la obra que se interpreta, igual que sucede con el Cristo humano y divino de la iglesia de San Vitale.

La dialéctica estimulante entre lo individual y lo colectivo requiere la maestría de un catalizador. Desempeña la tarea Ottavio Dantone, cuyas manos deletrean la orfebrería del clavecín y predisponen el fenómeno colectivo, la arquitectura y concepción del gran puzle sonoro.

No estaba Dantone (Ceriñola, Foggia, 1960) entre los padres fundadores de la Accademia Bizantina, pero adquirió los galones de timonel en 1996 y expandió los horizontes de la orquesta en el repertorio, los grandes festivales, los teatros señeros y los estudios de grabación.

No estaba Dantone entre los padres fundadores de la Accademia Bizantina, pero adquirió los galones de timonel en 1996

Forma parte de estos últimos la sede del Teatro Goldoni de Bagnacavallo. Se inauguró mediado el ottocento y conserva un aspecto tan decadente que podría filmarse entre sus paredes una película del neorrealismo italiano.

La atmósfera de un espacio genuino y las bombillas a media luz favorecen la grabación del Quinto concierto de Brandenburgo. Bach forma parte del ADN de la Accademia y de los próximos trabajos discográficos, aunque sorprende más todavía que Ottavio Dantone haya cruzado el umbral del Romanticismo para registrar la Tercera de Schumann y la Cuarta de Mendelssohn. Puede decirse acaso que uno y otro compositor recibieron la influencia de Bach. Y añadirse que no se explica la gloria del cantor de Leipzig sin la reivindicación que capitalizó Mendelssohn en el primer tercio del siglo XIX, dando sentido al hilo secreto de la historia de la música.

placeholder Ottavio Dantone, dirigiendo a los miembros de la Accademia Bizantina.
Ottavio Dantone, dirigiendo a los miembros de la Accademia Bizantina.

Dantone se define como el depositario de una misión, de una narrativa, cuyo itinerario se identifica en los hitos estadísticos de la Accademia Bizantina. No ya por el millar de conciertos realizados o por las cuarenta grabaciones concebidas, sino por haber puesto en órbita toda la obra de Corelli, haber exhumado las óperas sepultadas de Vivaldi y haber conseguido un fabuloso equilibrio entre el rigor filológico y el hedonismo interpretativo.

Lo demostró el concierto conmemorativo del pasado sábado en Bagnacavallo. Un viaje iniciático de Corelli a Telemann que puso en carne viva el virtuosismo de los profesores y su adhesión al rigor interpretativo. Cuestión de color, de lucidez, de plasticidad, de estupor sonoro y de profundidad. Y una versión -una visión- de Bach en clave asamblearia y horizontal que llamaba la atención por la manera en que se escuchaban los unos a los otros, como si estuvieran haciendo música de cámara.

Dantone se define como el depositario de una narrativa cuyo itinerario se identifica en los hitos estadísticos de la Accademia Bizantina

Tenían razón los pioneros de la Accademia cuando se reunieron en un café de Rávena en junio de 1984. La corriente historicista del barroco se había propagado en Holanda, Centroeuropa y Londres, pero resultaba desconcertante la distancia de los grupos italianos. Y no por falta de interlocutores en el repertorio convencional -I Musici, I Solisti Veneti-, sino porque palidecía la aportación de los conjuntos de instrumentos originales.

Se hacía urgente una perspectiva italiana del exuberante repertorio nacional. Urgía involucrarse en el establecimiento de un canon estético y de una espeleología musical, de forma que la Accademia Bizantiza tanto indagó en los orígenes del barroco -Monteverdi, Cesti- como se responsabilizó de los grandes iconos continentales (Handel, Purcell, Bach).

Tiene sentido mencionar en este contexto el fichaje decisivo del violinista Stefano Montanari y la fertilidad de su estirpe. Perteneció a la Accademia Bizantina (1995-2012) e involucró en el proyecto a los alumnos más destacados de ultramar. Un ejemplo es la violinista rusa Maria Grokhotova en la jerarquía de las cuerdas de la agrupación, aunque resultan más llamativos los ejemplos de Ana Liz Ojeda y de Heriberto Delgado.

Foto: Retrato de Johann Sebastian Bach. (Dominio público)

“Viví y estudié en Chile hasta los 18 años, luego me trasladé a Atlanta un par de años y después transcurrí una década en Alemania”, nos explicaba Ojeda en el descanso de un concierto. “La gran revelación fue conocer a Montanari en Milán. Descubrí que el violín era un instrumento totalmente distinto. Y fue él mismo quien me abrió las puertas de la Accademia Bizantina”.

El caso de Heriberto Delgado no es menos extravagante. Nació en el desierto mexicano de Sonora y se pluriempleaba como violinista de un mariachi que circulaba por las embajadas mexicanas de medio planeta. Las inquietudes musicales y su formación académica condujeron Heriberto al centro de gravedad de Milán, donde tuvo la fortuna de encontrarse con Montanari y formalizar su relación con los académicos bizantinos.

Cuarenta años celebran los unos y los otros bajo el embrujo de los templos de Rávena, como si les obligara y sugestionara la influencia estética y simbólica de los mosaicos. La parte y el todo. El matiz de cada tesela en la conciencia de la unidad, evocando la armonía y la coreografía del bautismo de Cristo en el Baptisterio neoniano donde todo empezó y nada termina.

La Accademia Bizantina en 10 grandes grabaciones

-Arcadia, obras de Corelli, Scarlatti, Gasparini, Marcello, con la participación del contratenor Andreas Schöll (DECCA).

-Bach, Conciertos para violín, con Victoria Mullova (ONYX)

-Antonio Vivaldi, Il Tamerlano (Naïve).

-Handel, Rinaldo (HDB Sonus).

-Corelli, Concerti grossi, Op.6 (HDB Sonus).

-Monteverdi, Il ritorno d’Ulisse in patria (Dynamic).

-Handel, Concerti grossi Op.6 y Op.4 (HDB Sonus)

-Vivaldi, L’Estro armonico (ARTS).

-Cesti, La Dorí (CPO).

-Schumann, Tercera sinfonía; Mendelssohn, Cuarta sinfonía (HDB Sonus).

Mucho más difícil que fundar una orquesta en una tertulia de sobremesa resulta celebrar sus primeros cuarenta años de existencia. Acaba de sucederle a la Accademia Bizantina, una agrupación musical especializada en el Barroco cuyo nombre y reputación son indisociables del misterio de Rávena.

Música clásica
El redactor recomienda